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- Mira, hice esto para ti. - Detuvo su caminar para acercar su mano hasta el rostro de la chica, enseñándole un trabajo manual que llevaba guardado en el bolsillo de su pantalón.

_________ levantó su mirada para observarlo, y luego miró la mano del chico, identificando lo que le estaba entregando. Era un pequeño girasol hecho de papel de color, incluso traía el tallo y hojas.

Llevó sus manos hasta aquel regalo y lo tomó. Sintió su corazón latir rápidamente y como sus mejillas comenzaban a colorarse de un tono rosado - Es... es muy hermoso. - Con la yema de sus dedos tocaba los detalles de aquel obsequio - Muchas gracias, voy a cuidarlo. -

El rubio mordía sus labios mientras trataba de no sonreír, no quería obviar su felicidad ante la chica. Jamás pensó que ese detalle tan pequeño iba a ser del agrado de la contraria - No seas tan boba para ponerlo en un florero con agua. -

Le dio un suave empujó al chico, liberando una ligera sonrisa - Sé que no... debe haberte costado mucho tiempo hacerlo, jamás lo echaría a perder. - Observó el girasol unos segundos más antes de guardarlo en su bolso para evitar perderlo.

Retomaron su caminata que ya llevaban un rato atrás. Rindou había decidido esperarla a la salida de la academia, pero esa vez no llevó su motocicleta ya que consideraba que mantenían poco contacto y menos tiempo juntos viajando en ello.

Llevaba un tiempo pensándolo, si quería conquistarla debía poner más de su parte, y no solo centrarse en realizar bromas. Aunque tuvo que pensarlo a profundidad, si realmente quería salir con ella o solo estaba confundido.

Observó cómo sus manos iban cerca de tocarse mientras caminaban, era una ocasión perfecta para dar el primer paso. Acercaba sus dedos con lentitud, esperando rozar los de ella.

De los nervios, cerró sus ojos con la esperanza de sentir su toque, pero lo único que llegó a sentir fue un golpe en su frente al chocar con un poste de luz.

- Rin, ¿estás bien? - ________ se apresuró hasta ubicarse frente a él y poner una de sus manos en su frente - Eso debió doler, déjame ver. - Observó una pequeña mancha roja por el golpe.

Trataba de guardar sus maldiciones para sí mismo - No, estoy bien... fue algo pequeño, ni lo sentí. - Intentó retomar el camino para olvidarlo, pero la chica insistía.

- No lo creo, déjame ir por algo, quédate aquí. - Lo acercó a uno de los bancos y lo dejó sentado.

Por su parte, ________ se apresuró a ingresar a una tienda para comprar algo frío y ponerlo en la frente del chico. Cuando estuvo en el mostrador se detuvo unos segundos, llevando una de sus manos hasta su pecho. Por un momento logró sentir como sus manos rozaban mientras caminaban, incluso llegó a pensar que él tomaría su mano, pero no fue el caso.

Pagó los helados que escogió y volvió nuevamente con el chico, quien parecía sobar su frente sin ser descubierto, "¿por qué se esforzaba tanto en fingir algo que no era?"

Hace unos días, unas chicas de la academia llegaron a su lado en horario de clases con la excusa de hablar sobre Rindou. Comentaron cosas horribles de él, como si fuese un asesino buscado por todo el país, además de traficante y que vendía los órganos de las chicas con las que se juntaba.

Obviamente no les creyó, no era el chico que ella conocía, que le gustaba hacer bromas en otro sentido, quien la esperaba en la salida para acompañarla, o quien parecía disfrutar de ver y oírla tocar el piano.

Así que decidió investigar por sí misma, obteniendo como resultado que solo era un pandillero adolescente. Para ella no era un peligro, incluso su amiga estaba rodeada de pandilleros y se encontraba de lo mejor.

Entonces, ¿por qué él no le decía?, ¿acaso no tenía la confianza suficiente en ella para contarle?

- Déjame ver. - Ejerció un poco de presión sobre la parte golpeada, ganándose un casi inaudible quejido por parte del contrario. Tomó un helado y lo dejó allí - Deja éste ahí, traje otro para que comas.

Observó la bolsa que traía la chica, identificando uno de sus tan favoritos barquillos - No puedo comer y sostener un helado, así que toma asiento conmigo y pondré mi cabeza sobre tus piernas, eso ayudará. -

Tomó asiento a su lado, acto seguido, el rubio dejó su cabeza sobre su regazo, manteniendo el helado en su frente mientras abría el que se comería - Si me manchas con helado, lavarás mi ropa. - Despejaba el cabello de la frente del chico.

- No te preocupes, si cae en tus piernas te limpiaré con mi boca. -







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- Emma, quiero preguntarte algo. - Mantenía sus dedos entrelazados entre sí, estaba algo nerviosa.

La mencionada giró su rostro con interés - Soy toda oídos, mis consejos son tuyos. -

Miró a su alrededor, esperando a que nadie estuviese lo suficientemente cerca para oírlas - Tú... ¿cómo descubriste que sentías atracción por el chico del tatuaje? -

Las mejillas de Emma se tornaron totalmente rojizas - Bueno, fue fácil, cuando lo vi por primera... - Se detuvo unos segundos al analizar la pregunta - Espera... ________, ¿acaso te gusta alguien? - Observó como la contraria se enrojecía de la misma manera - Ah, ¡lo sabía! -

- La verdad es que no estoy segura... hace unos meses atrás conocí a un chico, y luego nos volvimos a reencontrar. Nos volvimos cercanos después de eso, pero ahora... cada vez que él está cerca mi corazón se acelera de la nada. - Miró hacia el suelo con nerviosismo al sentir la mirada curiosa de su amiga.

Se levantó del banco en el que estaban sentadas para dar pequeños saltos de emoción - No puede ser, sí tienes a alguien. - Parecía estar más emocionada que la misma chica - Y yo que quería presentarte a mi hermano, o a alguno de sus amigos, pero ya no es necesario. - Dio algunas palmaditas - Necesito que me cuentes todo, deseaba que este momento llegara. -

- Yo creo que mejor será hablarlo después. - Señaló hacia la multitud - Al parecer, tu hermano y sus amigos ya terminaron su reunión. -

Emma giró hacia el lado contrario para acomodar su cabello y ponerse algo de labial - Dime, ¿cómo me veo? -

- Muy hermosa, estoy segura de que él opinará lo mismo. -

La chica sonrió ante el cumplido de su amiga - Desde hoy, seré tu nueva maestra para conquistar a ese muchacho. -







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Rindou se mantenía callado ante la presencia de su hermano, a quien deseaba preguntarle una cosa, pero su orgullo se lo impedía.

Ran lo notó, pues el de mechas no dejaba de mirarlo - ¿Me hablarás o solo te quedarás como una estatua? -

Desvió su mirada para evitar la pregunta - ¿Por qué te hablaría?, ni que necesitara algo de ti. - Resopló, mostrando un poco de indiferencia.

- Pues parece que sí necesitaras mi opinión para algo. - Comenzó a desatar sus trenzas mientras miraba a su hermano - Ya dime, ¿le harás rosas de papel esta vez? - Elevó una ceja, quería que supiera su descubrimiento - Creo que es algo básico, si quieres jugar con ella no es necesario darle regalos, simplemente hazlo. -

- Ya ves porqué no te pregunto nada. - Se levantó y caminó hacia su habitación - Y nadie está jugando con alguien, no soy tan imbécil como tú. -

El rostro del mayor palideció - No puede ser, se está revelando contra mí. -

- Te lo dije, Rindou ya no confía en ti. - Se escuchó una voz desde el celular del chico.

- ¿Shion?, creí haber finalizado la llamada. - Verificó que fuese el nombre.

- Como no cortaste, yo tampoco, así que escuché sus problemas familiares... y Mochi dice que las flores de papel son buena idea. -

Simplemente cortó la llamada antes de seguir escuchándolo - Idiota ustedes. -
























ᴇɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ   ~    ʀɪɴᴅᴏᴜ ʜᴀɪᴛᴀɴɪWhere stories live. Discover now