XII: Set fire to the rain

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Ah, realmente extrañaba a Chuuya, pensó, entrando a la cafetería en la cual Atsushi trabajaba.

Chuuya conocía lo peor de él y aún así se acercó otra vez. Era un idiota por hacerlo, era una equivocación, pero no podía evitarlo. Tener al pelirrojo se sentía bien, incluso si le hacía contradecir cada una de sus ideas y palabras, incluso si sabía que Chuuya solo quería la comodidad que tuvieron en el pasado y no algo que pudiesen formar desde ese presente.

Bien, no importaba. No ser apreciado era algo a lo que estaba acostumbrado desde que nació.

―Oh, Akutagawa ―saludó cuando entró al local y notó al pelinegro frente al mostrador. Se acercó a él, ignorando su expresión tensa e incómoda que no se esforzó por disimular―. ¿Estás buscando a Atsushi? ¿No te dijo que regresó a Yokohama?

―Me lo dijo ―respondió el guitarrista, manteniendo su mirada en la chica de la cafetería que preparaba su pedido―. No estoy aquí por él, vine a comprar algo... ¿Y tú?

―Lo mismo, necesito un café ahora mismo.

Las palabras desaparecieron. Miraron al frente; los movimientos tranquilos de la barista mientras preparaba el pedido de Akutagawa. Al ser alrededor del almuerzo, no le extrañaba a Dazai que la chica estuviese trabajando sola, y de igual forma, no estaba apresurado por ser atendido. Pero, por lo que pudo observar de Akutagawa, este quería marcharse rápidamente por su presencia ahí.

Volviendo a mirar a la barista, notó la cantidad de café que estaba preparando: cinco para ser exactos.

―¿Y Chuuya?

―¿Qué?

―¿Está bien? ―cuestionó Dazai, ladeando el rostro y mirando a Akutagawa con una expresión tan tranquila como fría―. Los ensayos lo han monopolizado, no lo he visto en días.

Incluso si Akutagawa parecía incómodo bajo su mirada, no la desvió. Se mantuvo firme, así también su expresión, y Dazai casi quiso aplaudirle por ello.

―No sabía que querías tanto verlo ―respondió el guitarrista. Dazai solo le sonrió sin emoción alguna, sin confirmar ni negar nada.

―No te pongas celoso ―agregó, con un tono bromista―, no te quitaré a Chuuya.

Le gustaría hacerlo, pero no debía. Sabía que en términos de cercanía, para Chuuya, Akutagawa estaba por sobre Dazai.

Y en eso se parecía a Odasaku, pensó. Tanto Chuuya como Oda, tenían otras personas que eran mucho más importantes que Dazai, pero no podía culparlos. Él mismo se encargó de empujarse al último lugar de sus listas.

―De todas formas, iré a verlos al evento ―informó Dazai, sonriéndole a la barista cuando esta se acercó a él y pidiendo su bebida antes de volver a hablar con el guitarrista a su lado―. ¿Sabes que Chuuya me dio su entrada?

Akutagawa asintió, tomando con cuidado los diferentes café junto a los panecillos y bizcochos que había comprado para la banda; el último ensayo comenzó desde muy temprano y, la mayoría de ellos, ni siquiera desayunó.

―Lo sé, Chuuya me lo dijo. Iba a darle la mía a Nakajima, pero la rechazó porque regresaría a Yokohama para Navidad. De todas formas, no creí que se marcharía al día siguiente...

―Tampoco nos dijo que lo haría ―aclaró Dazai―. Le envié un mensaje el sábado para que me acompañara a un lugar y ya estaba en Yokohama. Se fue el viernes por la tarde.

―No me dijo nada...

―¿Tenía que decírtelo? ―inquirió el moreno, observando con atención cada posible cambio en la expresión del guitarrista―. ¿Son amigos? Nunca noté que fueran tan cercanos.

Leave the kiss for later [SKK]Onde histórias criam vida. Descubra agora