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Gladys llegó al edificio en el que vivía Lucrecia, pues no había tenido la oportunidad de verla mucho, porque había estado demasiado ocupada lidiando con su trabajo y el acoso de los reporteros, tratando de obtener una respuesta acerca de la relación que su hijo mayor tenía con Betty.

No estaba sorprendida cuando se enteró de eso, pues ella los notó raros desde esa noche en la que Fred y Hermione los invitaron a cenar.

Estaba enojada con Juguead por haber tirado todo a la basura. No tenía nada en contra de Betty, pero hacerse a la idead de que iba a emparentar con Alice de alguna manera, no le gustaba. Si por ella fuera le habría rogado a Verónica que regresara con Juguead, pero no sabía el contexto de la historia.

Dylan y Barbara parecía que no salían de la etapa del enamoramiento y eso que ya llevaban cuatro años de relación.  A veces era demasiada miel la que la pareja transmitía que no lo soportaba y prefería dejarlos solos cada vez que la visitaban.

Odiaba que su ex hijastra viviera en el último piso de ese gran edificio. Al llegar tocó la puerta y esperó paciente a qué le abrieran.

— Hola — sonrió

— Gladys, hola — se recargó en el marco de la puerta — me sorprende que vengas

— No debería... Tú y yo tenemos una plática pendiente

Sonrió y entró al departamento, pasando de largo a Lucrecia. Caminó directo a la sala donde tomó asiento

La cantante cerró la puerta y echó la cabeza para atrás en señal de frustración y se encaminó a la salida donde si ex madrastra la esperaba.

— Es un milagro que me visites, pensé que ya no me querías

— No te atrevas a decir eso, ni siquiera pensarlo — se acomodó mejor en el sofá — sabes a la perfección que eres como la hija que nunca tuve

— Si tuviste — miró a Gladys

— Aún me pregunto, ¿Cómo habría sido mi vida? Nuestra vida. Tu hermana tendría como trece años si no me equivoco... Era tan linda, la mezcla perfecta entre tu padre y yo

— ¿Aún te duele?

— Me volví loca de dolor, después la perdida del otro bebé y perdí a mi familia — bajó la mirada — Nunca quise ser mala, Lucrecia, quería lo que una vez me fue arrebatado. Estaba perdidamente enamorada de tu papá y cuando supe que Alice estaba embarazada, me volví peor — se pasó al sofá donde estaba la cantante y tomó su mano — jamás quise lastimarte a ti, perdóname

— Oye, eso está en el pasado, lo superamos hace años

— Eres como mi hija, no importa lo que haya pasado entre el idiota de tu padre y yo

— ¿Lo odias?

— Aunque quisiera no puedo — negó con la cabeza — me dio a mis hijos y una hija postiza muy guapa y talentosa. ¿Por qué mejor no me cuentas cómo está él bebé? — sonrió

No le molestaba que le preguntaran por el bebé, pero estaba harta de que todo girara en torno a ese ser que crecía dentro de ella. No sabía que responder, más que "está bien" "creciendo", ni siquiera sabía si todo estaba bien, solo decía lo que su ginecólogo le decía.

Supuestamente el bebé tendría que haber empezado a patear ya, pero no había sentido nada o a lo mejor el bebé no patearía porque no la quería o tal vez, ya lo había hecho y no se dió cuenta.

— Bastante bien, según el ginecólogo

— No importa si es niño o niña, sé que será perfecto. Estoy igual de emocionada que cuando supe que iban a nacer las gemelas; no debería porque probablemente tu madre se pondrá muy celosa, pero no me importa

Detrás de cámaras 2Where stories live. Discover now