28: Dime que eres mío.

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—Entonces, presidente Kim, también debería considerar mi anterior propuesta —el señor Takahashi le dijo con una sonrisa amistosa. Pero NamJoon no le estaba prestando atención. Él continuaba sintiéndose demasiado intranquilo desde que se despidió del omega—. Eres un hombre inteligente y sabes que no perderás nada... Piénsalo y tómalo como un ganar y ganar.

Al escuchar esto último, volvió a prestarle atención al hombre, y se dio cuenta que el alfa mayor estaba tratando de involucrarlo en otra clase de negocios, al igual que su hijo, otra vez. NamJoon hizo una pequeña mueca de exasperación. Ya todo estaba dicho y hecho. No necesitaba quedarse perdiendo el tiempo por un instante más. Ni siquiera habían pasado más de cinco minutos desde que SeokJin subió al ascensor, pero él ya quería correr detrás del omega como un hombre desesperado.

Nunca se ha sentido tan ansioso por sostener otro cuerpo contra el suyo. Pero necesitaba, desesperadamente, sentir la calidez del cuerpo de ese omega para aliviar la sed y el hambre en él.

No obstante, cuando NamJoon estaba a punto de disculparse con el señor Takahashi, y negarse a aceptar su otra propuesta, un estruendo se escuchó sobre la música en casi todo el salón.

Las charlas ociosas cesaron y la gente dejó de bailar.

Él se dio la vuelta y contempló con confusión el lugar de donde provino el ruido. No pudo ver nada por el tumulto de personas que se agruparon en el espacio.

—¡¿Qué fue eso...?! —El señor Takahashi le preguntó a su asistente personal.

No obstante, justo en ese momento, también se escuchó un grito provenir desde la otra ala del salón. NamJoon frunció el ceño y sintió una extraña inquietud recorrer su cuerpo como un escalofrío.

Algo fuera de lo normal estaba sucediendo en el lugar; su instinto era demasiado sensible para esto.

—¡¿Quién está gritando?! —El señor Takahashi interrogó a uno de sus guardaespaldas. El hombre también parecía alarmado—. ¡¿Quién está arruinando mi fiesta...?!

—Hay una persona que está causando un alboroto —uno de sus hombres de seguridad empezó a informar—, no tiene que preocuparse, señor, nos encargare...

Pero él se detuvo súbitamente sin terminar su oración.

Tan solo fue cuestión de segundos para que se escuchara otro grito, entonces, una repentina conmoción dio comienzo en la fiesta.

—¡PAPÁ! —Era uno de los hijos menores del señor Takahashi.

El omega gritó en medio de la gente y la expresión del viejo alfa palideció, al observar cómo en ese mismo momento un hombre le arrancaba el kimono al joven frente a todos, humillandolo vergonzosamente. Pero el señor Takahashi empujó al guardia de seguridad, que un momento atrás le estaba diciendo que no se preocupara, y señaló al hombre con agitación.

—¡DETENGALO! —el alfa casi rugió mientras empujaba a todo el que cruzaba en su camino. Los guardias de seguridad empezaron a correr por todo el salón al igual que la gente—. ¡QUE NO SE ATREVA A TOCAR A MI HIJO!

NamJoon estuvo a punto de ir en la misma dirección para comprobar con sus propios ojos qué demonios estaba sucediendo, sin embargo, todas las alarmas en su cabeza se dispararon por ese terrible presentimiento otra vez.

Aun así, todo hizo eclosión en cuestión de segundos.

La música de repente se detuvo, unos hombres con máscaras se metieron al salón, las alarmas de fuego se activaron y la luz empezó a parpadear...

El agua cayó como lluvia del techo, mojando a todos lo que estaban en el salón, y mientras la gente corría, empujándose entre sí y resbalando en el suelo mojado, todo por llegar primero a los ascensores, NamJoon no lo pensó más: se dio la vuelta y empezó a correr hacia las escaleras de emergencias.

Seduciendo Un Alfa |NamJin|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant