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¿Qué te parece?

Leandro

Miércoles en la mañana, 6:15 a.m., estoy cruzando la puerta de la entrada al colegio, siento que alguien me observa, volteo y está ella, Victoria, ella está mirándome fijamente, se que está molesta conmigo, no me habla ni ha respondido mis mensajes, se que es lo correcto, es mejor que se aleje de mi, pero mi parte egoísta me dice que la saludé, que esté cerca de ella, me molesta ver sus estados de salidas con sus amigos y no ser yo el que está con ella, se ve tan feliz en las fotos con él.

Voy más despacio con el fin de caminar a su lado y hablarle.

-Hola Victoria-. Miró en su dirección, esperando ver sus lindos ojos.

Ella me mira incrédula y tras unos segundos responde, -Hola Leandro- dice mi nombre en un tono serio, lo cual me hace sentir dolido, es como si yo fuera un desconocido para ella.

Pienso rápidamente que decir, pero Victoria sólo acelera el paso y se va de mi lado, la veo entrar en el salón.

Yo me quedo allí, y por un momento dejó de respirar, nunca había sido rechazado de esa forma, me siento mal, tal vez si necesitaba un poco de eso, mi autoestima siempre ha estado alto, para mí las chicas nunca habían sido un problema, siempre parecían querer conmigo, Victoria no había sido la excepción, pero su actitud ahora conmigo hace que yo aterrice, definitivamente la estoy perdiendo.

Voy entrando en el salón, saludo a mis amigos y me siento en mi pupitre, la veo a ella desde lejos, está con Julieth.

-¿Entonces?- se acerca a mi Paulo y chocamos las manos.

-¿Qué tal todo?- suelta mi amigo.

-Todo bien, bro- digo poco animado, aún estoy mirando a Victoria, Paulo lo nota y su sonrisa se transforma en un fruncir de labios.

-Si tanto te gusta porque no haces algo Leandro, soy tu amigo pero estoy harto de ver tu cara de imbécil cada vez que la ves a ella, decide de una buena vez que quieres, tienes dos opciones, seguir llorando por Tamy o luchar por Victoria.

Es la primera vez que veo a Paulo dar un discurso así de largo y tan serio, me pongo tenso en mi silla, sinceramente no sé qué responder, cuando me dispongo a decir una palabra se escucha el timbre que anuncia la llegada del profesor al salón, Paulo solo me mira con cara de reproche, yo por mi parte me siento salvado de tener una conversación sobre el tema.

Las clases transcurren con normalidad, de vez en cuando Tori y yo intercambiamos miradas accidentalmente, cada vez estoy más nervioso e indeciso de lo que debo hacer, sin darme cuenta es hora del descanso. La veo pasar enfrente de mi pupitre, voy detrás de ella.

-La clase de mate estuvo buena, cierto Tori-. Ahh, que comentario más tonto Leandro.

-Emmm, si, eso creo-. Dice en un tono tímido.

-La verdad es que odio las matemáticas-. Confieso, la veo soltar una carcajada, nunca la había visto reír así, se ve adorable.

-Yo también-. Susurra entre risas y se toma el estómago, su cara está roja y empiezan a salir pequeñas lágrimas de sus ojos, eso me causa gracia y me uno a sus risas.

-Lo siento, lo siento-. Tori intenta calmarse y retomar su compostura, yo por el contrario estoy disfrutando el momento, es agradable sentir que todo está bien entre nosotros.

-Me encanta verte sonreír-. Tomó uno de sus mechones que se ha soltado y lo acomodo detrás de su oreja, ella se sonroja y rápidamente trata de apartarse de mi lado, eso me entristece.

-Yo... debo irme-. Veo como se aleja de mí.

Las palabras de Paulo suenan en mi mente, lucha por Victoria, así que decido ir tras ella.

-Tori-. La tomó del brazo para detenerla, ella parece confundida.

-Se que no quieres nada conmigo, pero lamento mucho lo de ese día en la fiesta, yo fui un tonto...-. Continuo, -se que nada volverá a ser como antes, pero permíteme ser tu amigo, no pido nada más, ¿Qué te parece?-.

Se hace un silencio incómodo, ella parece estar pensando, cuando ya me estoy dando por vencido.

-Esta bien, te disculpo por ser un tonto, ahora vamos a la cafetería y como parte de la reconciliación hoy pagas tú- ella dice y me sonríe.

Yo hago un saludo militar, -Como ordene mi capitán-. Le digo y nos encaminamos rumbo a la cafetería, juntos.

El Amor De Mis DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora