Capítulo 26

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No podía creer lo que estaba escuchando, estaba en una especie de trance, ¿era real? Dios, de verdad deseaba que esto fuera una especie de sueño y no fuera real.

La duquesa aprovechó mi silencio para volver a tomar control de la situación.

—Bien señorita Peterson, ¿qué dice? ¿Usted y yo tenemos un trato?

Dios mío, ella sí que sabía hacer bien sus jugadas. Era consciente de que yo no tendría otra alternativa más que aceptar lo que ella tenía en mente. Terminé asintiendo levemente porque mi garganta estaba seca como para que pudiera hablar, la duquesa me dio su mejor sonrisa.

—¡Perfecto! —Exclamó juntando sus manos—. Me alegro que estemos en la misma sintonía. Ahora, ya puedes retirarte.

No me molesté en dirigirle la palabra, apreté los labios y salí de allí en cuanto antes, fui a mi habitación a prisa sin importar que prácticamente estuviera corriendo por el palacio, al entrar a mi habitación, me recargué detrás de la puerta, cerré mis ojos y di un par de respiraciones.

─Blair, ¿estás bien? ─Me sobresalté al escuchar la voz de Louisa en la habitación, sus ojos azules me miraron preocupada.

─Hola ─murmuré cuando me aparté de la puerta y caminé hacia ella─. ¿Qué estás haciendo aquí?

─Estaba cambiando las sabanas de la cama y ordenando todo un poco ─dijo aunque eso de ordenar no debía ser mucho, la habitación era enorme y prácticamente no había mucho qué recoger─. ¿Está todo bien? ¿Luces...?

Louisa hizo una pausa mientras pensaba bien en qué palabra utilizar.

─¿Preocupada?

Asentí.

─Sí, estoy solo un poco preocupada con el trabajo ─mentí con una mueca en la boca─. Ya sabes, tengo que encontrar la manera de que el príncipe comience a tener citas formales con las duquesas, el tiempo está corriendo y sinceramente... siento que estoy desperdiciando mi tiempo.

En parte era cierto, había pensado muy bien las cosas y desde que había llegado a Liechtenstein no había conseguido nada, el príncipe de alguna forma evadía a las duquesas y creo que todas ellas se habían dado cuenta de ello.

Louisa puso una mueca en su boca.

─Bueno, no puedo hablar mucho por el príncipe pero, ¿no has pensado que todo esto es complicado para él? Quiero decir, es su deber encontrar una futura esposa si va a convertirse en rey, es prácticamente una ley que se comprometa con alguien y tenga hijos en un futuro porque el país necesita un heredero ─explicó e hizo una breve pausa, de pronto lució insegura de si decir lo siguiente─. El príncipe Carsten no era el siguiente en la línea de sucesión, seguro eso lo complica todo para él.

Me quedé callada pensando en lo que acababa de decir, no me había puesto a pensarlo de ese modo. Si Carsten no era el siguiente en la línea de sucesión sino su hermano, debió ser difícil saber que ahora tenía una gran responsabilidad en sus hombros.

─Supongo que sí ─me vi respondiendo tiempo después─. Aun así, debo encontrar la manera de que salga con una chica, pero es tan complicado, todo él es tan...

Me senté en el borde de la cama, no sé por qué comencé a dudar de mi misma y mi trabajo, quizás se debió a la nueva posición en la que me encontraba con la duquesa.

─Dios, no sé, el príncipe es más que complicado ─me tumbé sobre la cama─. Dime, ¿siempre ha sido así?

Louisa se tomó su tiempo antes de responderme, sentí que se sentó a mi lado.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora