Capítulo 04 | Dolorosa ausencia

Magsimula sa umpisa
                                    

A lo lejos vi a la bibliotecaria haciéndome señas para que nos fuéramos, intenté que Maggie se calmara, pero estaba hecha una furia. Comenzó a caminar hacia la salida enfurecida, así que la seguí sin entender qué estaba sucediendo.

Sabía que si no actuaba ahora, ella se iba a esconder de mí, tenía que actuar rápido. Esperando la serie de insultos, abracé sus muslos, la alcé y la apoyé en mi hombro para que quedara boca abajo. Junto a mi mejilla tenía su lindo trasero envuelto en pantalones de mezclilla, pero no tenía tiempo de disfrutar de su anatomía. Recibí un conjunto de golpes en mi espalda y sus pies patearon mi abdomen.

—¡¡Suéltame, hijo de puta!! ¡¡Bájame!! —Los estudiantes nos observaban con gestos divertidos, mientras la pelinegra solamente gritaba y los insultaba con rabia—. ¡No se queden ahí mirando! ¿No ven que me secuestra?

Me tragué la carcajada y la llevé a un lugar solitario. Hushington estaba lleno de arboledas, así que fue sencillo encontrar un lugar en medio de los árboles donde pudiéramos hablar con tranquilidad.

La bajé frente a un árbol, ella se acomodó la ropa e intentó irse, pero la encarcelé con mis brazos y apoyé mi cuerpo contra el de ella.

—Apártate —pidió en un susurro agitado—. Por favor quítate.

—No —solté, contundente, ganándome una de esas miradas que bien podrían haberme asesinado. De pronto su barrera cayó y más lágrimas llegaron a sus ojos. Tomé su barbilla y la obligué a mirarme—. Dime qué está pasando.

—Ya lo sé todo, no tienes que fingir que te gusto. —Mi ceño se frunció porque no comprendía de qué estaba hablando—. Ya sé por qué nunca quieres tocarme, Jane Owen ya me lo contó.

No entendía qué tenía que ver Jane Owen en todo el asunto. Jane era una de las amigas de Ámber, una loca igual que la rubia que se había pasado la mitad de la secundaria queriendo montarse en mi regazo, pero no me gustaba nada de ella, así que la rechacé muchísimas veces. Cuando entramos a Hushington, intentó emborracharme, pero Dan se dio cuenta de sus planes y me llevó a casa.

No sabía qué esperar de Jane y me estaba poniendo aprehensivo porque Maggie era muy insegura.

El no querer tener relaciones sexuales con ella no significaba que no me gustara, por el contrario, la deseaba como el infierno. Solo que sabía lo que tarde o temprano pasaría y no quería lastimarla, no quería lastimarme.

—Ya sé que el pasado miércoles por la noche estuviste en su casa. Ahora entiendo por qué no quieres estar conmigo de esa forma, ella te da cosas que yo no tengo —dijo y una pequeña lagrimita salió de la esquina de su ojo.

Sonreí y apoyé mi frente en la suya.

—Luna, ¿qué hiciste el pasado miércoles por la noche? —pregunté, logrando que ella guardara silencio.

Vi el momento exacto en el que recordó dónde habíamos estado, sus pupilas se llenaron de vergüenza. Habíamos estado juntos, en su habitación, yo encima de ella besándola después de una sesión de películas de terror y, luego, durmiendo a su lado.

—¡Por Dios! ¡Lo siento tanto! ¡Te pegué! —Comenzó a exclamar cosas con el rostro teñido de rojo, tomó entre sus manos mi cara y la movió hacia todas partes, inspeccionando cada área. Lucía tan adorable.

La silencié apoyando mi dedo índice en sus labios, ella se quedó quieta con los párpados bien abiertos y sus brazos suspendidos.

—Ahora aclaremos algo —dije con una sonrisa de lado y me acerqué a su oído, oliendo su maravilloso olor—. No vuelvas a decir esa tontería de que no me gustas.

Begonia © ✔️ (TG #2)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon