31. Poder

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La noche fue larga, pero los primeros rayos solares se hicieron presentes, me levante y fui a recolectar un poco de fruta para desayunar. Es maravilloso ver una tierra tan abundante y agradeci a los dioses como me enseñó Sari por los alimentos que nos brindan.

-Necesitas que te heche una mano.

Gire y me encontré con la mirada coqueta de Kadek -Claro.

-Lilith déjame cortar esos bananos por ti.

-Gracias Kadek.

Ambos buscamos un lugar donde sentarnos, encontramos una rocas que funcionan perfectamente como asientos. Comimos las frutas y él me contó que su padre es él médico del pueblo, lamento los hechos pasados.

-Te vi tan triste que decidí darte tu espacio para poder hablar contigo.

-Todos dicen que Sari se suicidó pero ella sería incapaz de hacer algo así.

-Yo también pienso igual, Sari jamás tendría esos pensamientos, estoy investigando pero los testigos que la vieron por última vez dice que iba acompañada de una pequeña niña.

-¿Una niña?.

-Es extraño verdad.

-Es muy raro pero debemos llegar al fondo de la verdad.

Pase un agradable día con Kadek, creo que nos hemos convertido en buenos amigos, al llegar a mi casa Raziel me esperaba en la puerta.

-¿Dónde estabas cariño?.

-Fui a la selva por un poco de fruta, pero encontré con Kadek y charlamos un poco.

Kedek se acercó a Raziel y se presentó. -Mucho gusto mi nombre es Kadek.

-El gusto es mio, soy Raziel.

-Me tengo que ir Lilith, mañana pasare a buscarte.

-Mañana nos vemos Kadek.

Raziel estaba un poco serio, me acerque a él -Te vez molesto.

-Para nada, es tu imaginación.

-A mi no me engañas, algo te molesta.

Raziel tomo mi mano, acaricio mi cabello -No me agrada verte con ese chico.

-Te refieres a Kadek.

-Deberias alejarte de él.

-¿Porqué?.

-No confío en él, hay algo extraño en Kadek.

-¿Acaso estás celoso?.

-¡Qué! Para nada, es solo que Kadek es raro.

-Acepta que estas celoso, pero no deberías ya que yo solo tengo ojos para ti- Puse mis manos alrededor de su cuello y lo besé.

-Lilith eres tan hermosa, todo el día pienso en ti.

Entramos a la casa, ambos nos recostamos en la cama y él acariciaba mis mejillas. De nuevo sentí una sensación extraña, es como si alguien me observará.

Elea.

Mi plan falló y la humana Sari ahora es un ángel nuevo en el Cielo, ahora me limite a observar a diario a Raziel, pero cada que lo veo con Lilith un sentimiento de odio aparece, soy un ángel, no debería sentirme así de mal.

Ya es tarde para detenerme, con mis propias manos voy a matarla, debo ser más inteligente que la última vez, algún día Raziel me agradecerá por liberarlo de ella.

Mientras paseaba por el Reino Humano una voz me susurraba al oído -Elea estoy esperando por ti.

-¿Quién me llama?.

-Sabias que un ángel puede hacer uso del Cetro de Abalám.

-¿Cómo?.

-El Cetro de Abalám puede martar por a Lilith, su alma de demonio desaparecería por completo.

-Es muy difícil matar a un demonio supremo.

-Es difícil pero no imposible, ven a , yo te daré la fuerza que necesitas para eliminarla.

-¿Puedo confiar en ti?.

-Estas sola Elea, nadie te apoya en el Cielo, puedes confiar en mi, te mostraré el camino.

Estaba en una especie de trance, camine hasta llegar a una gran montaña, dos piedras grandes se movieron hacia un costado dejado una estrada al descubierto.

-Bienvenida Elea.

-¿Acaso eres un duende?.

-Es correcto Elea, soy Stagoros estaba esperándote.

-¿Tu me trajiste aquí?.

-No Elea, mi amo Dahaka te trajo hasta aquí.

-¿Dónde está él?.

-Sígueme.

Pasamos un pequeño pasillo, muy apenas mi cuerpo podía pasar por tan pequeño espacio. Después de varios minutos me empezaba a faltar el aire y mi cuerpo se debilitaba.

-Más te vale que no sea una trampa Stagoros.

-Mi amo la espera, casi llegamos.

Una luz azul se hizo presente a lo lejos, llegamos a un jardín muy hermoso, pero el aroma del lugar es horrible, un olor a flores muertas.

-Aquí termina mi misión, la pequeña cueva que ve a lo lejos, ahí encontrará lo que busca.

Cuando gire para hacerle más preguntas a Stagoros él desapareció inmediatamente. Yo siempre he sido valiente, segui mi camino y entre a la pequeña cueva.

-Te estaba esperando Elea.

-¿Quién eres? Vamos muéstrate ante mí.

-Yo soy un simple espíritu atrapado en este lugar. Mi nombre es Dahaka, todo mi poder está encerado en este Cetro.

De repente ante mis ojos el famoso Cetro de Abalám flotaba en el aire. Adornado con huesos humanos y piedras de rubi, le daban ese toque aterrador pero a la vez enigmático y poderoso.

-Este Cetro fabricado con las pesadillas de los humanos brinda un gran poder, el color negro en él representa la maldad de este Universo, los huesos son la fragilidad de los humanos y los rubíes es la ambición de gobernar los tres Mundos.

-Utilice mucha magia oscura para fabricarlo, ahora puedes demostrarme que eres digna de él, debes matar a Lilith y Zagan, son una vergüenza para al Inframundo.

Una sonrisa se dibujo en mi rostro -Lo que más deseo es eliminarla, seré digna de este poder, lo juro.

En cuanto pronuncie esas palabras un destello azul iluminó toda la cueva, no podía ver nada por tanta luz, un dolor en el pecho se hizo presente, aun así me mantuve de pie, debía demostrar que soy fuerte, después todo se volvió oscuridad. Cerre los ojos un momento y cuando los abrí ya me encontraba afuera de la montaña.

Me sentía diferente, mucho más fuerte que nunca, el dolor desapercio por completo, al revisar mi pecho me percate que de lado derecho tenia una marca de cruz invertida, eso solo significa una cosa, estoy a pocos pasos de convertirme en un demonio.

Me burle de mi misma, ya no me interesaba seguir siendo un ángel, nadie valoro todo el esfuerzo que hice por el Cielo, lo único que conseguí fue el desprecio de Raziel, pero con el Cetro de Abalám todo el Universo estará a mis pies y por fin obtendre el amor de Raziel que tanto anhelo.

Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora