25. Pasión

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-¿Cómo sabes mi nombre Stagoros?.

-La profesia de esta montaña dice que la gran Reina Lilith heredera al Cetro de Abalám sería la única en poseer la llave a este Santuario.

-¿Hay una profesia sobre mi? Vaya me siento alagada.

Un dolor en el pecho se manifestó en mi cuerpo, la única vez que experimente tal dolor fue cuando Uzza murió.

-¿Qué sucede? Me siento mal.

Estaba a punto de caer cuando Raziel alcanza a tomarme de la espalda e impide mi caída al suelo.

La voz vuelve a mi cabeza -Mata a ese ángel para ser acreedora al Cetro, un verdadero demonio no tiene compasión de nadie.

-No puedo matarlo, él está unido a mí.

-Tienes la poción de la profesora Baalit, utilízala y mátalo.

Estaba atrapada en mis propios pensamientos, no podía sacar a esa voz de mi cabeza.

-¡Lilith reacciona!.

-Sácame de aquí, no puedo respirar.

Mis brazos y piernas se adormecieron, no podía moverme, entonces Raziel me cargo en sus brazos para salir juntos de aquella montaña.

Las voces seguían en mi cabeza -Eres débil Lilith, no eres digna.

-¡Basta! ¿Quién eres?.

Después de tanto luchar sentí como mi magia se debilitaba y me desmayé. Caía en un hoyo negro sin fin, rodeada por mis grandes temores, fracasar como Reina del Infierno. Luchaba con todas mis fuerzas para despertar, pero de repente todo se quedó en silencio.

-¿Qué fue eso? ¿Dónde estoy?.

Empece a caminar por cendero de luz dorada. -Este sueño cada vez es más extraño.

De un momento a otro me encontraba en el cielo, veía a Rose trabajando como de costumbre en la cocina, solo que había algo extraño en esta escena. Rose se ve más joven a como la recuerdo.

Un pequeño niño entra corriendo abrazando a Rose. -Alteza no debería estar jugando en la cocina, su tareas son primero.

-Estoy aburrido Rose, ya no quiero estudiar.

-Alteza usted es el futuro de nuestro Reino, debe prepararse para ser un líder justo e inteligente.

-Me iré después de comer una rica rebanada de pastel de fresas.

La pequeña imagen del Príncipe Raziel aún siendo un niño era encantadora, de niña siempre estuve sola, mi única compañía era Uzza. Los sirvientes del Infierno nunca me trataron con cariño y desde muy joven mi hermano me mostró a que el amor no sirve de nada.

Abrí los ojos de golpe, lo primero que vi fue el rostro de Raziel durmiendo a mi lado, su respiración es lenta, con las llamas de mis dedos empecé a tocar suavemente su rostro.

Seguíamos dentro del Reino Mortal, al parecer Raziel consiguió una cabaña para descansar un poco, es rústica pero se ve que tiene lo necesario para vivir.

-No deberia sentirme así. Las voces tienen razón debo romper este vínculo.

Enseguida la voz de Raziel llega a mis oídos  -¿De cuales voces hablas?.

-¡Estas despierto!.

Lentamente abrió sus bellos ojos azules y ambos nos miramos fijamente, estoy perdiendo el control de mis actos, antes de realizar la separación de almas, deseaba tanto sentir su cuerpo junto al mío.

No lo pensé, me abalance sobre él, ambos nos besamos con pasión, sus manos rodeaban mi cintura, quería más de él.

-Lilith porfavor para.

-No quiero.

-Vamos eres un demonio y yo en ángel, esta mal.

-Nadie tiene porque enterarse. Será nuestro pequeño secreto.

-Lilith..

Lo interrumpí con un salvaje beso, me posicione encima de él y comencé a besar su cuello, mis manos disfrutaban tocar su piel.

Su rostro enrojecido de Raziel me excitaba cada vez más, con magia desaparecí nuestras ropas, ahora ambos nos encontrábamos desnudos, su mirada recorrí cada parte de mi cuerpo.

Empecé a frotar mi intimidad contra la suya, un gemido de placer salió de su boca, no pensaba parar, ese bello ángel tiene que ser mío.

Con voz entre cortada -Lilith de-ten-te.

-Estamos en el Reino Humano, no va a pasar nada, dejate llevar Raziel.

Pase mi lengua por sus perfectos pectorales, la satisfacción de tenerlo a mi merced es increíble.

Ya estábamos lo suficientemente excitados, no aguntaba más.

-Vamos Raziel, llename de placer.

Sus pupilas totalmente oscurecidas me vieron con tanto deseo que la humedad en mi era cada vez más grande. Me sorprendió que Raziel tomara el control, me tomó de los brazos y giro su cuerpo, ahora yo me encontraba debajo de él.

De un solo movimiento se adentro en mí, grite de puro placer, sus movimientos eran intensos, nuestros cuerpos desnudos chocaban entre sí, las olas de placer iban y venían, hasta que terminamos liberando toda esa pasión.

Nuestros corazones latía fuertemente, quería continuar, no era suficiente para mi, pero él se levantó de la cama y se fue. Eso me enfureció no lo niego pero ahora caigo en cuenta que debe sentirse miserable por entregarse a mí.

Las leyes dicen que un demonio y un ángel no pueden enamorarse, pero lo que hay entre Raziel y yo solo es una cuestión física, no hay amor entre nosotros por ende no cometimos ningún delito, al menos eso espero.

Me vestí, recorrí parte de la selva donde estábamos refugiados, busque por todos lados y no lograba visualizar a Raziel.

-¿Será que me dejo aquí? ¡Cómo se atreve!, por lo visto tendré que regresar al Inframundo, es una lástima que no pude obtener el Cetro de Abalám.

Abri un portal para regresar a mi mundo, cuando de nuevo las voces regresaron a mi cabeza -Lilith tu querido príncipe esta en problemas.

-No voy a caer en tu juego, me regreso a mi castillo.

-¿Segura? Su vida depende de ti.

-Deja de molestarme, ¿Quién eres? Ya dime de una vez.

-Raziel encontró la reliquia Mortalis.

-Imposible, él famoso Escudo del Reino Mortal. Dicha reliquia fue destruida por los ángeles.

-Tanto el Cetro de Abalám como el Escudo Mortalis son indestructibles, solo permanecían escondidos en este Mundo Humano.

El pánico se apoderó de mi, debía encotrar a Raziel, según la historia el Escudo Mortalis tiene el poder de convertir a cualquier demonio o ángel en un simple humano.

En la antigüedad ningún demonio se atrevía a molestar a los humanos por miedo a convertirse en uno de ellos, nosotros vivimos miles de años, mientras que la vida humana dura muy poco.

Independientemente de la edad, todos sabemos que el sufrimiento, los miedos y el amor forman parte de la vida cotidiana del ser humano, pero para nosotros los demonios son emociones que no deseamos experimentar.

Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Where stories live. Discover now