8. La duda

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-Dejate de tonterías Dumah.

-Se veía muy unida al Príncipe Raziel, si sabe que es pecado enamorase de un Ángel.

-No es lo que piensas idiota, además no es la forma correcta de hablarle a tu futura Reina.

-Estamos en el Mundo Humano, aquí no eres nadie, además eres un demonio sin poderes, estás sola sin tus súbditos que te proteja, eres muy hermosa Lilith, tu madre era igual de bella.

-Ni se te ocurra ponerme un dedo encima idiota, sino tendrás graves problemas.

-No creí que algún día tendría la oportunidad de hacerte mía.

-Deja de decir tonterías, jamás me entregaria a un demonio de tan baja categoría.

Dumah se enfurece y toma mi cuello con sus manos, -Tu piel es tan suave Lilith, muy pronto estaras a mi merced, todo el Infierno me verá como su futuro Rey, admitelo tu hermano es un fracaso como líder del Inframundo.

Intento saferme de él -Quítame tus asquerosas manos de encima, deja de alucinar ¿Cómo se supone que te convertirás en nuestro Rey?.

-Olvidé mencionar, gracias a mi ahora el Príncipe Raziel esta muerto, una guerra se aproxima entre el Cielo y el Infierno, no podemos seguir bajo las órdenes celestiales, tenemos que tomar el control de los tres Mundos, como en el pasado.

-¿Muerto? Eres un idiota, nuestro Reino está muy débil, mi hermano tiene solo la mitad de sus poderes y yo no tengo magia, ¿Cómo se supone que vamos a ganar una guerra?.

-Tu solo confía en mi Lilith, por ahora déjame disfrutar de tu cuerpo.

Dumah deslizo sus manos por mi cintura y me acerca a él bruscamente, por desgracia no tengo la fuerza suficiente para librarme de él. Una de su manos toma mi rostro e intenta besarme.

-Qué asco, ¡Sueltame!.

-Yo sé que también me deseas, no te hagas la difícil.

Alguien toma mi brazo y logra alejarme de él. -Príncipe, que alegría.

Dumah empieza a reírse desquiciadamente -Por lo visto aún le queda algo de fuerza Príncipe, pero es cuestión de minutos para que el efecto de la Belladona se haga presente.

Veo las gotas de sudor callendo del rostro del Príncipe, ¿Cómo Dumah logró envenenarlo?. No se supone que es un Príncipe Celestial.

-Lía estoy muy debil, usa mi espada, ella te dará la fuerza para protegerte de él.

-¡Qué! Príncipe por favor resista un poco más.

Su cuerpo se desvanecía y el dolor en su estómago se hizo presente.
-Príncipe usted es fuerte, por favor póngase de pie.

No puedo utilizar su espada, soy un demonio y por lo tanto si toco aquella arma celestial puedo sufrir quemaduras severas. Recuerdo una vez en clase cuando la profesora nos hablaba del Cetro de Abalám, mencionó que los artefactos celestiales son peligrosos para los demonios.

-Maldición. ¿Qué puedo hacer?.

-Ahora si estas en graves problemas. Le diré a su hermano que usted misma mato al Príncipe Raziel.

La lucha contra Dumah comenzó, mientras él intentana atraparme yo agilmente esquivaba sus golpes, De un momento a otro él Príncipe logró levantarse y con lo último que le quedaba de fuerza tomó su espada y la atravesó en el cuerpo de Dumah.

Todo sucedio tan rápido que Dumah no pudo esquivar el ataque del Príncipe. Fue una escena horrible, enseguida su cuerpo se empezó a incendiar y un humo rojo brotaba de él, poco a poco Dumah se convirtió en cenizas.

El Príncipe tomo mi mano -Lía escuchame con atención, con lo último que me queda de magia abriré el portal hacia el Cielo, atraviesalo y cuéntales a mis padres los hechos, diles que el amor que siento por ellos siempre vivirá.

-No puedo dejarlo aquí solo, Alteza tomé mi mano, regresemos juntos al Cielo, tal vez los Reyes puedan curarlo.

-Lía, no hay cura para el envenenamiento con Belladona, es inútil, porfavor regresa al Cielo como te lo indicó.

El príncipe logró abrir el portal al Cielo, me pare y decidí cruzarlo, después de todo no debería importarme su vida.
Pero algo dentro de mi, me decía que debía ayudarlo. Me quedé parada frente al portal y este poco a poco se fue cerrando. Al final de cuentas no pude dejarlo morir solo, él me salvo de Dumah.

-La profesora Baalit dijo que 10 gotas de mi sangre era el antídoto para curar esta clase de envenenamiento, pero la duda es ¿Funcionará en un ángel?.

No tenia tiempo que perder, después de todo es la única opción, sino funciona morirá de todos modos.

Mordí con todas mis fuerza mi muñeca, enseguida empezó a brotar sangre, cabe resaltar que la sangre de un demonio es de color negro. Tome su nuca y alce su rostro un poco.

-Príncipe por favor abra la boca.

Con los ojos cerrados y agonizando el príncipe obedeció mi orden. Poco a poco fui depositado las 10 gotas de sangre en su boca, veía como el líquido pasaba por sus garganta.

-Bien príncipe, ahora descanse.

Vi que cerca de donde estábamos habían una pequeña cueva, pronto iba a oscurecer y seria peligroso permanecer aquí, con todas mis fuerzas jale el cuerpo del Príncipe hacia la cueva, mi falda era larga así que decidí cortarla, con el trozo de tela envolví algunas hojas de los árboles, le fabrique una pequeña almohada para su cabeza.

Su cuerpo está sumamente frío, los demonios siempre mantenemos una temperatura cálida en nuestro cuerpo, me acerque a él, lo abrace y le brinde un poco de mi calor.

Estar tanto tiempo en el Reino Humano ha hecho que mi cuerpo se debilite, cerre los ojos y caí en un profundo sueño. Quería cuidar de él pero mis fuerzas se había agotado.

Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum