33. Luciérnagas.

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-¡KYAAA!, ¡Eso es increíble! -exclamaba Mitsuri en el patio con los demás, cuando Kotetsu y Tanjiro le contaban lo de la espada y Hoshi llegaba de ver a su tío-.

-¡Hola, Mitsuri-san! -saludó con la mano en alto-.

-¡Hoshi-chan! -se levantó del columpio donde estaba junto a Nezuko y corrió hacia la menor para abrazarla-. ¿Cómo estás?

-¿Cómo te fue con Haganezuka-san? -preguntó Kotetsu-.

-Muy bien -alzó sus pulgares, mientras Nezuko terminaba de bajar del segundo columpio y corría para abrazarla a la altura de su estómago. Hoshi le acarició el cabello y siguió hablando-. Tardará tres días y tres noches en arreglar la katana y -miró a Tanjiro- le colocará la guarda de Kyojuro-san.

-¡Qué buena noticia! -exclamó la pilar del amor-.

-¡Sí que lo es! -le siguió Kotetsu-.

-¡Si! -levantó Tanjiro sus puños al aire y Nezuko hizo lo mismo-.

Hiyori reía con ternura mientras tomaba la canasta vacía de ropa que había colgado en las cuerdas.

-¿Por qué no van a las aguas termales? Así descansan y celebran.

-¡Es una buena idea, Hiyori-san! -dijo Kanroji- ¡Vayamos todos!

Aún era temprano y estaba nublado, por lo que Nezuko podría ir con ellos, así que ingresaron todos a la casa, a excepción de Mitsuri que se fue directamente a la residencia.

-Uhm, Hoshi -preguntó Tanjiro algo nervioso-. ¿Iremos todos juntos?

-¡Claro! -exclamó de lo más normal, pero luego entendió a lo que Tanjiro se refería y enrojeció, pero se aclaró la garganta-. U-Usamos unas ropas para que nos bañemos todos juntos.

-¿Ah, sí?

La chica asintió y luego le indicó que la acompañara. Llegaron a la habitación de Hiyori y justamente estaba Kotetsu sacando unas prendas parecidas a los haoris pero con la manga hasta los codos.

-Este es el tuyo, Hoshi -le lanzó un prenda de color turquesa oscuro a la mencionada, quien lo recibió en el aire y lo extendió para mostrárselo a Tanjiro-.

-Era un haori que usaba de pequeña, pero ya no me queda bien y lo uso para ir a bañarme con los demás.

Kotetsu extrajo uno de color naranja, que era el suyo y luego uno púrpura que era el de su madre, pero quedaron a la vista tres más: uno de color rojo, otro amarillo y otro negro.

-¿Esos de quiénes son? -preguntó Tanjiro con inocencia-.

-Son de Obanai-san, Senjuro y Kyojuro-san -respondió Hoshi-.

-La de Kyojuro-san puede ser muy grande, pero puede que te quede la de Obanai-san -dijo Kotetsu-. Y a Nezuko la de Senjuro.

Les tendió las prendas negra y amarilla a Tanjiro y a Nezuko, respectivamente y ambos agradecieron, aunque Nezuko hizo una reverencia corta.

Cuando ya los cinco estuvieron listos, se colocaron una yukata larga por sobre esas prendas para cubrir sus piernas y se reunieron en la sala para caminar todos juntos hacia las aguas termales, donde Mitsuri los estaba esperando dentro del agua con su prenda de color rosa.

Al llegar, el primero en ingresar al agua fue Kotetsu, le siguió Nezuko y luego Tanjiro. Hiyori se retiró la yukata al igual que los otros, pero entró de manera más lenta y finalmente quedaba Hoshi.

Se encontraba de pie en la orilla de la poza, estática y un poco aterrada, pues se le había escapado un detalle. No mucho tiempo atrás, estuvo en esa misma posición y el desenlace fue fatal para ella. Todos riéndose de su cuerpo delgado, burlándose de sus cicatrices y mirándola diferente y, para rematar, el chico que le gustaba y que le había robado un beso, no fue capaz de defenderla; en su lugar, se sumó a las risas.

El Sol También Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora