"El encanto de lo desconocido domina todo" (Hómero)
Lalisa Manoban es una brillante guionista tailandesa que es catapultada de repente en un mundo diferente del suyo, de hecho deja el ardiente clima de Bangkok por Seúl, una antigua caja llena de sec...
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"No hay tiempo, tenemos que irnos..." le ordena perentorio, pero ella no puede moverse, los dedos lentos rozan ese rostro que conoce tan bien, un rostro imprimido a fuego en su corazón, en su carne, en su alma... guiada por su instinto acuna esa cara tratando de pronunciar aquel nombre querido pero no lo logra "¿Estás en peligro no lo entiendes? Tienes que huir de aquí inmediatamente" le repite el contrario intentando hacerla entrar en razón, la sensación de mal absoluto que se respira en el bosque se pone sofocante, el aire se condensa de un silencio lúgubre... él volviéndose de nuevo la esconde trás su cuerpo, en instantes una presencia se materializa a su cadera, es otra figura envuelta de negro "¡Llevatela de aquí!" ordena al recién llegado. Lisa agiganta los ojos desconcertada y agarrándose por la chaqueta de su espalda trata de retenerlo, esa sombra querida suspirando se vuelve y tomándole las manos esboza una sonrísa tan linda... la mira como si quisiera imprimirse cada particular de su cara en su mente, Sus miradas se mezclan atándose indisolublemente, titubeante él levanta la mano para rozar su mejilla con los nudillos... sus ojos se achispan por una luz calida... envolvente, se siente desfallecer a esa caricia y tiembla cuando acerca su rostro hasta casi rozar sus labios, parece que esté a punto de besarla sin embargo no lo hace en cambio se inclina sobre su cuello e inspira su perfume... lo siente jadear mientras se arrima más a ella, es solo un instante porque volviendo dueño de sus emociones esa sombra se aleja y parpadeando trastornado hace una señal al otro que sin demasiada delicadeza la agarra por un brazo. Intenta desesperadamente oponer resistencia pero con una mirada de hielo azul ese desconocido la paraliza, un extraño entumecimiento se adueña de ella y antes de desmayarse escucha un quejido de dolor seguido por una imprecación, un grito escalofriante estalla hiriendo el lugar pero se pone cada vez más lejano, no soportando más su conciencia se apaga en un misericordioso olvido.
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