― Hay una cafetería cerca de aquí ―comentó Gin, dejando su guitarra a un lado―. Vamos a comer algo, hermano, sé que no desayunaste.

―¿No lo hiciste? ―inquirió Chuuya―. ¡Eso es irresponsable, Ryuu! No te crié así.

―Cállate, tú tampoco lo hiciste, eres tan irresponsable como yo ―contraatacó, lanzándole la uñeta de su guitarra, y deseando tener otra, cuando el pelirrojo solo se rió de su reacción.

―De todas formas, lo que dice Gin es buena idea ―argumentó Tachihara―. La cafetería que menciona está cerca de la Facultad de Medicina.

―No salí temprano de la universidad para volver ―reclamó Higuchi, aún detrás de la batería y con las baquetas en mano―. ¿Por qué no vas a comprar algo para todos, Tachihara? No quiero moverme, pero quiero algo dulce...

―No soy tu sirviente. Además, hasta donde yo sé, tu novio es Akutagawa, ¿por qué no va él a comprarte algo?

Las miradas se dirigieron al pelinegro quien, hasta ese momento, se había dispuesto a ignorar al resto con tal de recoger la uñeta que lanzó. Al sentir la atención sobre él, miró a su alrededor, pasando por cada uno hasta llegar a su novia. La rubia detrás de la batería le observó con ojos brillantes, casi como los de un cachorro; emocionado por cualquier golosina que pudiese recibir. Pero el guitarrista no hizo más que cruzarse brazos.

―No iré hasta esa cafetería.

―¡¿Ni siquiera por mí?! ―sollozó Higuchi―. ¡Soy tu muy querida novia! ¡Además, podrías comprar algo para ti también!

―No quiero algo dulce ―respondió Akutagawa, desviando la mirada.

Higuchi soltó un quejido y dejó caer su cabeza contra el tambor, soltando las baquetas y sollozando al mismo tiempo en que estas golpearon el piso.

―Nunca quieres algo dulce...

Cansada de toda la escena, Gin suspiró. Le quitó de las manos la guitarra a su hermano, ignoró sus reclamos o la mirada enfadada que este le dio, y la dejó junto a la suya. Luego, se aferró a uno de sus brazos, sin importarle si el mayor quería alejarse de ella o no.

―Estás siendo ridículo, hermano ―regañó. Luego, regresó su mirada hacia el resto de la banda―. Asumo que Tachihara quiere comer algo de esa cafetería, como Higuchi. Chuuya, ¿qué quieres?

―Cualquier cosa que no sea un dulce.

―Bien. Tachihara, ve a la cafetería. Sé que hay una tienda cerca de aquí donde venden onigiri y otras cosas, compraré algo ahí.

―¿Y yo que tengo que ver? ―inquirió Ryuunosuke, intentando alejarse de la otra guitarrista.

―Tú eres quisquilloso con la comida, así que vienes conmigo para que escojas tu almuerzo ―regañó una vez más, y dirigió su mirada al resto de la banda―. Volveremos pronto.

En cuanto los hermanos Akutagawa salieron de la sala, no pasó mucho tiempo antes de que Tachihara lo hiciera. El bajista le preguntó a Higuchi específicamente qué quería, y se ofreció a traer un café para Chuuya, pero el vocalista repitió que no necesitaba nada de ese lugar. El chico asintió y masculló lo mismo que los otros dos al salir, prometiendo que intentaría regresar lo más rápidamente posible, pero que no podía prometer nada, ya que seguramente ese local estaría lleno a esa hora.

Bien, no importaba. Ryuunosuke les había dado una hora de descanso e iban a aprovecharla.

Dejando el micrófono de lado y cerrando el cuaderno entre sus manos, Chuuya buscó en su bolso un paquete de cigarrillos y un encendedor. Era cierto que prometió al guitarrista no seguir fumando, pero la tensión que sintió esas últimas semanas, además de su última plática con Dazai, fácilmente lo empujaron a ese vicio una vez más.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now