cap 16

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—¡Oh, Dios mío, deja de comer eso! —dijo Sakura, tratando de no reírse y
fallando miserablemente.
Sasuke se metió el brownie de chocolate en la boca y le guiñó un ojo. Con un suspiro de exasperación regresó al asiento trasero para fijar las envolturas de plástico en los platos de brownies, galletas y pastelitos.
—Si sigues robando comida, no quedará nada para la comida al aire libre de tu familia —dijo ella, sabiendo que no era una razón suficiente para que dejara de
comer. Estaba dispuesta a apostar que no había mucho que se interpusiera entre él y los alimentos.
Él volvió su atención de la carretera a hacer pucheros.
—Pero me encanta tu comida.
Ella puso los ojos en blanco ante su patético intento.
—Uh huh.
—Bueno, al menos no estoy tocando la ensalada de papa. Realmente debes
apreciar las pequeñas cosas de la vida, mi pequeño saltamontes.
Sakura se burló con incredulidad.

—La única razón por la que no lo estás engullendo es porque tengo eso y la ensalada de pasta en una nevera portátil en el baúl cerrado con llave.
Sus cejas se alzaron.
—¿Hay ensalada de macarrones? ¿Por qué no se me informó de eso?
—Probablemente porque quería que por lo menos llegara a casa de tus
padres antes de que lo devoraras.
Él negó con la cabeza suspirando.
—Tan poca confianza.
—Te comiste un cuenco entero de masa para galletas ayer cuando cometí el error de correr al mercado sin esconderlo primero. En serio, pensé que estaría a salvo.
—Te equivocaste.
—Tu obsesión con la comida está empezando a asustarme —dijo con ironía.
—No es una obsesión. Soy un chico en crecimiento, demonios.
Ella levantó una ceja con incredulidad.
—Gracias a Dios que llegamos. Me muero de hambre —se quejó mientras
aparcaba en el único lugar vacío en la calle, que estaba justo al frente de una gran casa de estilo victoriano blanco con ribete negro donde claramente se estaba dando una fiesta, a juzgar por la cantidad de personas que caminaban alrededor de la propiedad.
Cargaron sus brazos con todos los platos. Sakura lo hizo y se dirigió a la
puerta principal. Sasuke pateó la puerta suavemente ya que sus manos estaban llenas.

La puerta fue abierta por una mujer mayor con el cabello canoso. Ella echó un vistazo a Sasuke y le sonrió.
—¡Es mi bebé! —anunció en voz alta a la multitud en la casa mientras tomó
su cara y tiró de él hacia abajo para darle un sonoro beso en la mejilla. Dio un paso atrás y vio a Sakura. Su expresión pasó de emocionada a aturdida en cuestión de segundos.
Sasuke sonrió tímidamente.
—Mamá, esta es mi novia,  Sakura Haruno. —Hizo un gesto con el plato de brownies—. Sakura, esta es mi madre, Mikoto Uchiha.
—Es muy agradable conocerla, señora Uchiha —dijo Sakura, sintiéndose un
poco incómoda con su madre de pie con la boca abierta y las manos demasiado llenas para ofrecerse a estrechar la mano de la mujer. No es que su madre parecía ser capaz de responder ni nada por el momento. En realidad, Sakura estaba
empezando a preocuparse un poco.
—¿Novia? —espetó finalmente Mikoto.
—Sí, ¿por qué suenas tan… —Sasuke comenzó a decir sólo para ser
interrumpido por su madre.
Su madre giró la cabeza y le gritó a la casa.
—¡Fugaku!

Sakura lanzó una mirada nerviosa a Sasuke, quien estaba murmurando algo acerca de poner a su madre en un asilo de ancianos donde sólo servirían gelatina verde. Miró de nuevo a la puerta a tiempo para ver a un hombre mayor, quien era
claramente el padre de Sasuke por los rasgos casi idénticos, asomarse a la puerta.
Sonrió cuando vio a Sasuke.
—¿Qué está pasando?
—Mamá se está volviendo loca —dijo Sasuke—. ¿Hay alguna posibilidad de
que entremos antes de que los brazos de mi novia se caigan?
El hombre se sobresaltó notablemente y miró a Sakura y luego hizo una
expresión de sorpresa.
—¿Novia? —preguntó con clara incredulidad.
—¡Sí! ¡Novia! —espetó Sasuke, pero sus padres no parecían darse cuenta, ya que la miraban como si no pudieran creer que tal persona existiera. Para colmo sus
brazos estaban empezando a sentirse como si estuvieran a punto de caerse.
—Ah, a punto de dejar caer los pastelitos —murmuró mientras trataba de reacomodar los tres platos en sus brazos.
—Oh, lo siento —dijo Fugaku, extendiendo la mano y aliviándola de los pastelitos mientras su mujer cogió el plato de galletas de mantequilla de maní con trozos de chocolate.
Fugaku miró de ella al plato en sus manos.
—¿Dónde compraste estas? Se ven bien —dijo mientras su mano experta se coló por debajo de la envoltura del plástico. Ah, de tal palo tal astilla, pensó Sakura.
Ella le echó una ojeada rápidamente. El hombre estaba claramente en forma, una buena señal para Sasuke ya que el hombre no podía dejar de comer.

EL VECINO INFERNAL (Sasusaku)Where stories live. Discover now