Después del caótico multiverso, Peter ha pasado sus días en soledad, tratando de convertirse en una mejor versión de si mismo.
Su oportunidad de iniciar de cero, en paz y fácilmente, es corrompida cuando su realidad sufre otro daño.
Las cosas no se...
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La cabeza de Peter 1 martillaba, duro y preciso alrededor de su cráneo. Solo alcanzó a dormir dos horas, llegó a las tres de la mañana y entraba de nuevo a las nueve.
Se salvó de ser despedido, ya que hace menos de cinco semanas hubo recorte de personal, pero, ¿A qué precio?.
— Te ves de la verga. —opinó Peter 3, crudamente sincero. Viendo a Peter 1 arreglarse frente al espejo— Incluso una verga se ve más bonita que tú.
Peter 1 reunió las cejas y miro hacia su dirección.
— Necesito una explicación no homo para lo último —Peter 3 sonrió ladino, imperturbable ante la interrogante. Al recibir silencio, Peter 1 siguió— Acaso tienes problemas auditivos, está muy alto.
Peter 3 estaba viendo Glee, formó una "o" en sus labios, totalmente ofendido al ver a Peter 1 bajarle volumen al TV.
— Tengo problemas de audición, así que es mejor vuelvas a subirle. —gritó a un exagerado volumen, disfrutando fastidiarlo
Peter 1 regresó sus pasos del cuarto a la sala y encaró a su variante
— ¡Estoy al borde de una jaqueca! ¡Así que mejor que tú chirriante musical y tú se callen!
Las mejillas infladas y sonrojadas por el enojo, y la mirada llena de estrés y frustación de Peter 1, tocó el corazón de Peter 3.
Peter 1 puso los ojos y se fue hacia el perchero, a buscar su abrigo y llaves. Peter 3 le prestó verdadera atención, esa reacción reveló mucho.
No era solo un desarreglo mañanero, habían signos de agotamiento grave en el cuerpo de Peter 1.
Peter 3 se levantó del sofá y se acercó a su agobiada variante en miniatura.
— Hey, Hey, ven aquí. —sostuvo los hombros de Peter 1 por detrás— No me haz dado el discurso sobre todas los problemas que se presentan por estar yo en tú universo —Peter tres señaló la cabeza de Peter Uno con la barbilla— ¿Todo bien acá arriba?
Peter 1 continuaba tratando de meter sus brazos en el abrigo.
— Estoy a diez minutos de entradas, tengo pagos pendientes. Así que sí, ya no me interesa hablarte de eso, si no te preocupa, a mí tampoco —explicó Peter 1, abotonandosé el abrigo— Da igual, yo no soy el héroe de Santadilla, ese eres tú.
Peter 3 sonrió amargo. Admiraba, y al mismo tiempo odiadaba, la velocidad en la que el otro cambiaba el tema.
A Peter no le importaba el bienestar de nadie, le valía una berenjena si el universo colapasaba ahora mismo. Él solo quería averiguar si Peter Uno se sentía bien.
