EPILOGO PARTE 3 LA PROMESA (TIEMPO PRESENTE/METIN)

963 85 24
                                    

Epilogo

Parte 3

LA PROMESA

(TIEMPO PRESENTE/METIN)

Con mi mano en la pared trato de soportar el dolor en mi pecho. Pocas cosas me dolieron o importaron en mi vida, mis padres fueron una mierda, mi juventud fue una mierda y posiblemente mi vida terminaría convirtiéndose en una mierda también. Con todo ese oscuro escenario no me di cuenta en que preciso momento hubo cierta constante que nunca creí perder, ¿cómo era posible si quiera considerarlo? Cuando alguien es tan fuerte e invencible, difícilmente crees que algo podrá tumbarlo. Así era Can para mí, desde el primer momento que lo conocí, con esa aura de matón refinado con cara de niño bonito, no solo se convirtió en mi mejor amigo, éramos hermanos. La única persona que yo podría considerar familia, me identifique con él en ese primer puñetazo en la pelea de bar, quiero reír de recordarlo, sincronizados hasta en las jodidas peleas y lo supe en ese momento, ambos estábamos jodidos por dentro.

Una y otra vez me saco de la oscuridad cuando lo necesite, porque cuando la conoces tan bien, entras y sales a tu antojo, se de su historia tanto o más que de la mía, éramos un equipo, una unidad... tantas veces le salve el trasero de toda la mierda en la que se metía y viceversa, el hombre prácticamente me lanzo a la rehabilitación y no me dejo salir hasta que estuve limpio. Y un día apareció ella... la única persona que logro suavizarlo, la que lo salvo porque mi hermano cada vez retaba al peligro más de cerca, como si quisiera que la muerte se lo llevara, yo lo veía cansado, apagado, un muerto en vida que respiro por primera vez cuando ella apareció. Fue una sorpresa, la mujer era todo un reto a pesar de su belleza, un desastre emocional que de alguna manera empataba con él, con esa tendencia estúpida que tiene de creerse el héroe. Pude notar lo que los unía, la seguridad de que la oscuridad existe. Mi hermano salió del vacío, pero la muerte lo encontró primero.

Golpeo un par de veces la pared abriéndome la piel del puño. ¿Porque no me espero? ¿Porque no me lo dijo? ¿Porque no confió en mi para esto? Me entere por una jodida llamada de Mihriban y la guardia costera. Todo estaba tan jodido, sabía que algo pasaba con él, pero no preste atención, ya tenía a su Sanem para que lo cuidara, ¡ella me lo prometió maldita sea! Aprieto los puños y vuelvo a golpear la pared.

- Maldito imbécil - gruño con los dientes apretados - eres un imbécil...

La puerta de la habitación de Sanem se abre y sale Deniz. Me detengo limpiándome la cara, siento su mirada así que me volteo sosteniéndome del barandal.

- ¿Como está? - la estúpida pregunta sale sin que pueda detenerla.

- Mihriban se encargará - no necesita decirme más, Sanem estaba vuelta loca. Ella era delicada, su mente frágil así que se necesitó que Mihriban y Deniz intervinieran para calmarla - déjame curarte...

- No, - quito mi mano arrepintiéndome al instante, los ojos de Deniz me miran desconcertados y los baja. Es difícil verla en este estado, hay pocas cosas que bajen su ánimo, es una chispa constante - perdón. ¿Porque no vas a ver a las dos ridículas de abajo? Creo que te necesitan más...

Asiente.

- Iré a verlas, Sanem no podrá manejar otro drama - asiento. Ninguno de los dos se mueve, sus ojos están cargados de lastima, sé que quiere consolarme, pero no puedo aceptar su consuelo porque eso significa que todo se ha perdido y yo me niego a aceptar la derrota - lo sient...

- No lo digas, - la detengo - él no se ha ido.

- Pero...

- Ve abajo, me importa una mierda lo que les pase a esas dos mujeres, pero si Sanem vuelve a presenciar eso se va a poner peor. Ve con ellas.

DEJAME ATRAPARTE: ENTRE SUS BRAZOSWo Geschichten leben. Entdecke jetzt