CAPITULO FINAL

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CAPITULO FINAL

SANEM

- No puedo dejarlos.

Observando al frente siento como mi mirada se nubla, las lágrimas se acumulan empañando mi visión hasta tal punto en que lo único que veo es agua. Limpio mis ojos con mis mangas. Últimamente esto es muy recurrente, no sé si es porque mi vida con Can esta por empezar o porque mi vida aquí va a terminar. No es el apego lo que me hace llorar, es la libertad, he pasado por muchas cosas con mi madre y mi hermana, pase de ser una recluta perdida en mis temores a ser esta nueva persona, por eso mis ojos no dejan de lagrimear.

- Todo está saliendo tan mal – sollozo empujando una y otra vez.

*Tienes cero inteligencia espacial Sanem. Además, eres un licuado de emociones.

Sollozo limpiando mis mejillas. Presa de la frustración tomo los libros y los aviento en la cama. Can fue muy claro, "equipaje ligero", no puedo llevarme todos mis libros y no puedo seleccionar a mis favoritos porque todos son mis favoritos.

- Dios, no he podido parar de llorar. Soy como una llave abierta.

*Pobre Can, va a perderse en mar abierto con un tomate hinchado.

Ruedo los ojos cuando el fuerte golpe de la puerta me asusta y me hace dar un salto. Estoy sola en casa así que tengo que bajar. El inestable golpeteo se repite otra vez, voces de hombres se escuchan afuera. Se supone que Umut está cuidando, no deja entrar a nadie y normalmente me llama al celular. Cuando abro la puerta toda mi preocupación se evapora y se eleva en un instante.

- ¿Can?

- ¡Ahí está ella! ¡Mírala, mírala! ¡Tan hermosa, la señora Divit! ¡MI SEÑORA DIVIT! – grita, colgado de Umut, que al parecer tiene dificultades para mantenerlo estable. Can no tiene los músculos absurdos de Umut que parece que va a explotar, sin embargo, es un hombre grande y Umut se ve bastante contrariado porque Can está totalmente colgado en el – ¿no te dije que estaría despierta? Es un pajarito madrugador, todo bonito y triste...

- Lo siento señorita Sanem...

- ¿Qué es lo que pasa? – pregunto preocupada dejándolos pasar. Can tiene la mirada totalmente perdida y el olor a alcohol es muy fuerte. Si encendiera un cerillo a un metro se prendería en llamas. Con trabajo, entre los dos metemos a Can a la casa, este pasa su brazo por mis hombros e inhala de mi cabello.

- Un conocido que tiene el señor Can en un bar le llamo a Ceycey, el señor estaba totalmente perdido y no lo dejaría conducir. Insistió en que lo trajeran para acá, pensé que sería lo mejor para que no esté solo.

- Uff Can – mientras luchamos por subir las escaleras, Can empieza a cantar y reírse sin parar, varias veces estuvimos a punto de caernos porque Can no mueve sus piernas.

- Vamos señor, déjeme ayudarlo – le pide Umut llegando al último escalón.

- ¡Necesito otro trago! – grita en el oído de Umut como si quisiera dejarlo sordo – ¡no! ¡no necesito otro trago! ¡Tragos para todos! ¡Para todos y para la dama triste!

Umut y yo nos miramos confundidos.

Cuando llegamos al sillón Can maniobra de alguna manera jalándome contra él. Apenas logro apoyar mis brazos en su pecho para no golpearme en su barbilla.

- Eres muy bonita – susurra con una sonrisa infantil. Por alguna razón, a pesar de su estado, logra ruborizarme. Umut me ayuda a enderezarme; acomodo mi pijama y por unos segundos nadie dice nada.

DEJAME ATRAPARTE: ENTRE SUS BRAZOSUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum