Dos

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7 años y 6 meses después

La lozanía de su juventud iba menguando, la frescura de su rostro y la tersura de su piel decaían. Isabella se marchitaba lentamente. En ella moría la esperanza de ser feliz.

Siete largos años habían pasado desde aquel adiós y le pesaba en el alma. Su frágil corazón intentaba sobrevivir a aquel suceso. Se dedicó a hacer feliz a su familia, a trabajar para los suyos. No quería ser un objeto inútil dentro de la enorme residencia de su padre.

Un año después de haberse partido su corazón, Bella recibió la propuesta de Mike Newton. Y armándose de toda la cortesía que pudo reunir, lo rechazó. Era un buen partido, había aconsejado su madrina Esme. Pero ni siquiera la mirada aprobatoria de su padre la convencieron. Ella se quedaría sola para el resto de su vida.

Mike por su parte ofreció la misma propuesta a la hermana menor de Bella, Jessica, quien aceptó antes que él terminara de hablar. Y se casaron, en una pomposa boda, los apellidos Newton y Swan se fundieron.

El señor Charlie Swan, afamado caballero, orgulloso de su posición y sus riquezas, vio con agrado como la menor de sus hijas pasaba a formar parte del clan de los Newton, una distinguida familia de abolengo pero carente de elegancia. "Pudo ser peor" se repetía Charlie. "Su apellido se enaltece con el mío".

Pero ahora, los excesos y derroche de su fortuna le pasaban factura a Charlie. Las continuas fiestas, bailes, viajes y demás superficialidades lo habían llevado al borde de la ruina. Y su hija mayor, Tanya, la más hermosa muchacha de Forks, seguía soltera. A punto de cumplir 30 años, no era la jovencita solicitada de otro tiempo. ¿Cuántas propuestas rechazó Charlie para Tanya? Muchísimas.

Para él su hija era digna de un príncipe o algún noble europeo. No de cualquier mediocre de Forks. Por ello seguía albergando la esperanza de casarla con alguien digno del apellido Swan y que aporte lo suficiente para sacarlo de la situación apremiante en la que se encontraban. Le había echado el ojo a un distinguido joven hacía años atrás, su sobrino Alec Volturi Swan, hijo de una prima suya casada con un conde italiano. Charlie anhelaba dejar su escasa fortuna y su apellido a un noble y qué mejor que casado con la mayor de sus hijas.

Pero aquel caballero había sido esquivo, no aceptó sus invitaciones y menos su insinuación para con la señorita Swan. Apenas llegó una tarde a visitarlos y nunca más regresó. Sin embargo Charlie aún tenía la esperanza latente.

Tanya había sido la señora de la casa, desde que murió su madre. Se encargaba de cada baile, cena, invitación y comida que daban los Swan. Ella había heredado el mismo carácter derrochador de su padre. Llevando a su familia cerca de la ruina.

Mientras tanto la hija de en medio, Bella, era un cero a la izquierda en las decisiones que se tomaban en aquella casa. Se dedicaba a ordenar la biblioteca, mantener al día los cuadernos de gastos y los pendientes menores. Recibía la correspondencia, se encargaba de los pagos a los proveedores y hacía todas las tareas que a su hermana mayor le aburrían.

Esme Platt, madrina de Bella, vecina y mejor amiga en vida de la fallecida Renée Swan, había sido siempre la consejera más preciada que tenía Charlie. A ella recurrió la familia cuando se vio en la imperiosa necesidad de pedir consejo sobre el futuro de su casa. Los Swan tenían demasiado acreedores, Bella advertía de esto cada noche pero su padre y hermana no le habían prestado atención hasta el día que uno de los modistos más reconocidos amenazó con recurrir al banco y denunciar sus deudas.

Y Esme aconsejó llevar un estilo de vida más modesto. Asesorados por un administrador, los Swan decidieron mudarse a otro lugar, dónde no tuviesen a su cargo una casa tan grade y costosa como la que habitaban. Con menos servidumbre y eventos sociales a los que asistir. Y tal vez alquilar la enorme residencia de Forks para poder pagar las deudas contraídas.

No digas adiós -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora