CAPÍTULO 53 Parte II

5K 700 183
                                    

“Rupturas”

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

“Rupturas”

CIRO WALKER

Apago mi celular y lo meto en el bolsillo interno de mi chaqueta.

—¿La vas a cuidar?

El rubio con cara de nabo me ve con rabia. Me ve de la misma forma que los otros hermanitos de Cherry me vieron en la gloriosa cena de la discordia.

“Le arruinaste la vida” es lo que manifiestan sus ojos de perro siberiano.

Está a punto de ladrarme como cualquier can y aunque estoy tentado de reírme a las carcajadas con el acto patético del pelelito inútil que vino a ver a mi nena, realmente traigo prisas. Quiero irme, concretar mi reunión y volver.

Quiero estar con ella. Quiero meterme dentro de esa cabeza y saber lo que está pensando, lo que pretende hacer. De qué modo dará inicio a una masacre que ya tengo asumido, no podré negarle o impedirle.

—Es mi hermana. Claro que la voy a cuidar.

El caribonito muñequito de pastel rodea la mesada de mi cocina y pone agua a hervir para preparar té o café.

Inspiro profundo; muy profundo. Llevo tantos años acostumbrado a vivir solo que tener a este engendrito revolviendo mis alacenas me está sacando de quicio.

—Si tiras una pizca de azúcar en el mármol, te lo haré limpiar con la lengua.

El tal Liam carga una cuchara y la vuelca sobre mi mesada. Entera. Y para colmo desparrama cada partícula blanca, regando gran cantidad de azúcar en el suelo.

—¿Dijiste algo?

Trago saliva y cuadro la mandíbula, aguantándome de las ganas de asestarle un puñetazo.

La pica entre este imbécil y yo está instalada desde hace tiempo; cuando lo descubrí hackeando las cuentas de su adorable hermanita y lo amenacé con venderlo al FBI porque lo que hacía era ilegal, aquí y en todas partes del mundo. Desde allí el chico me quiere destripar y yo quiero partirle la puñetera quijada.

Aún así me tragué el bendito coraje en el momento que tuvo el tupé de llamarme expresando preocupación por Cherry, quien nunca le devolvió los mensajes.

Nunca tuve hermanos. No sé lo que se siente tal lazo pero sonaba convincente y por ello le permití quedarse en mi departamento, durmiendo en una bonita cucha en el balcón mientras yo me llevo a su adorable Lexi a la cama.

Lo que Alexandra permanezca en mi casa, lamentablemente su mascota también se quedará. En épocas de cólera, peligro, silencio y hermetismo es cuando más vigilada debe estar.

Si a mí se me cruzaron los cables y enloquecí cuando supe lo que Gaultier, Leonel y Xavi le hacían a Hanna, no alcanzo a imaginar la pudredumbre que ha de estar calcinando a mi bebé por dentro.

Dancing in the Darkness © +21Where stories live. Discover now