—¿Te acostaste con mi hermano?—

Salvatore mueve la mirada entre Bruno y yo, ambos nos miramos un momento con horror antes de negar, para responder al unísono.

—¡Por dio no! ¡Ni soñando!—

—Valentina, tuvo un relación con Darío—

Entonces, Salvatore suelta una sonora carcajada al punto en que le salen lágrimas en sus ojos, bufo con molestia y cruzo mis brazos por encima de mi pecho, fulmino con la mirada a Bruno quien sonríe con cierta burla.

—Borra esa estúpida sonrisa en tu rostro, pollo—

Su sonrisa crece, niega divertido.

—Lo siento, es que...— se ríe— tienes que admitir, que la idea de que hayas tenido una relación formal con Darío, está para morirse—

—¡Y lo que le sigue!— exclama Salvatore, sin dejar de reírse. Me mira— se necesita ser estúpida y no tener buen gusto, para salir con alguien tan insignificante como lo es mi hermano—

—Para tu información, Greco— mascullo con molestia— todo fue por un mal en común. Además, tu hermano fue el primero en ponerme la guillotina en el cuello—

—En eso tengo que ceder la razón, fratello— responde Bruno— Darío, se acercó a ella para acabar con los rusos—

—Dio mio— niega divertido— vamos de mal en peor, ahora entiendo por qué papá no dejaba que Darío, se metiera en sus negocios—

—Pudo sacar nuestra belleza— dice con arrogancia su hermano menor— ¿Inteligencia? Estoy seguro que un mono lo superaría en cualquier problema—

—Tienes razón, fratellino— posa nuevamente su mirada en mí— dijiste un mal común. ¿Qué conseguiste de él cuando es un inútil?— inquiere.

Entonces, una sonrisa malvada se forma en sus labios y yo siento cómo las ganas de matarlo aumentan con cada palabra que sale de su boca.

—¿Orgasmos? Lo dudo—

Siento como las mejillas se me calientan con molestia, Salvatore inclina su rostro hacia el mío hasta que su nariz roza la mía, lo miro directamente a los ojos al igual que no despega su mirada de la mía, entonces se inclina hacia mi oído para susurrar con voz ligeramente ronca.

—Te garantizo que de haber sido mi amante, Marchetti. Orgasmos no te faltarían, cariño—

Una sonrisa petulante se forma en mis labios, niego divertida acercando mi rostro ahora al suyo, el desafío entre nosotros es notorio al punto en que ninguno de los dos está dispuesto a ceder.

—Años atrás. Años después, Salvatore...— uno de mis dedos delinean su incipiente barba— los Greco, nunca más tendrán el privilegio de estar en mi cama—

—Es por que no has probado el Greco correcto, cariño— refuta, sonríe— pero no te preocupes, Marchetti. Eres poca mujer para cumplir mis estándares—

Arqueo una ceja con cierta sorpresa ante la osadía del comentario, entonces, una carcajada sale de mis labios lo que le causa intriga a Salvatore, quien arquea una ceja del mismo modo que yo. Inclino más mi rostro al suyo.

—De ser poca mujer, Greco...— ladeo mi cabeza— no estarías siguiendo mis órdenes, dolcezza

La sonrisa de su rostro se borra de golpe y sus ojos azules brillan con molestia, sobre todo con ganas de devolverme el comentario pero no se le ocurre ningún argumento convincente para vencer al mío.

Valentina – 1

Salvatore – 0

Mi sonrisa se ensancha al ver que solamente bufa por lo bajo para darse la vuelta e irse hacia el probador, miro descaradamente su trasero enfundado en los pantalones de pinza, chasqueo mi lengua con cierta diversión a mi lado, Bruno se ríe.

El amor del ZarWhere stories live. Discover now