Quería tenerlo todo bajo control, y una no-respuesta de la latina me estaba devorando los nervios.

-No tengo novia. —Respondió finalmente. Tomé aire y me quité una presión de encima, que no sabía por qué. Yo sí que tenía. El móvil empezó a sonar en mi bolsillo y lo saqué, la cara de mi novia estaba grabada en él.

-Perdóname un momento. ¿Sí? —Contesté al teléfono mirando al frente.

-¿Qué estás haciendo, cielo? —La voz de Kaylee sonaba a través del teléfono pero yo sólo podía pensar en Camila.

-En la fiesta para los diseñadores de moda, Kay. —Respondí. Mi tono era seco, porque sólo quería hablar con Camila y mi novia me estaba molestando. ¿Eso era normal? Con la que tenía que querer hablar era con Kaylee, no con Camila. Ella era mi novia, pero no. Era más interesante hablar con Camila.

-Hoy he ido a la sesión de fotos para Gucci, ¿sabes? Me han regalado un par de bolsos para que los pruebe, nada fuera de lo normal, y entonces

-Oye cariño, tengo que hablar con Dolce. Luego te llamo. —Colgué soltando un pesado, largo y profundo suspiro. Me giré hacia Camila que me miraba moviendo la copa de vino, como si no quisiese meterse en mi vida.

-Era mi novia, Kaylee. Es... Es modelo de Victoria Secret. Por eso la fiesta para los diseñadores y eso. —Esbocé una sonrisa muy forzada y ella lo hizo también.

-No me sorprende. —Dijo con una sonrisa pegada al borde de la copa de vino, dejándola en la mesa. Sus piernas estaban cruzadas y no sabía cómo responder a eso.

-¿Por qué dices eso?

-Mírate. Eres sexy, guapa, rica. ¿Qué menos que una modelo de Victoria Secret? —Ella soltó una suave risa y cogió otro canapé, esta vez de caviar y se lo llevó a la boca. Tras el primer bocado, volvió a mirarme. —Aunque no lo queramos, esto está jerarquizado, Lauren. Tú sales con una modelo de fama mundial y, si rompes con ella, saldrás con una actriz o cantante famosa porque te mereces eso.

-Esto no se rige por el dinero, ¿sabes? —Camila terminó de comerse el canapé de un bocado y se giró hacia mí, degustándolo lentamente. Ella sonrió, no me creía, pero yo no iba a replicar más. —Por ejemplo, tú eres más guapa que mi novia.

-Eso no es verdad. —Respondió Camila, frunciendo el ceño sacudiendo la cabeza. —Tú vas a fiestas, conoces gente. La gente de a pie se conoce en bares, discotecas, cafeterías. Tus bares son restaurantes de lujo al que sólo se pueden permitir ir la gente más exclusiva, haces fiestas y más de lo mismo.

-¿Y qué si esa persona tiene un accidente y conoce a alguien en un hospital? ¿Qué es eso entonces? —Fruncí el ceño esperando una respuesta por su parte, pero me gané un suspiro.

-Poco probable. —Respondió pasándose las manos por la tela del vestido, levantando la cabeza para mirarme luego. —No pretendía discutir contigo.

-Odio que todo el mundo me dé siempre la razón. —Sonreí y ella me devolvió aquella sonrisa, quedándonos mirando durante un momento.

-Adoro esta canción. —Flightless bird, American mouth comenzó a sonar de fondo y la verdad es que adoraba aquella canción. Me levanté y cogí las manos de Camila, levantándola del asiento para que bailase conmigo. —No sé bailar, soy muy torpe. —Las dos reímos mientras Camila negaba.

-Vamos, todo el mundo sabe bailar.

-Perdón si te piso. —Reí.

Cogí una de sus manos y la otra la puse en su cintura, mientras que Camila puso la mano en mi hombro izquierdo y cogió la otra mano, comenzando a movernos y bailar lentamente. Miré a los ojos de Camila, que estaban vidriosos y brillantes aunque los apartó un poco.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora