16.Recorrer

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2 de abril del 2020.

Dylan.

Dijiste que nada de perversión.

Río y nos hago temblar gracias a que Lorena está sentada a horcajadas sobre mí, en el pasto verde que abunda bastante en el instituto. La pequeña reja de alambre de púas nos da su vista. Es bastante estrecho, pero puede transitar un persona, es la única parte del lugar sin los imponentes muros.

La compenetración entre nosotros trajo consigo algo más de intimidad a nuestras vidas, como la manera en la que enreda sus piernas a mi espalda y se mantiene con la cabeza apoyada en mi cuello, y que por alguna razón se siente lo más parecido a irse flotando, siendo ella y yo. Sin embargo, claramente la posición produce reacciones en mi cuerpo.

—Fallo técnico.

—No me hace gracia.

—No tiene por qué.

Se hace un breve silencio, ella suspira antes de hablar.

—¿Conoces a Watson?

La separo de mi cuerpo ante la pregunta y la miro con miles más.

—¿Qué pasa con él?

—No sé...es...

—Complejo. Nunca intentes descifrarlo.—Corté inmediatamente.

—Quiero entender...

Clavo mi vista en ella, no entiendo a qué diablos viene ese nombre.

—¿Por qué?

—Por...—se acobarda— alguien.

—¿Lucas?

—Watson...es mi vecino.

Inmediatamente la sangre arde en mis venas, amenaza con agolpar mi sistema con rabia y desenfreno. Tomo varias respiraciones; no lo quiero cerca de Chantal, mucho menos de mi chica. De MI NOVIA.

Busco su mirada, pero ella inteligentemente toma un desvío de la mía y clava detrás de mí.

—Tiene que ser una broma. ¿Se puede saber por qué me lo dices ahora, ahora que estamos en sosiego?

—Tu reacción es la respuesta, pareces un dragón lanzando llamas.

—¿Me estás diciendo inestable? ¿Es que acaso no tengo derecho a preocuparme por ti?

—¿Me podrías escuchar?

Ruedo mi labio en mi boca y lo muerdo. Ya está, le daré unos minutos.

—Bien.

Toca su cabeza.

—Todo es un lío aquí, Dylan... no sé cómo expresarlo.

—¿Es difícil para ti decir que sos su vecina? —Aguanté la respiración, intentaba no solo contener eso, sino también mis reacciones.

—No ha pasado nada.—El leve quiebre en su voz me hace dudar—. Solo tenía curiosidad.

—Estupendo, si no la tuvieras no me entero.

Lorena se cruza de brazos y baja de mis piernas, algo que, inconscientemente, clava una leve aguja en mí.

—No tienes que saber todo de mí, ¿acaso lo sacarás de donde vive?

Molestando a Lorena ✔️Where stories live. Discover now