1.Un inicio peculiar

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Lorena

27 de enero del 2020

Caminé rápidamente evitando cualquier tipo de choque con los demás pocos estudiantes en los pasillos. Bien, era tarde, pero todo se lo debía a mi padre y su fatalidad para seguir instrucciones. Yo no era de ese tipo de personas que solían llegar tarde a propósito, yo era puntual y siempre que tardaba era mayormente por culpa de terceros.

Me aferré a la correa de mi mochila mientras intentaba encontrar el aula que me tocaba. Mis padres habían decidido que lo mejor para ellos era mudarse para estar más atentos a su prioridad; la empresa. Que era lo único que les importaba, por lo cual a mitad de año yo iniciaba en un nuevo instituto.

—Eh, lindura —busqué el dueño de la voz y me encontré con un chico frente a mí; era alto, moreno y de pelo casi al ras— ¿estás perdida? Puedo echarte una mano.

El chico desplazó su vista de mi cara a mi cuerpo, entonces una mueca se plasmó en su rostro y negó con la cabeza. Lo escuché murmurar casi inentendible.

Qué decepción.

Aparté la vista lejos de la de él porque, vale, eso como que había dolido. Quizás no era la chica más voluptuosa, pero eso no era lo único que podía ofrecer una persona. Había cosas más importantes pero de las cuales la sociedad era ignorante.

—Bueno, será mejor que te encuentres tú .— Caminó pasando por mi lado mientras murmuraba más cosas que esta vez sí no entendí.

Sacudí mi cabeza y seguí caminando. Casi todos los pasillos que recorrí estaban desiertos y si encontraba a alguien no eran más que profesores o quizás padres de otros estudiantes. Miré la indicación del piso y número que me habían dado y noté que no estaba muy lejos, sonreí y seguí cruzando pasillos hasta llegar al indicado.

Miré delante de mí para encontrarme con unos ojos oscuros que me observaban burlones, inconscientemente me miré rápidamente en busca de algún fallo, pero todo estaba en orden. Entonces comprendí que el chico solo debía estar pensando y yo me infiltre en su campo de visión. Esquivé su mirada, pero él volvió a buscarme, no pude evitar que mi ceño se arrugara. Volví a moverme para esquivar su mirada, pero él me buscó. Bufé.

—¿Perdón? — poco a poco me acerqué a él, me miraba divertido.

—¿Eres nueva? — inquirió rápidamente. Lo observé unos segundos, quizás esperando la reacción que tuvo el anterior, pero él solo ladeó la cabeza y me hizo un gesto para que lo siguiera —. ¿Eres del B o del A?

Observé la hoja con las indicaciones e hice una mueca.

—Solo dice que mi maestro titular es Francisco Rodríguez — levanté la vista para verlo mientras lo seguí pero él solo asintió — ¿sabes cuál sección es?

No habló. Un silencio extraño se formó entre nosotros, solo caminábamos.

—Aquí es, — me observó con detenimiento y sonrió —no pareces el tipo de persona que estudia aquí.

Pestañeé seguidamente.

—Yo...

—Olvídalo — sonrió —. Esta es tu aula.

Molestando a Lorena ✔️Where stories live. Discover now