Park YoonHee tiene su vida perfecta. Organizada. Y tranquila en Seúl. Es dueña de una clínica veterinaria y ama su trabajo.
Felizmente casada con un empresario importante en la ciudad, a quien ama y está feliz por tener una vida con él.
Sin embargo...
—Omma hoy nos enseñaron las primeras consonantes —dice Yoonah mientras daba brinquitos e íbamos saliendo de su colegio. Era tan adorable verla con su pelo largo, su bonito flequillo y vestida con ese lindo vestido de flores que tanto le gustaba. Su sonrisa irradiaba felicidad.
—¿En serio? —la miro y ella asiente repetidas veces mientras sonreía—. Entonces supongo que debiste aprender mucho ¿cierto?.
—¡Claro que sí omma! —exclamó ella en seguida—. Soy una de las niñas más inteligentes de mi clase.
—Mhm. Seguro —sonrío encantada y abro la puerta del asiento trasero cargandola un poco para que se adentrase al auto.
—¡Yangyang! —exclama Yoonah al verlo. Yangyang como respuesta ladra moviendo la cola; ya había dejado de ser ese cachorrito y ahora era un perro tan grande.
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—Espera. Dejame ponerte el cinturón —le digo a Yoonah y ajusto el cinturón. Una vez me aseguro de que esté bien cierro la puerta y rodeo el auto para dirigirme al asiento de chófer.
—Omma —vuelve a hablar Yoonah y la miro por el espejo retrovisor mientras me pongo el cinturón de seguridad— Yangyang es más grande que yo –refunfuña y río divertida viendola.
Ella abrazaba a Yangyang y este claramente era más grande que ella. A su lado era tan pequeña.
—Algún día serás más alta que el —le sonrío.
—Me gusta así —comenta ella dejando su cabeza apoyada en el samoyedo.
—¿Quieres pizza para cenar? —le pregunto mientras enciendo el auto y comienzo a salir despacio del garaje.
—¡Siiii! —exclama—. Pero...¿y appa?. ¿Vendrá hoy con Yoonjun ¿cierto?.
—Sí. Regresará hoy —respondí adentrandome al tránsito—. Compraremos pizza y comeremos los cuatro ¿quieres?.
—Sí ¡pizza!. Omma a Yangyang hay que comprarle su comida favorita. ¿No es así, Yangyang?.
Yangyang ladra en respuesta y miro por el espejo retrovisor como sacaba la lengua. Sonreí.
—Bueno...comeremos pizza nosotros y a Yangyang le compraremos su comida favorita —sonreí.
—Wiiiii —aplaude ella y sonrío levemente para manejar primeramente hacia una pizzería cercana.
Luego de varios minutos, estacioné el auto en el garaje de la casa, y abrí primeramente la puerta del asiento trasero bajando a Yoonah y luego bajando a Yangyang. —Ve con Yangyang para la casa —le digo a mi hija.
—Sip. Vamos Yangyang —se vá dando saltitos con Yangyang detrás de ella juguetón.
Saco las pizzas y tomo mi bolso para cerrar el auto y dirigirme a la casa. —Cambiate de ropa Yoonah —le digo en lo que iba a dejar las pizzas en la cocina.
