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—Hey —Namjoon chasqueó sus dedos delante de mi sacándome del viaje ancestral al que yo había ido como hace media hora.

Salto en mi sitio saliendo de este viaje y miro al moreno que alzaba una ceja y curveaba sus labios en una sonrisa divertida.

—¿Que país fuiste a visitar? —pregunta con el toque bromista.

—A uno muy lejano —respondí relajando por completo mi espalda en el respaldo de la silla mientras pensaba en aquello que me había dicho el tal Jungkook.

Es decir, debí haberme reído ¿no?. O tal vez aquello debió resultarme gracioso.

"Él estaba casado. Pero conmigo".
Como no. ¿Acaso trataba de soltar algún tipo de piropo?. ¿O lucir bromista?. Porque no me había hecho ninguna gracia.

Tampoco me había molestado.

—¿Y que es lo que te tiene viajando a ese país? —Namjoon vuelve a sacarme de mis pensamientos.

Esta vez levantandose y dirigiendose a revisar algunos libros nuevos.

—Nada importante —digo—. No me hagas caso.

El me miró dudoso pero dijo nada mas y terminó asintiendo.
Me pasé todo el resto de la tarde junto a Namjoon. Y ya cuando terminó su día en la biblioteca decidió acompañarme a casa ya que era un poco tarde y comenzaba a oscurecer.
Le había dicho que no era necesario; no es como si viviesemos en la ciudad pero el insistió. Namjoon era muy correcto.

—Mañana iremos por esa hamburguesa —me dice cuando nos detenemos frente a la casa de mi abuela.

—Hace rato que no como hamburguesa así que hecho —sonreí—. ¿No quieres entrar?.

—Después vengo y saludo a la abuela. Mamá de seguro me debe de estar esperando para la cena.

Sonreí y asentí —Está bien. Nos vemos mañana entonces.

Nos despedimos con un corto abrazo y entré a la casa, viendo a mi madre en el sofá extasiada.
—Hola mamá —llegué a ella y besé su mejilla.

—Hola cariño.

—¿Llegaste ahora? —me siento a su lado.

Yangyang al escucharme aparece bajando las escaleras y en el último escalón se cae. Pero se incorpora y viene hacia mi.
Suelto una risita y lo cojo para abrazarlo.
Tan lindo.

—Más o menos.

—¿Y la abuela?.

—Está terminando la comida. Me dijo que no quiere que ninguna de las dos le estuviesemos haciendo sombra —respondió y negué.

—Ya que están hablando a mis espaldas —aparece la mencionada—, vengan a organizar la mesa.

Mi mamá y yo nos miramos sonriendo y decidimos acudir a la orden de la anciana.

Luego de unos minutos, mi progenitora y yo, habíamos puesto la mesa y organizado los platos necesarios.
Los cubiertos, palillos -dependiendo de lo que comeríamos-. Vasos y el agua.
Y entonces nos sentamos a disfrutar de la deliciosa comida que preparó mi abuela.
Conversamos, reímos y elogiamos lo rica que había quedado la cena.

—Yo fregaré. Y ni se les ocurra llevarme la contraria —nos acusa a mamá y a mi cuando estabamos llevando los trastes a el fregadero.

—Que obstinada eres mamá —se quejó mi madre.

Yangyang se había quedado en la sala terminando su comida y yo me dirigí al baño para darme una ducha. Me puse mi camisón de dormir y luego me senté en el murito de la ventana -que evitaba que me cayese y me diese la caída del año-. Mi cachorro samoyedo se subió a la cama como pudo –cuando apareció al poco rato– y se acostó entre las dos almohadas mientras yo tomaba mi celular y revisaba los mensajes de Karina preguntandome varias cosas en las que tenia duda. Y que yo me aclaré de explicarle detalle por detalle en un audio de voz.

Alma Gemela |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin