Capítulo 11

67 9 0
                                    


🔱 LIAM 🔱

Haberme encontrado con Maisie y su hermana era lo último que hubiera creído que haría cuando salí de casa esta tarde, pero encontrarla junto a ese desgraciado y con un bebé en manos me había dejado un tanto descolocado.

No había dudado ni un segundo en acercarme a ver qué pasaba, y mucho menos en tratarla cariñosamente para que ese tipo creyera que me estaba esperando.

¿Qué horrible obsesión tenía con ella? ¿O es que Maisie no me había dicho toda la verdad sobre la relación que compartían?

-Ya me estoy asustando, ya. ¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿O volviste a hablar con Cora?

-No, nada de eso. Fue puramente casualidad. –Me miró alzando las cejas. –Créeme por esta vez.

Las guié por las calles de la ciudad sin rumbo alguno.

-¿Podemos ir a comer algo? Aún no hemos merendado...

-¡Gabi! –Se quejó la chica mirando a su hermana ofendida.

-Sí, por supuesto. Hay una cafetería aquí muy buena. –Dije dirigiéndome a ella más que a la niña. –¿Vamos?

-Por esta vez... –La oí murmurar haciéndome sonreír. 

-Muy bien, señoritas. Por aquí.

En silencio, y aún con Gabi en brazos, caminamos hacia una de mis cafeterías preferidas.

Me moría de ganas por preguntar qué hacían con aquel tipo, pero no quería ser tan directo ni agobiante. Además, tampoco quería hablarlo frente a Gabi.

-Hmm...

-¿Qué?

-No me has presentado a esa bebé...

-¡Se llama Millie! –Respondió Gabi mientras que la ponía en el suelo.

-Y Millie es... ¿Tu hija?

-¡No, tonto! –Volvió a decir Gabi mientras que Maisie me había mirado un tanto incómoda. –¡Millie es nuestra primita!

Ahora todo tenía mucho más sentido. Me sonaba oír nombrar a que tenían una tía, pero por un momento creí que era su hija de verdad.

-Bueno, es esta de aquí. 

Los cuatro entramos en la cafetería oyendo el sonido de la campanita que había en la puerta al entrar.

Nos sentamos en una de las mesas vacías que habían al fondo y enseguida se nos acercó la camarera para tomar nuestras comandas.

-¡Yo quiero un zumo extra grande de naranja y un pastel de fresa!

-Marchando. ¿Y vosotros dos?

-Lo mismo para mí respecto al zumo, gracias. –Respondí mientras que Maise asentía con la cabeza. –Que sean tres.

La camarera se alejó dejándonos a solas nuevamente. Volvió al cabo de un rato con nuestras bebidas mientras que Maise sacaba una botella de agua con tapón para la bebé.

-¿Vas a decime porqué ese chico te estaba molestando?

-¿Y tú nos estabas siguiendo?

-¿Qué? Claro que no. Ya te dije que no. ¿Por qué no me crees? –Maise se encogió de hombros antes de que le diera una mirada a su hermana.

-Toda esta situación es muy rara...

-¿Y crees que no lo es para mí? ¡Te encuentro en medio de una trifulca con... –Cerré la boca en cuanto me di cuenta de que Gabi me miraba curiosamente. –Gabi, princesa... ¿Te apetecería ver los dibujos en mi teléfono?

-¡¿Puedo?!

-¡Por supuesto! –Me saqué el móvil del bolsillo de mi chaqueta para meterme en la aplicación de vídeos específico para niños.

No me malinterpreteis, simplemente tenía esa aplicación descargada para mis sobrinas pequeñas. Se volvían locas con los dibujos.

-¿Y ya está? ¿Esa es tu manera de evadirlas del mundo? –Alcé las cejas en su dirección antes de encogerme de hombros.

-¿Me acompañas a la barra?

-¿Para?

-Hablar. –Le hice señas con la mirada hacia las niñas para que entendiera que no quería que nos escucharan.

Por su parte, Maise resopló asintiendo con la cabeza.

-¿A dónde vais?

-Estaremos allí, Gabi. No nos perderás de vista. –Le aseguró su hermana antes de seguirme a la barra del mostrador.

-¿Y bien?

-¿Qué? Eres tú el que insististe en que vinieramos a aquí.

-¿Por qué estaba ese malnacido molestándoos?

-No lo sé... –Suspiró apoyando los codos sobre la barra. –Es un pesado... Nosotras estábamos tranquilas en el parque y apareció...

-¿Realmente lo conoces solo del club?

-¡Por supuesto! Juro que esta es la segunda vez que lo he visto en mi vida. ¡La tiene cogida conmigo! –La miré seriamente creyéndomela por completo.

Habían chicos por ahí que se obsesionaban con chicas que ni siquiera conocían. Y desgraciadamente, creía que este era uno de esos casos.

-¿Quieres denunciarlo?

-¿Qué? ¿Otra vez con eso?

-Sí, otra vez con esto, Maisie. Esto es muy serio. Podría haberos hecho daño si yo no hubiese estado ahí.

-Exagerado...

Maldita niña. ¿Por qué era tan testaruda?

-Mira, Liam. Te agradezco que nos hayas traído a merendar, pero debo volver a casa ya.

-Os acompaño...

-No. Suficiente has hecho ya por nosotras.

-Deja de ser tan cabezota, Maisie. Os voy a acompañar, y punto. –Sentencié llamando a la chica que había detrás de la barra para pagar la cuenta.

-¿Ya nos vamos, Mai?

-Sí, tenemos que volver a casa. –Sacó a la bebé de la silla mientras que Gabi me devolvía el móvil.

-¿Quienes son esas niñas que aparecen en tus fotos?

Corazones SolitariosWhere stories live. Discover now