Capítulo 6

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🔱 MAISIE 🔱

El camino hacia mi casa se me estaba haciendo eterno. Era cierto que no vivía en la parte céntrica de la ciudad, pero estar encerrada en un vehículo con apenas alguien a quien acabas de conocer y en silencio, no ayudaba mucho.

-Oye, al final no me dijiste como te llamabas.

-¿Tengo que hacerlo? –Pregunté girándome hacia él.

-¿Por qué siempre estás a la defensiva? –Me encogí de hombros sin saber que decir.

¿Siempre estaba a la defensiva? Podía ser, pero era así como me había criado...

-Creí que ya estábamos en son de paz, chica. Te pedí perdón por lo sucedido.

-Ya... –Murmuré suspirando. –Y tienes razón, pero...

-¿Pero eres así? –Terminó la frase por mí adivinando lo que iba a decirle.

-Sí, desgraciadamente soy un bicho raro con carácter enfurruñado.

-Hmm... –Sonrió de lado sin despegar la vista de la carretera.

-¿Qué?

-Nada. Aunque yo no creo que seas un bicho raro, carácter enfurruñado, sí...

-¡Oye! –Lo escuché reír haciéndome sonreír inconscientemente.

Si tenía que ser totalmente sincera, debía decir que Liam era un hombre muy atractivo. No sabría decir la edad que tendría. Yo le echaba unos... ¿Cuarenta? ¿Cuarenta y dos? Sí, probablemente tuviera cuarenta y pocos años muy bien llevados. Esa altura y esa porte que llevaba de persona correcta lo hacía ver incluso más guapo todavía...

«¿Más guapo, ¿eh? ¿Te das cuenta que eres una cría a su lado? »

Idiota voz de mi cabeza...

-Me llamo Maisie... –Dije al cabo de unos segundos de silencio. –Y también quería disculparme por lo de antes... No pretendía llamarte golfo...

-Ah, con que ese era el sinónimo con el que me llamabas en tu cabeza, ¿eh? –Volvió a reír desviando la vista un segundo en mi dirección. –Pero está bien. Todo perdonado y olvidado por mi parte. ¿Te parece?

-... –Murmuré tocándome el antebrazo nerviosa.

-¿Te hizo daño?

-¿Qué?

-Aquel tipo que espanté. Parecía estar sujetándote con fuerza.

-Sí, se pasó de la raya... Y eso que lo acababa de conocer. Supuestamente, era el amigo del ligoteo de mi amiga.

A todas estas...

¡Me había ido de la fiesta sin decirle nada a Coraline!

-¿Y esa cara?

-No le dije a mi amiga que me iba...

-¿No le mandaste un mensaje? – Negué con la cabeza.

Si él supiera que no tenía móvil...

-Bueno, puedo dejarte mi móvil si quieres. Seguro que se sentirá más tranquila de esta manera. –Sin soltar una mano del volante, metió la otra en el interior del bolsillo de su chaqueta para sacar el móvil. –Toma, todo tuyo.

Me pasó el aparato haciéndome sentir incómoda.

Nunca en mi vida había tenido un móvil de última generación en las manos. Sí, sabía usarlo porque Cora tenía uno e incluso me había dado su anterior móvil al cambiarlo, pero mi tía...

Sacudí la cabeza queriendo borrar esos pensamientos antes de agregar el teléfono de Cora en la agenda para mandarle un mensaje.

-Listo. Gracias.

-Anda, pero si sabes dar las gracias sin ser irónica. –Lo miré mal provocando su perfecta risa resonar por todo el coche. –Son bromas, Maisie. Adoro ver el tono rosado que tienen tus mejillas ahora mismo.

Sentí mi cara roja de vergüenza al escuchar esas palabras.

¿Pero qué decía?

-Puedes dejarme aquí. –Dije al percatándome que habíamos llegado a la calle de mi tía. –Gracias por traerme...

-¿Otro gracias por partida doble? Vaya, que afortunado me siento. – Rodé los ojos sabiendo que solo lo decía para molestarme. –Toma, antes de que te vayas. –Me tendió una tarjeta acartonada con una sonrisa en los labios. –Aquí aparece mi número de móvil y la dirección donde trabajo. Espero que sepas usarla adecuadamente.

-No me hacen falta tus servicios, ya te lo dije.

-Nunca se sabe. –Me guiñó un ojo antes de que saliera del coche negando con la cabeza.

No sabía si ese guiño y palabras iban con doble intensión, pero habían provocado unos pequeños nervios en mi estómago.

Sin darme la vuelta para mirarlo marchar, seguí directa hasta el umbral de casa rezando para que mi tía no me escuchara llegar.

Ella se había negado en rotundo en dejarme salir y lo había demostrado por diestro y siniestro, pero yo había salido igual...

Las consecuencias llegaban ahora.

Siendo lo más silenciosa posible, cerré la puerta despacio descubriendo su cuerpo dormido sobre el viejo sofá.

Uff... Solo me quedaba subir las escaleras y todo habría acabado...

Pero como no, la suerte no estaba de mi lado. Nunca lo había estado, en realidad.

El llanto de Millie sonó en el silencio sepulcral de la casa haciéndome suspirar frustrada.

Acabas de meterme en un gran problema, pequeña...

Rápidamente, subí a su cuarto para arroparla buscando que volviera a dormirse.

-Vamos, Millie... Ya estoy aquí, tranquila... Tranquila... –Le cante una nana en la oscuridad de la habitación notando como poco a poco su pequeño cuerpo dejaba de estar tenso y el sueño volvía a apoderarse de ella. –Buenas noches, pequeña...

Volviendo a convertirme en la ninja más sigilosa del mundo, salí de la habitación con intención de dirigirme a la mía, pero alguien me impidió el paso en medio del pasillo.

-Con que decidiste aparecer, ¿eh?

-E-estaba en casa de...

-¡No mientas! –Gritó cogiéndome del brazo y clavandome las uñas con ello. –¡Te dije que si salías no podías volver a entrar en esta casa!

-Lo siento, tía Helen...

-¿Lo sientes? ¡Más siento yo el haberme tenido que hacer cargo de ti y de tu hermana!

-Gabi no tiene nada que ver en esto. –Dije mirándola seriamente y obviando el dolor en mi brazo.

A mí podía hacerme y decirme todo lo que quisiera, pero no iba a permitir que se metiera con mi hermana pequeña.

-¡Lárgate de mi vista antes de que se me vaya de las manos! Y encargate de esa maldita mocosa. ¡No soporto que llore a cada rato!

¿Por qué mi vida tuvo que ser tan desgraciada?

Corazones SolitariosOnde histórias criam vida. Descubra agora