Capítulo 4

53 6 0
                                    

🔱 MAISIE 🔱

Mentiría si dijera que las palabras de ese extraño hombre no me habían dolido.

Lo vi alejarse por donde había venido dejándome igual de sola y desamparada que al principio.

Vale, quizás me había pasado un poquito diciéndole lo que le había dicho, pero...

Él también se había pasado llamándome amargada indirectamente.

«Y tú a él golfo. »

¡Shh!

Nerviosamente, me volví a flotar el antebrazo suavemente. Me dolía mogollón y no entendía la razón. El morado ya estaba desde el mismo minuto en el que me habían dado, pero incluso sin tocarlo, ya me dolía.

-¡Eh! ¿Eres la amiga de Caroline?

-¿Caroline? -Repetí girándome hacia la persona que había interrumpido mi batalla interior. -Es Coraline.

-Sí, eso. -Rió pasándose la mano por el tupé perfectamente peinado queriéndole restar importancia. -Soy Víctor. El amigo de Barrie.

-Ah... -Murmuré sin entusiasmo alguno mientras que él tomaba el puesto que Liam, creo recordar que se llamaba, había tomado anteriormente.

-Me encontré con una amiga al llegar y fui a saludarla. Ya sabes... -Alcé las cejas en su dirección cuando una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. -Pero tú eres guapa también. ¿Qué más da una que otra?

Esto era el colmo. ¿Por qué tenía que soportar a cavernícolas descerebrados?

-¡Eh! ¿A dónde vas? -Preguntó en cuanto me puse de pie seriamente.

-No fue un placer haberte conocido, Víctor. Adiós. -Me di la vuelta queriendo alejarme lo más rápido de él para buscar a mi amiga.

Nunca debí hacerle caso y venir... Si al final iba a tener que darle la razón a mi tía y todo...

-¿Coraline? -Pregunté al llegar a la mesa donde la había dejado charlando con Barrie.

¿Dónde se había metido ahora? Quería regresar a casa de una vez, y no me apetecía hacerlo sola, sinceramente...

La busqué con la mirada por los alrededores, pero allí seguía sin aparecer su silueta.

Mierda, Cora. ¿De verdad?

-Oye, no me gusta que me dejen con la palabra en la boca.

-¿Tú otra vez? -Pregunté incrédula observando a Víctor. -No tengo tiempo ahora mismo.

-Lo tendrás, querida. -Me detuvo por el brazo que me dolía haciéndome gritar sin poder evitarlo. -Dije que dejé a mi amiga por venir a hablar contigo.

-¿Y a mí qué? -Con todo el dolor que sentía, tiré queriendo zafarme de su agarre, pero no lo conseguí. -Suéltame ahora mismo.

-¿Qué vas a hacerme si no lo hago?

-¿Ella? No lo sé, pero yo tengo una lista extensiva de lo que podía pasarte. ¿Quieres escucharla? -Ambos miramos hacia el propietario de esa voz dejándome aún más sorprendida que antes.

¡El chico de la barra!

-¿Quieres que empiece a enumerarte la lista? Bien. Primero, podría denunciarte por acoso. Hay muchos testigos aquí presentes que estoy seguro que estarían encantados de testificar en tu contra. Segundo, invasión del espacio personal y agresión por retenerla contra su voluntad. ¿Quieres que te redacte el artículo que hay respecto a ello?

No sabía que escena del demonio era esta que estaba presenciando, pero el numerito que estaba montado Liam con sus palabras tan correctas había hecho que Víctor me soltara el brazo y retrocediera un paso.

-Estás loco, hermano. -Dijo antes de alejarse en dirección contraria a dónde estábamos.

-¿Te hizo daño?

-Se defenderme sola, gracias.

Corazones SolitariosWhere stories live. Discover now