CAPÍTULO 44

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Doble Actualización 1/2

Dos capítulos, para compensar el ataque al corazón que sufrieron en la ultima actualización.

SILVER
Domingo, 31 de octubre de 2021

Sofía cerró la puerta y se reunió conmigo en el balcón.

Estábamos en la pequeña biblioteca de la casa, cuya vista daba al patio trasero, donde Mina y un nada reducido grupo de personas celebraban su cumpleaños dieciocho en la alberca.

La fiesta había sido organizada el día anterior, cuando papá se enteró de que su hija más joven cumpliría dieciocho. Esa misma mañana, él y Paola viajaron a Prufrock a entrevistarse con el alcalde de aquella cuidad y su contrapartida en las elecciones, Nolan Freeman. Por lo cual, lo que en principio se planificó para una minoría terminó siendo un fiestón.

—Dios, ¡qué cantidad de gente! —comentó la pelirroja.

Oteé el patio.

Yong bebía alejado de todos, agazapado en una mecedora con una cerveza en las manos y la mirada iracunda sobre Hugo, quien conversaba entusiasmado con su grupo de amigos del equipo de baloncesto y polo acuático. Logan estaba con ellos.

Torcí el gesto. Aún me resultaba extraño verlo en aquel grupo de puros «A» y «B».

—Olivia está mirando para acá —susurró Sofía, como si la aludida pudiera escucharla—. No sé cómo pudiste tratarla la semana entera sabiendo que se está comiendo a Yong.

Olivia tenía las piernas cruzadas y estaba sentada en uno de las sillas reclinables del patio. Jugueteaba con su pelo y alternaba la vista entre su teléfono y nosotras. Se quitó las gafas de sol y nos saludó con la mano. Hice lo mismo, forzando una sonrisa.

—Se llama hipocresía, querida.

Sofía agitó su mano para saludarla.

—Lo sé. A mí me cuesta, pero ya aprenderé. Dime, ¿para qué querías verme?

Mina y su amiga, Ana García, salieron al patio y se metieron en la alberca con sus bebidas. Con ellas iban algunos miembros del periódico escolar y el club de tutoría al que pertenecían.

—Hoy es a fiesta de Hallowen de Alex Duarte.

—Sí. Alex se ha encargado de que toda la cuidad lo sepa.

Asentí, con los ojos fijos en el patio.

—La misma fiesta que Olivia me advirtió que no fuera a través de su mensaje culero en el flyer —continué—. Anoche encontré esto debajo de mi almohada. —Le quité el cover a mi teléfono y saqué un trozo de papel. Lo desenvolví y se lo mostré.

La garabateada letra estaba algo emborronada, pero el texto era claro.

«Por favor, no vayas a esa fiesta».

Sofía se quedó unos segundos mirando el trozo de papel. Tragó en seco y me lo devolvió.

—¡Silver, esto es terrible! —exclamó, horrorizada—. ¿Cómo puedes estar tan tranquila?

—¿Y qué pretendes? ¿Que me tiré a llorar?

—No, pero... Yo en tu lugar ya estuviera yendo a la policía o contándoselo a alguien.

—Acabo de hacerlo, ¿no? —Puse los ojos en blanco—. A ver, Sofie, acepto tu propuesta.

Lo había pensado toda la noche. Ella tenía acceso al CCTV del instituto y era la vocera estudiantil. No era de confiar, desde luego que no, pero era bueno tener al enemigo —o, al menos, uno de ellos— cerca. Ocultaba algo, por supuesto. Algo que tal vez implicaba a Mina y Guillermo, pero dudaba qué hubiera algo más que eso.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora