III: Lonely street

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Pero siempre quiso hacerlo, recordó. Siempre quiso dejarse el cabello largo, pero el señor Nakahara nunca se lo permitió porque "no era algo propio de un hombre decente", y más de una vez, el adolescente pelirrojo que recordaba lo llamó a las doce de la noche para quejarse o llorando porque le habían obligado, otra vez, a cortarse cabello que con tanto esmero intentaba dejar crecer.

Y Dazai siempre respondía a sus llamadas porque, a pesar de todo, no podía darse el privilegio de perder a Chuuya en aquella época. No quería estar solo, ni quería que el pelirrojo estuviese con otra persona. Sus sentimientos por él siempre fueron contradictorios, egoístas y posesivos,  inocentes e ilusorios.

Cualquiera que fuese su queja de aquella noche, Dazai siempre respondía con una burla. Luego colgaba la llamada, dejando a Chuuya hablar solo, y se iba a dormir, pero el ruido de su padre follándose a la sirvienta en el cuarto contiguo era realmente insoportable. Entonces, volvía a llamar al pelirrojo, sabía que siempre le respondería y perdonaría sin importar lo que dijera. Decía que sus palabras solo eran una mala broma de su parte, y mientras el otro chico se quejaba y lo maldecía, Dazai se aseguraba de hablar y reír lo suficientemente fuerte como para que su padre estuviera consciente de que él sabía todo lo que hacía. Aquello no le hacía reducir el ruido, pero a la mañana siguiente siempre se comportaba un poco más amable y atento con él y era todo lo que quería, incluso si sabía que era mentira.

Tomando el vaso que Yosano le ofrecía y sin escuchar ninguna de sus palabras antes de que la mujer se levantara y le dejara solo con Atsushi, Dazai pensó en aquel adolescente roto que alguna vez fue. No podía decir que ya no fuese egoísta, porque lo era, pero al menos esperaba ya no ser el tipo de persona que Odasaku despreciaría.

Y si continuaba buscando algún rastro de su pasado en el presente, volvería a ser ese tipo de persona. Decepcionaría a Oda. No necesitaba encontrar a Chuuya, no necesitaba volver a pensar en él, pero su mirada seguía sin apartarse de la puerta.

―¿Sucede algo? ―cuestionó Atsushi a su lado.

―¿Qué debería suceder? ―preguntó de vuelta, dándole una sonrisa que lo distrajera―. Solo pensaba si ya es tiempo de que nos marchemos, a menos que quieras hablar con Akutagawa.

Atsushi pareció considerar aquella idea y miró a su alrededor. Se detuvo en una zona del local de la cual Dazai no se había percatado hasta ese momento. Era un área restringida, solamente para las bandas y, mientras el albino buscaba con la mirada al otro estudiante de literatura, él hizo lo mismo. No encontró a ningún hombre de cabello cobrizo, pero si notó a Akutagawa besándose con una chica rubia y la expresión de derrota en el rostro de su kohai.

Pero tan rápido como la decepción se reflejó en el rostro de Atsushi, esta desapareció en una sonrisa. Sin embargo, podía apreciar los restos de la tristeza en él.

Ah... entendía ese sentimiento.

―De seguro ya muchos le felicitaron por la presentación, que yo no lo haga no es importante ― mencionó, desviando la mirada aún con esa falsa sonrisa en él.

―¿Estas bien...?

―Claro, ¿por qué no lo estaría? ―cuestionó, confundido.

―No es nada. ―Volvió la vista al frente, notando, al fin, que bebida pidió Yosano para él. Era vino, asqueroso―. Solo pensé que realmente querías acercarte y decirle lo mucho que te gusta su banda.

Atsushi se alzó de hombros, jugueteando con el borde del vaso entre sus dedos y concentrado en el líquido en su interior.

―No es necesario que sepa que me gusta su música ―mencionó, dando un sorbo a su bebida con una mueca de desagrado y dejando el vaso vacío a un lado―. De todas formas, lo veré el lunes. Le pedí ayuda con mi ensayo de literatura china y me tengo que preparar mentalmente para que me diga todo lo que hice mal. No quiero hablar con él ahora mismo.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now