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La letra descuida no era en absoluto desconocida para ella.

Fuiste la única además de Max y Alix en enviarme ánimos para la competencia... así que, eh... gracias.

Kim.

Tan solo el más ligero atisbo de una sonrisa se asomó en sus labios. Una sonrisa triste en eso.
Ayer, algo como esto la habría alegrado. Rayos, hace tan solo unas horas, un mensaje como éste le habría dado esperanza en que sus compañeros de clase aún podían ser salvados de las manipulaciones de Rossi.

Pero ya no más.

Marinette se había cansado de nadar a contra corriente por ellos. No le quedaba más energía. Le había costado mucho pero finalmente entendió que no podía rescatar a quien no quería ser rescatado. Ella no iba a dejar que la marea terminara de destruirla cuando había otros que le arrojaban tan gentilmente algunos salvavidas.

Marinette miró a Félix por el rabillo del ojo, el chico estaba profundamente concentrado en resolver las fórmulas del taller de física. Una pequeña sonrisa sincera se formó esta vez en sus labios.
Dejó la nota dentro del pequeño cajón de la mesa y continuó estrujándose el cerebro para tratar de entender su asignación.

~∆~

—Tu afirmación es completamente irrisoria, Noirette —Félix afirmó, mientras salían de la clase hacia el patio interno —la física, ciertamente, no es imposible.

Marinette le dedicó una mirada desagradable junto a un ceño fruncido que le dieron ganas de reírse al rubio; exteriormente, solo la comisura derecha de su boca se levantó un poco, generando una pequeña sonrisa ladina que logró aligerar rápidamente el ánimo de Marinette.

—Habla por ti mismo, Graham —resopló Aurore, uniéndose a ellos desde otro lugar de la escuela.

—La clase de física es una tortura —Nathaniel también se quejó, habiéndolos alcanzado después de recoger el cuaderno de bocetos que había estado usando a escondidas en la clase anterior.

Marinette quería llorar y abrazar tanto a la rubia como al artista, por comprenderla y apoyarla en el tema.

Félix simplemente resopló algo que sonó a "incultos" en inglés, pero nadie lo tomó particularmente en cuenta.

Marc y Mireille los alcanzaron un minuto después, saliendo de la biblioteca. Cuando el pequeño grupo se juntó, se movieron hacia la salida para dirigirse a la casa de la franco-china.

Al salir, vieron a Adrien caminando hacia su transporte mientras se despedía de Nino. Cuando el moreno salió de la vista del modelo, notó al grupo —hola, chicos. ¿Otra prueba de vestuario? —preguntó juguetonamente, al ver al mismo grupo alrededor de su primo y Marinette.

—De hecho, lo es —Aurore balanceó su sombrilla a un costado —hoy le toca a Mireille ¿Te unes?

Todos sabían la respuesta sin necesidad de palabras cuando el Gorila hizo sonar el claxon del auto y Adrien les dio una mirada anhelante —me encantaría chicos, pero tengo práctica de piano en unos minutos —suspiró el modelo.

Los miembros de la clase de Mendeleiev le dieron una mirada de simpatía, no obstante, Adrien se dio cuenta de que Marinette parecía renuente de hacer contacto visual con él. La chica solo estaba ahí, de pie al lado de Félix, y jugueteaba insistentemente con un cordón de su sudadera con capucha temática de Chat Noir.
Lastimosamente, ni siquiera eso fue un consuelo frente al hecho de que Marinette parecía no poder -o no querer- mirarlo.

—Está bien, te enviaremos algunas fotos para que veas lo genial que será —decidió Aurore.

Mireille balbuceó algo sobre eso, avergonzada, pero no dijo nada en concreto ni una negativa.

Un baile para El Día de los HéroesWo Geschichten leben. Entdecke jetzt