Capítulo 34

37 18 2
                                    


Día I

No sé qué hora es y mucho menos se cuánto tiempo he estado dormida. Al abrir mis ojos lo primero que hago es tratar de aflojar el agarre que tengo en mis manos junto con mis tobillos. Pero no puedo y me maldigo a mí misma por lo débil que soy, es ahí cuando escucho como la puerta se abre apañándome la vista debida a la luz, la luz se enciende.

—Hasta que despiertas. —esa no es la voz de Liam.

—Déjeme ir por favor. —pido tratando de ver a quien pertenece una voz ronca al verlo quiero gritar y no solo por el miedo de estar encerrada sino al ver su rostro, tiene una cicatriz en la mejilla derecha, al parecer la cortada fue profunda. —Te juro que no diré nada si me dejas ir. —trato de sonar normal.

—Eso es imposible. —Sonríe de lado acercándose hasta donde estoy—Por suerte habrán más cosas...—trata de tocarme las manos.

—No me toques. —Grito a todo pulmón— ¡Ayuda! — vuelvo a gritar, expulsando todo el aire que había guardado.

—Shhh. —me señala con un dedo sobre su boca. —Silencio— respiro rápidamente. —Si te quedas callada no te pasara nada. —No digo nada—Ves. —señala sonriendo—No pasa nada. —Lo veo a cercar una mano a mi rostro—Nada te pasara. —Vuelve a repetir pero esta vez no se queda quieto, toma mi cabello para quitarme la coleta que llevaba dejando caer mi cabello a los lados—Al parecer no eres tan espantosa como creí. —Observo sus movimientos—Eres muy hermosa. —su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cuello pero no se detiene ahí, sigue su camino hasta llegar al final de mi playera de dormir, es ahí cuando no lo soporto más.

— ¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor! —vuelvo a gritar pero un golpe en mi rostro logrando que cierre los ojos, cayendo en el suelo.

—Ya basta. —Me grita—Vuelve a gritar y veras de lo que seré capaz. —escucho los sonidos de alguien acercándose

— ¿Qué hiciste imbécil? —siento las manos de alguien en mi rostro—Esto no lo me va a gustar al jefe.

—Un golpe no la matara.

—A ella no pero a nosotros sí. —Grita—ES que eres estúpido, como se te ocurre golpearle la cara cuando el jefe nos ordenó claramente que no la tocáramos. —Me vuelve a revisar—Esto se inflamara.

— ¿Y?

— ¿Cómo qué? ¿Y? —Trato de abrir los ojos para verlos—Acaso eres más estúpido de lo que parece, de esta chica depende nuestra vida y tal parece que eso a ti no te preocupa ni en lo más mínimo—todo esta borroso—Vamos.

Trato de sentarme pero no lo logró mantenerme en equilibrio y vuelvo a caer golpeándome la cabeza en el proceso dejándome de nuevamente en la oscuridad...

Día II

Abro los ojos al sentir el agua helada empapando mi cara, trato de tomar aire tras el repentino frio que topa mi piel.

—Levántate. —abro los ojos para ver de quien se trata pero no logro ver muy bien que digamos porque tal parece que el golpe de ayer lastimo mi ojo izquierdo dejando muy borroso pero por lo que logro ver tal parece que es el tipo de ayer quien me golpeo. —Dije que te levantes. —es que acaso es estúpido.

—No puedo. —Susurro—Estoy atada.

—Eres inservible. —se acerca a mi hasta tomarme de un brazo para levantarme, dejándome sentada—No sé ni para que te quiere el jefe...—se detiene a observar mi rostro—Aunque... ya veo lo que le ha cautivado de ti...—comienza tocarme el rostro lentamente de una manera muy asquerosa—Eres joven y muy bella...no lo culpo...cualquiera caería ante tu...—se acerca hasta pegar su nariz por mi mejilla derecha—Belleza...—respira profundamente—Lastima que el jefe me paga demasiado bien porque de lo contrario haría lo que me diera la gana contigo. —Se levanta para ir hacia un lado, lo veo tomar una bolsa en sus manos—Soy tan considerado que ve lo que te traje.

Me enseña un emparedado o sándwich, quisiera decir que no tengo hambre pero estaría mintiendo, al parecer a mi tripa le dio por rugir en mal momento trato de ignorarlo pero no puedo evitarlo.

—Al parecer tienes hambre ¿no? —no digo nada solo me quedo en silencio. —Responde.

—No.

— ¿No qué? —se acerca cada vez más—Contesta.

—No tengo hambre. —pero el ruido estomacal no ayuda.

—Al parecer tu estomago no está de acuerdo con tu decisión.

—No quiero. —susurro.

—Lo quieras o no te lo tienes que comer. —se arrodilla frente a mí—O te morirás de hambre. —lo veo acercarse un poco más—Muerta no servirás de nada. —Acerca el emparedado a mi rostro—Come.

—No quiero.

—No me importa si quieres o no lo tienes que hacer. —Me toma de la mandíbula con fuerza para hacerme abrir la boca—Tendrás que hacerlo—trata de méteme a la boca algo pero rápidamente se lo escupo en la cara—Hija de puta. —un puñetazo en mi rostro me hace caer de nuevamente al suelo—Eres tan hermosa pero es una lástima que seas una maldita perra. —Otro golpe en la cara me hace perder un poco la razón, como quisiera decir que no me dolió que he recibido golpes más que fuertes que este pero debo ser sincera y muy honesta y si, acepto que esto me dolió demasiado— Esta vez nadie te salvara.

Esta vez comienza a patearme en el abdomen que me hace retorcer de dolor en el suelo, trato de pedir ayuda pero las palabras no salen de mi garganta ya que los golpes me están dejando sin aire, no logro hacer nada, lo único que hago es tratar de encogerme para tratar de esquivar algunos golpes pero un golpe fuerte en mi rosto me hace gritar de dolor pero eso no lo detiene, continua golpeándome en el abdomen cada golpe que recibo es más fuerte que no logro soportarlo.

—Por favor...—pido en medio de los golpes—Detente. —ignora mi suplica

No sé cuánto tiempo pasa antes de que sienta un sabor a metal en mi boca el cual escupo en el suelo por impulso, abro los ojos para ver y es ahí cuando me doy cuenta de que lo que escupí es sangre, trato de moverme pero el tipo me toma del cuello de mi playera para acercarme a su rostro.

—Dulces sueños princesita.

Un puñetazo en el rostro me deja totalmente inconsciente. 

Secretos (Trilogía Amor Oscuro: Libro I)Where stories live. Discover now