Capítulo veinte

731 62 13
                                    

Yibo seguía revisando las grabaciones de su «sótano» como ya lo había hecho unas treinta veces. Aunque, ya había pasado tanto tiempo que ya no era lo mismo. Necesitaba algo nuevo, algo fresco. Pensó un poco en si debía salir a ese bar nuevamente, pero el ocio lo venció como casi nunca lo hacía. Recordó, entonces, que había guardado cierto contacto en una de esas veces de «solo una noche». Tomó rápidamente su celular de la mesita de noche y buscó entre sus contactos. Al encontrarlo, soltó una pequeña risa y lo marcó. El tono de espera sonó dos, tres veces hasta que finalmente el susodicho contestó. Se escuchaba un poco de movimiento, pero no le tomó importancia al principio.

¿Aló?

—Buenas noches, mi amigo —era extraño. El movimiento se escuchaba un poco más fuerte, como si arrastraran algún mueble.

¿Quién eres? Dilo de una vez si no quieres que te encuentre, porque puedo hacerlo —la voz esta vez sonaba tan firme y dura que a Yibo le pareció interesante.

—Soy Yibo, querido.

Ah... Tú. ¿Qué es lo que-

Ah...

Yibo se extrañó, pensó que había escuchado mal. Un grito agudo se escuchó al otro lado de la línea. —¿Hola? ¿Algo ha sucedido? —cuestionó despreocupado.

Sí... Ah, es solo que... Un momento -el movimiento se seguía escuchando al otro lado, como si rechinara madera—. Silencio, cariño.

No se escuchó exactamente como si Tao le hablara a Yibo, sino como si esas palabras se lo dijera a alguien más.
—Tao... ¿Qué estás haciendo?-preguntó sugerente.

Nada que te incumba.

—Bueno, amigo, estás hablando conmigo ahora. Asi que, en teoría, tú ya me has metido en esto.

—¡Ah!

—¿Te estás cogiendo a alguien mientras hablas conmigo? —y otro grito agudo lo confirmó. Bueno, no grito, gemido. Ese tipo era tan valiente como para contestar el teléfono en esas «condiciones».

Ya te dije que no era de tu incumbencia. Si me disculpas, adiós y la llamada se cortó.

Yibo miró su celular apagado, su boca ligeramente abierta en una expresión de sorpresa. «Este hijo de puta», pensó. Habría pasado media hora hasta que el dichoso contacto volvió a llamar.

—¿Aló?

Dí lo que quieres, Yibo, no tengo tiempo para tus-

—Eh, eh, eh, que ya me haz dado curiosidad. No es como que sea tan estúpido para olvidarme de cierto asunto.

No tengo por qué darte explicaciones, si es lo que deseas —el ruido ya era diferente. Aceleraciones de ruedas de auto, el sonido de la brisa del viento bloqueada, música clásica. Seguramente estaba en un auto y las ventanas estaban totalmente levantadas.

—Pues debo decepcionarte, amigo. Anda, dime, ¿quién era?

No es de tu incumbencia.

—Oh, sí que lo es. Además, soy bueno guardando secretos. Fuera otra persona ya lo hubiera pasado hasta que media China lo supiera. Créeme.

Supongo que tienes un punto. Pero cómo puedo confiar en ti, ¿eh?

—Solo hazlo. Sé muchas cosas de mucha gente y no tengo por qué esconderlo, pero lo hago porque me parece divertido saber muchas cosas.

Si prometes cerrar tu boca con llave luego de esto...

—Sí, sí, lo prometo. Ahora, ladra.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 17 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Where stories live. Discover now