Capítulo diecisiete

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Las clases ese viernes pasaron normalmente. Los seis chicos se encontraban sentados en el patio de comidas del centro comercial al que frecuentaban, tomando té de burbujas. Muy a parte de la conversación que todos tenían entre ellos, se sentía la horrible tensión que había entre Yibo y Jiyang.

—Disculpenme un momento, quiero ir al baño —Jiyang se había levantado con su característica sonrisa delicada—. Zhan, ¿me acompañas? Es que no me gusta caminar solo.

Pero antes de que siquiera Zhan formulara palabra, el sonido arrastrado de otra silla se escuchó muy cerca. —Yo voy contigo, también me entraron ganas de ir —fue Yibo quien se levantó de su silla y caminó hasta queda a menos de un metro de Jiyang.

—Oh... ¿Enserio? Digo... Debes querer seguir conversando...

—Ni hablar. Vamos de una vez antes de que ambos nos hagamos aquí mismo —sonrió inocentemente y luego miró a los demás—. No tardamos.

Tres de los chicos sentados en la mesa solamente asintieron. Jiyang sentía como lo empujaba suavemente mientras él trataba de mirar a Zhan para que le ayude a salir de esta situación, pero fue en vano. Optó solamente por tener la cabeza agacha y ceder a sus intentos de zafarse.

Poco a poco se iban alejando y con eso Zhan aún estaba batallando entre su razón y si duda. Una le decía que vaya a impedir cualquier cosa que Yibo podría hacer, pero otra le decía que el nombrado no era tan psicópata como para dañarlo en un lugar público. Solo dejó su mirada en aquellos dos chicos que se dirigían al baño y los perdió de vista cuando estos entraron en el pequeño pasadizo que daba a este.

Aunque, Yibo tenía otros planes. Una vez se aseguró de que estaban fuera de la vista de los otros chicos y que nadie iba al baño em ese momento, tomó a Jiyang de la muñeca fuertemente y lo jaló hasta la puerta del almacén de los conserjes, ya que antes había visto que uno salir sin cerrar con llave.

—¡Ah! ¿Qué estás haciendo? Me lastimas. ¡Suéltame!

—Cállate si no quieres que esa bonita sonrisa quede torcida de por vida —Jiyang palideció y solo se dejó guiar a la fuerza por Yibo.

Abrió la puerta y estampó a Jiyang contra los estantes de frascos con jabón, limpiador de piso, papel higiénico, etc. Unos cuantos se había caído. Entró y cerró la puerta detrás suyo con seguro. Prendió la luz que había subestimado en su mente, pues a pesar de ser una sola bombilla, su luz era muy fuerte que alumbraba completamente la pequeña habitación.

—¿Qué es lo que quieres? ¡Déjame salir!

—No hasta que sepa que mierda estás tramando.

—¿Ah? Estás completamente loco.

—Ajá. Déjame decirte que no me interesa. Ahora habla o jamás saldremos de aquí.

—¡¿Pero qué es lo que quieres que te diga?! ¡Solamente tú estás haciéndote ideas! Desde la primera vez que me viste esa vez en clase, me odiaste.

—¿Ahora te haces el payaso? Pero qué hijo de puta.

—¿Por qué dices eso?

—Pequeña mierda, a mí no me engañas. Te haces el inocente frente a todos, pero yo sé realmente cómo eres y desde hace mucho tiempo.

—¿Mucho tiempo? Pero si yo jamás te había visto en mi vida —Jiyang estaba tan asustado que hasta sus dientes temblaban y sus delicadas manos se marcaban por la fuerza con la que sujetaba el estante de metal detrás suyo.

A Yibo se le acababa la paciencia. Apretando los dientes se acercó más a Jiyang hasta quedar a menos de treinta centímetros de él. —¿Enserio no me recuerdas?

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Where stories live. Discover now