Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]

Capítulo quince

Las clases habían acabado, Zhuocheng se encontraba con su madre. Ordenaban los víveres comprados por ella hace unas horas.

-¿Cómo te fue hoy, querido?

-Bien, mamá. Aunque el proyecto que dejó el profesor está siendo un poco difícil y eso que es en grupo.

-¿Pero no que tu amigo es el hijo del decano? Pídele que te de una ayudita, ¿no?

Zhuocheng estaba metiendo una caja de cereal en la repisa. Una vez la empujó hasta el fondo, cerró la pequeña puerta con algo de fuerza. -La verdad no te entiendo, mamá. Siempre haces eso.

-¿Hacer qué?

-¡Eso! Creer que no puedo lograr cosas por mi mismo. Es frustrante que mi propia madre no crea en mí.

-¿Cuándo he pensado yo eso? Eres mi mayor orgullo.

-Siempre piensas eso. Desde que papá... Desde que falleció. Se que te duele mucho que ya no esté y a mí también, pero también me duele que siempre me repitas que no puedo hacer algo solo y lo disfrazas diciendo que la ayuda nunca es mala. No necesito ayuda.

-Solamente trato de hacer que estés bien...

-¿Ah sí? -su madre tenía una mirada triste y Zhuocheng no quería verla así, aunque deba seguir diciéndole la verdad -Pues no lo necesito, y tampoco tu ayuda. Terminé de acomodar mi parte, voy a mi habitación.

Dejó a su madre con las palabras en la boca. Tomó su mochila del sofá de su sala y subió las escaleras a su habitación. Una vez dentro, saco su celular de la mochila y la tiró a un lado de la pieza. Tumbándose en su cama con el abdomen abajo, prendió su celular para ver que había de nuevo con cierta persona.

Pues, era que hace varias semanas, una persona había comenzado a seguirlo en Oasis.
Le ganó la curiosidad y entro a echarle un ojo en su perfil. Solamente había una foto de él en las treinta y cinco publicaciones. Parecía una cuenta profesional, si tan solo no hubiera visto que los comentarios eran altamente personales y nada sobre su trabajo. «¿Cuándo vienes a visitarme?», «Deberías llamarte trabajo 🤣», «No me haz llamado, ¿acaso ya no te importo, hermano? 🥺☝🏻». Variedad de comentarios de ese tipo, y mayormente en inglés. Era de esperarse pues en su biografía decía que residía en Nueva York, USA. Lo que sí le resultaba extraño era que en sus publicaciones siempre había un comentario en chino, siempre de la misma cuenta. Aunque no le tomó tanta importancia.

A lo que sí le tomó importancia fue la única foto en la que esa persona salía. Piel ligeramente morena, nariz recta, mirada seria y un pequeño alzamiento en la comisura izquierda de sus delgados labios. Sostenía un gran ramo de rosas blancas. ¿Pasaba de apuesto? Pues pasaba y le sobraba. Tenía una hermosura discreta, pero notable. Eso le interesaba mucho a Zhuocheng.

Un pequeño hoyo en su corazón quedó formado al leer la descripción: «Gracias por todo el apoyo y por recibirme bien a pesar de todo. El legado de mi padre no morirá conmigo, hice honor a su nombre y lo seguiré haciendo😁. No desconfiaron de mí a pesar de asumir un rango tan alto a una edad muy jóven, está foto es una prueba de ello. Un muy gratificante recibimiento a los veintidós años, edad que tenía en esta foto, tomada hace díez años. No me arrepiento de volver a repetir que les estaré eternamente agradecido.»

¿Coincidencia? Tal vez. Solamente supo que luego de terminar de leer esa conmovedora descripción, un mensaje de la misma cuenta llegó a su perfil. Un simple «Hola?» en su idioma fue suficiente para que su curiosidad por cierta persona creciera. No quiso pedir explicaciones, solamente respondió de la misma forma.

Ese fue el inicio de todo, se entendían tan bien que era muy estimulante hablar con él. Sus penas y alegrías, sus problemas personales o profesionales. Todo. Claro que Zhuocheng aún tenía sus dudas. Mal podría ser un viejo que se hacía pasar por un hombre jóven y apuesto para sacarle demasiada información, pero le reconfortaba que él siempre le recalcaba que vivía al otro lado del mundo. Aún así se limitó a decirle su nombre, y esta persona también.