Capítulo ocho

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Zhan estaba abriendo sus ojos lentamente debido a los pequeños rayos de sol, que se colaban por la ventana de la habitación. 'Qué molesto', pensó. La última vez que despertó en esa habitación que no era la suya, al menos tenía el rostro hacia el otro lado. Al recobrar todos sus sentidos, se dio cuenta de que estaba acostado pecho abajo y desnudo. Se alarmó al sentir algo frío en su espalda, pero no se levantó debido al dolor que también sentía. Alzó su cabeza un poco y volteó hacia su derecha. Vio a Yibo aplicando un unguento para su espalda tranquilamente, los ojos de este solo se centraban en eso. Estaba sentado en una silla. No entendía el por qué de esa acción, pero al recordar lo que había pasado la noche anterior, solo se sonrojó y prefirió no hablar. Al darse cuenta de que lo miraban, Yibo sonrió de lado y siguió aplicando el unguento.

-Buenos días, bello durmiente.

-Imbécil -dicho esto, Zhan volteó su cabeza y la apoyó otra vez en la almohada.

-Deberías darme las gracias por no decir algo y por curarte.

-Tú fuiste quien me hizo esto, era humano hacerlo.

-Ah -Yibo rió, se levantó de la silla y se acercó a la cabeza de Zhan- ¿soy un monstruo entonces?

Zhan volteó su cabeza al otro lado. -Los monstruos deberían sentirse ofendidos de que te iguales a ellos.

-Sigues siendo igual de gracioso, querido -volvió a sentarse.

Así siguió por unos dos minutos más. Zhan pensó que ya había terminado de curarlo, pero cuando sintió una mano acariciar su trasero con esa misma sustancia fría, se aterró.

-¡¿Qué crees que haces?!

-También te lastimé aquí.

-Déjame, puedo hacerlo solo.

-No podrás ver dónde es, asi que déjame hacerlo.

Zhan estaba totalmente incómodo, sentir las manos de Yibo en esa parte era una tortura. Aunque no le gustaba, se sentía relajado como si de un masaje se tratara. Los cinco minutos que estuvieron así, Yibo reía muy bajo al ver cómo Zhan daba respingos cada se sus dedos se acercaban a su entrada y también al darse cuenta de que sus orejas estaban rojas, dando a entender de que estaba avergonzado de que lo tocara ahí.

-Listo, terminé -Yibo se levantó de la silla y cerró el frasco del ungüento. Zhan levantó la cabeza y lo miró-. Baja a desayunar en cuanto puedas, dejé ropa que tal vez podría quedarte.

Zhan asintió y vio cómo Yibo caminaba hacia el pequeño pasadizo que daba a la puerta de la habitación. Escuchó cómo abrió y cerró la puerta, quedándose completamente solo.
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Yibo estaba acomodando los platos con panqueques mientras esperaba a que Zhan bajara. Unos minutos después escuchó que bajaban las escaleras y que pasos se acercaban, segundos después en la entrada de la cocina vió a un Zhan con las manos en las caderas y una mirada indignada.

-Asi que con «ropa que tal vez podría quedarte», ¿te referías a un poleron gris y unos bóxers negros?

-Debo admitir que te ves adorable, querido.

-No me jodas -Zhan solamente caminó hacia la isla de la cocina y se sentó para comenzar a comer-. Supongo que después de lo que me hiciste esto se acabó.

Yibo alzó la cabeza y lo miró con una ceja alzada, sonriendo. -¿Y a ti quién te dijo que YO acabé con esto? Solo te raspé -bajo la mirada y siguió comiendo.

-¡Es lo mismo! Me heriste, nada garantiza que no vuelva a pasar.

-Ya pensé en eso desde ayer hasta ahora.

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Where stories live. Discover now