Capítulo dos

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Los cinco amigos se encontraban en una mesa del patio de comidas del centro comercial, tomando los frappés que cada uno había escogido. Hablaban de cosas triviales y sobre la universidad, pero el tema que más intrigaba era lo que había hecho Yibo todos estos años.

—¿Hiciste amigos allá?

—De hecho, no. Hubo una persona que me agradó por un tiempo. Creo que yo también a ella. También es de aquí, así que fué sencillo hablar con ella en nuestro idioma, pero un día solo se fué y no volví a saber de de ella.

—Vaya, imagino lo difícil que fue tolerar toda esa carga —dijo Lu, con un poco de tristeza—. La muerte de tus padres, tener que irte de tu país y comenzar de nuevo en un lugar diferente. Siendo sincera, yo no lo soportaría.

—Sí, fue difícil los primeros días. Pero no me importaban, Hai-kuan y yo nos teníamos el uno al otro, en ese momento era lo único que necesitábamos.

—Eres una persona digna de admirar, Yibo. También tu hermano. Por cierto, ¿él regresó contigo?

—No, pero eso no significa que no quería hacerlo. Cuando supo que me transfirieron aquí, quería venir conmigo. Pensó que habría olvidado de las calles y los nombres de los lugares, pero yo conozco mi país. Además, sabía que se iba a hacer difícil el trabajo remoto. Le insistí en que se quedara y que yo estaría bien. Así que, aquí estoy. Ya soy lo suficientemente grande para que me esté cuidando.

—No te culpo. Si tuviera un hermano, también me comportaría de esa forma —habló sincero Zhuocheng—. Pero ya basta de hechos sentimentales, estás bien y haz regresado, yo propongo que hagamos una fiesta de bienvenida de vuelta.

—Ay no, por favor. No se molesten por mí, no soy una persona tan importante.

—Pues para mí sí lo eres —dijo Zhan seriamente—, y ahora que eres parte de nuestro grupo, para ellos también.

—Es verdad, Yibo. Queremos darte la bienvenida como se debe —Lu puso una mano en el hombro de Yibo, lo que hizo que él sonriera.

—Bien, si insisten —Lu abrazó a Yibo muy feliz, mientras Zhan pasaba un brazo por sus hombros y Zhuocheng y Ji Li chocaban las palmas.

—Entonces, ¿a quiénes invitamos? —cuestionó Ji Li, tomando un sorbo de su frappé.

—En mi clase hay unos hermanastros muy adorables —habló Lu—, cada que el profesor nos deja proyectos o trabajos grupales, somos los primeros en juntarnos. Te agradarán, Yibo. Los invitaré.

—En mi clase me caen bien casi todos, pero no los invitaría a una fiesta. No somos tan cercanos —afirmó Ji Li.

—Por dos —Zhuocheng cruzó sus brazos detrás de su cabeza luego de decir eso.

—Aunque hay un chico que es algo presumido, pero cae bien. Tal vez lo invite.

Zhuocheng miró a Zhan divertido y dijo—: ¿Y tú, Zhan? Nos dijiste que a toda tu clase le caes bien, tal vez puedas invitar a todos. Será divertido ver las caras que pondrán al creer que eso los alzará a los ojos del decano.

—Sabes que eres malo, ¿no Zhuocheng? En lo primero, tal vez lo haga, son buenas personas. En lo segundo, ustedes saben muy bien que me gané mi reputación siendo yo mismo. Además, solo ustedes saben que mi padre es el decano. No se lo dije a alguien más.

—¿El señor Xiao es el decano de la universidad? Deberías ser el chico más privilegiado, pero pasas como cualquier chico.

—¿Irónico, cierto? No me agrada mucho la idea de ser 'popular', solamente soy yo mismo.

—Oh, ya basta, por favor. Tanta humildad y dulzura me enferma —todos rieron y Zhan se levantó un poco de su silla para dar un golpe suave en el cabeza de Zhuocheng por decir eso.

—Okey, ya, ya. Bajemos de nuestra nube ahora. No hay fiesta sin hora y lugar. Pienso que...

—Sábado a las ocho —todos pusieron sus miradas en dirección a Yibo por la determinación con la que dijo eso. Obviamente Yibo se puso nervioso por sus miradas— ¿Tal vez?

—Yo puedo ofrecer mi casa como el lugar de encuentro, mi madre sale a visitar a mi abuela todos los fines de semana y se queda en su casa hasta el domingo. No tengo algo que hacer ese día, por mí bien. ¿Ustedes? —habló Zhuocheng.

—Ji Li me dijo en la universidad que iba a estar aburrido el fin de semana, porque iba quedarse haciendo nada y yo también. Supongo que ahora sí tenemos algo que hacer —Lu miró con una sonrisa a Ji Li y este asintió aún tomando su frappé.

—Yo tampoco tengo algo que hacer —afirmó Zhan—, entonces el sábado será.

—Genial. Bueno chicos yo digo que nos vayamos ya. Aún tenemos clases mañana temprano —sugirió Lu.

—Creo que sí, a esta hora mi madre sale a hacer las compras y debo estar en casa para ayudarla apenas llegue —habló Zhuocheng viendo su reloj de muñeca.

—Yo simplemente debo llegar temprano o antes de las diez. Mi padre es muy sobreprotector —Ji Li cerró sus ojos luego de decir eso, mostrándose fastidiado.

—Entonces, vámonos —los cinco se levantaron de las sillas y se estiraron, tomaron sus cosas y caminaron hasta las escaleras eléctricas que daban al primer piso del centro comercial. Lu, Ji Li y Zhuocheng vivían en casas alejadas pero en el mismo distrito, entonces tomaron el mismo autobús. Zhan y Yibo se quedaron solos. Aún habían personas entrando y saliendo del centro comercial, pues este cerraba a las once de la noche y aún eran las  nueve. Ambos se miraron sonriendo.

—Supongo que... Te veo ¿mañana?

—El sábado. Aún no puedo ir a la universidad, tengo que terminar de revisar los papeles de ingreso. El lunes estaría entrando.

—Oh... Bien entonces, nos vemos el sábado —sonrió al decir eso.

—Sí, nos vemos.

Ambos sonrieron y se fueron caminando por lados diferentes. La casa de Zhan estaba cerca del centro comercial, así que irse caminando fue más fácil para él. La casa de Yibo también estaba cerca del centro comercial, pero el se fue por otro lado. Aunque si queremos hablar de coincidencias, Yibo y Zhan tienen demasiadas.

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Where stories live. Discover now