Capítulo seis

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Lunes en la mañana, Zhan estaba caminando con la mirada en el suelo. Sostenía su mochila en un hombro mientras caminaba en el gran patio de la universidad, llena de universitarios. No se había encontrado con alguien por el momento.

—¡XIAOOOOOO ZHAAAAAAAN!

Escuchó unas voces detrás suyo y sintió que lo abrazaban. Se fijó bien de quien era y sonrió al saberlo.

—Lu, hola.

—¡Hey! Te extrañamos mucho —dijo Zhuan Lu, deshaciendo el abrazo.

—Lu, no exageres, nos vimos hace dos días.

—Te ha extrañado, créeme —otra voz sarcástica se hizo presente.

—Hola, Zhuocheng. Ahmm... ¿dónde está Ji Li?

—Está enfermo, nos llamó diciéndonos que tenía fiebre.

—Pobre desafortunado.

Los tres amigos rieron, su amigo era predecible, demasiado helado algún día iba a ponerlo mal. Caminaron hacia una de las bancas y se sentaron. Hablaron de lo buena que estuvo la fiesta y que habría que repetirla.

—¡Hola chicos!

Justo la voz que no quería escuchar. Levantó la cabeza y su mitada se centró en el chico que lo había hecho sufrir. Yibo solamente tenía una sonrisa inocente y resplandeciente en el rostro. Nadie pensaría que el fuera una persona sádica, hipócrita y manipuladora en el interior.

—Hola, Yibo.

—Holi.

—Hola y hola —miró a Zhan, este miraba al suelo, rogando porque no le hablara—. ¿Y tú qué? ¿No saludaras a tu mejor amigo después de los diez años que no estuvimos juntos? —simuló estar ofendido.

—Hola.

Se miraron. Yibo tenía una media sonrisa y Zhan una mirada vacía. Afortunadamente sonó el timbre del comienzo de las clases. Los tres amigos se despidieron y cada uno se fue a sus reapectivas clases. Pero Zhan aún sentía que lo seguían, volteó rápidamente y al darse cuenta de que era Yibo lo tomó por la muñeca derecha y lo llevó a los baños. Entraron y se metieron a uno de los cubículos.

—¿Qué carajos quieres?

—Solamente voy a mis clases —dijo mirándolo com una sonrisa hipócrita.

—¿Acaso también vas a estudiar lo mismo que yo?

—Sí. Mi hermano me ayudo en eso también. Como ya dije, me ama.

—No puedo creer hasta que punto haz llegado, estás demente —Zhan se disponía a salir de ese cubículo, pero sintió que era jalado de su brazo izquierdo y estampado en una de las paredes, sintió el frío metal en su rostro.

—Claro que sí, querido. Estoy demente, pero por ti —Yibo habló con una voz sensual y después lamió y besó el cuello de Zhan.

—Por... Por favor, no lo hagas.

—No puedes librarte, hicimos un trato.

—Sé que estoy condenado, pero al menos aquí no. Por favor —Yibo suspiró y soltó a Zhan. Ambos salieron del cubículo y del baño para ir a sus clases, ya le intentarían algo al maestro. Cuando llegaron, Zhan solamente se disculpó y entró al salón; pero Yibo tenía que presentarse, así que pasó y se paró al frente.

—Hola, mi nombre es Wang Yibo, pero pueden llamarme Yibo si desean —sonrió de una forma muy hermosa.

Todos estaban encantados con el chico nuevo, más las chicas. Qué pensarían de él si supieran cómo realmente es. Yibo y Zhan se sentaron juntos. El primero no dejaba de hablar sobre lo que harían el viernes y este último no quería seguir escuchándolo. Tres días pasaron con tranquilidad. Yibo ya no hablaba obsenidades en clase, porque aunque fuera una mierda de persona, sí le interesaban sus estudios y los de Zhan. De Yibo no se sabía después de que terminaran las clases, así que Zhan pudo estar tranquilo. El jueves en la tarde, los ahora cinco amigos estaban en un centro comercial comprando ropa.

—Chicos, ¿que tal si mañana vamos al cine?

—Yo no sé, haré lo que los demás digan —dijo Ji Li.

—Yo sí puedo —respondió Zhuocheng.

—Yibo, Zhan ¿ustedes pueden? —preguntó Ji li.

—Yo no, lo siento. Debo... Limpiar mi casa —esto último lo dijo en un tono sensual que casi nadie notó.

—Oww es una pena, ¿y tú Zhan? —preguntó Lu.

—Yo tampoco, tengo que hacer unas cosas con mi padre.

—¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?

—... —Zhan dudó un poco en responder— Cosas.

—Bueno —interrumpió Zhuocheng—, no es lo mismo si no estamos todos. Será para la próxima.

Todos asintieron, siguieron caminando y comprando. Al caer la noche ya todos se habían despedido, Yibo ofreció llevar a Zhan a su casa y, lamentablemente, Zhan tuvo que aceptar. Ambos aubieron al auto de Yibo y emprendieron camino a la casa de Zhan. Cuando llegaron Zhan se estaba quitando el cinturón, pero sintió que lo jalaban del cuello de su chaqueta. En segundos estaba siendo besado salvajemente por Yibo, suspiraban y por impulso abrieron sus bocas, abriendo paso a sus lenguas. Zhan frunció el ceño cuando sintió que su labio inferior era mordido y se apartó bruscamente cuando saboreó lo salado de su sangre. Yibo tiró su cabello para atrás con una mano y rió bajo.

—Eres un imbécil —dicho esto, Zhan se limpió la sangre de su labio y salió del auto dando un portazo. Caminó hasta la puerta de su casa, sacó sus llaves y abrió la puerta. No subió a su cuarto, solo apoyó su espalda a la puerta y poco a poco fue bajando hasta caer sentado en el suelo. Se tocó el labio herido y apretó los dientes de la rabia y tristeza. Lloró otra vez, ya no quería ser tratado así, pero literalmente su reputación y «vida» dependía de ello.

Tentando al pecado [Yizhan +18] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora