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Me quedé mirando el celular, el sueño se me había ido por completo. La tranquilidad, absolutamente todo.

No podía creer que después de todo lo que hicimos hoy, Mateo haya sido capaz de irse con ella. Habíamos pasado la tarde juntos y nuestra cercanía se sintió más íntima que nunca; le confesé mis heridas, y él...

Sus palabras reconfortantes abordaron mi mente, junto a los recuerdos de su aliento en mi cuello y sus sonrisas radiantes.

Imaginarlo haciendo lo mismo con Carolina me ponía mal. Y allí me encontraba yo, a media noche, molesta con... con la vida.

No debería volver a acercarme a Mateo nunca... Bah, siempre digo lo mismo y siempre termino con él, siempre termino riéndome con él, siempre termino en este mismo punto, queriendo alejarme pero siempre estoy a su lado a la más mínima oportunidad. De hecho, nunca me he alejado de él.

Solo me ofusco en silencio pero... no soy capaz de alejarme de él, porque yo... estoy tan, enamorada. Pero no se siente bien; no cuando yo estoy ilusionándome con lo que para él no es más que un juego.

Agarré los platos y me fui a limpiar la cocina, pero solo podía mirar todo con resentimiento. Él estaba en una fiesta mientras yo estaba aquí, limpiando lo que hicimos. Bueno, en realidad a mí no me gustaban las fiestas y a Mateo sí.

¿Cuál es el problema?

Para cuando terminé de limpiar ya estaba irritada. Quería deshacerme de esa sensación de abandono y de aburrición, y la única manera que había era...

En vez de colocarme la pijama le escribí a Matías, el pibe que conocí en la fiesta. Me respondió enseguida avisándome que pasaría por mí.

No dispuesta a "perder" y sin tiempo que derrochar, me levanté y comencé a organizarme. Hacía un frío terrible pero hoy no me importaba; hoy no iba a divertirme, sería mentirme a mi misma, porque muy bien sabía y ustedes saben la razón por la que iría a la fiesta.

Un vestido rojo, ajustado y que me llegaba a la mitad de mis muslos fue mi elección. Tomé un abrigo que tapaba el escote de la espalda pero obviamente pensaba quitármelo en cuanto llegara al lugar. Estaba tan envenenada que consideré ponerme unos tacones, obviamente no me los puse, elegí unos tenis negros que no desencajaban para nada.

Nunca me había dedicado tanto tiempo a organizarme como esa noche, con el cabello bien alisado, y un maquillaje suave pero perfecto.

Bajé cuando Matías llegó por mí, y su mirada me hizo saber que no iba a pasar para nada desapercibida en la fiesta.






HOliii. Les prometo que mañana será un día de actualizacioooon!! lo prometo en serio!!<3

Snow ; TRUENOWo Geschichten leben. Entdecke jetzt