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Sus manos temblaban al igual que su barbilla, el sonido de sus dientes chocando entre sí me ponía nerviosa, pero no tanto como la palidez de sus labios.

No podía ni hablar de la impresión, solo lo senté en una mesa de la cafetería antes de empezar a sacarle los zapatos. Al hacerlo, descubrí sus medias mojadas por la nieve, así que se las saqué inmediatamente tratando de deshacer la presión en mi pecho.

─Tardaste ─dijo e intentó sonreír, pero seguramente el frío fue lo que se lo impidió─. Bueno, solo un poco más de lo que esperaba...

Lo dijo tan tranquilo, pero estaba tan congelado que solo pude sentir mis ojos humedecerse. Negada a llorar, me levanté de golpe con sus zapatos y mis medias en mis manos.

─Arriba ─dije seca, antes de subir esperando que me siguiera, lo cual hizo.

Pasamos hasta mi habitación, donde sin importarme nada comencé a sacarle sus prendas superiores, hasta dejar su torso desnudo, solo entonces me reprendí por mi confianza, pero tendría que echarle la culpa a mi preocupación. Sé que no le molestó, sus labios estirados me lo afirmaban.

─Hay agua caliente... ─musité finalmente─. Para que tomés una ducha.

Fui al closet y tomé una toalla que le presté. Tomé el control para calentar aún más la estancia mientras él tomaba la ducha.

Bajé nuevamente para hacerle un chocolate caliente con espuma, sé que no le gusta muy caliente pero solo sería por esta vez.

Trataba de mantener mi mente concentrada en el chocolate y no en que Mateo había enloquecido al quedarse tanto tiempo allí afuera esperándome.

─Me asustaste...

Di un pequeño brinco en mi lugar al oírlo y me di la vuelta para mirarlo. Allí estaba Mateo, solo usando su bóxer en la cocina de mi casa.

─¡Mateo! ─lo reprendí en voz baja. Si mi tía salía o su amiga Catalina seguramente iban a malinterpretar las cosas.

─Creí que me habías abandonado aquí...

Resoplé negando con la cabeza antes de tomar el control para subir la calefacción aquí también.

─Perdón, no quería hacerte sentir mal...

─Mateo. No hace falta. ─Me di la vuelta direccionando mi atención al chocolate, pero sentí un escalofrío al sentirlo tan cerca.

─Sí, vine porque quería hablar con vos...

─Te escucharé mañana... ─dije mientras servía el chocolate en una taza.

Me di la vuelta y lo vi ahí, temblando de frío. Me dieron ganas de tirarle el chocolate encima y retarlo por haber sido tan tonto como para quedarse esperándome dos horas en ese clima. Le entregué la taza y me obligué a no retarlo.

Parece que no logré evitar darle una mala mirada porque entonces él se removió incómodo. Mateo tomó del chocolate en un intento de evadirme, pero soltó un quejido al quemarse la lengua.

─Te dije que no me gustan las bebidas tan calientes ─reprochó y yo rodé los ojos.

─Es por tu bien. ─Lo señalé─. Aún temblás de frío.

Me subí a la barra de la cocina y miré el reloj esperando a que Mateo terminara la bebida, pero él tenía toda la paciencia del mundo para tomarla. Apenas y daba sorbos para luego frotar sus brazos.

De pronto se acercó a mí y poniendo la taza a mi costado, se metió entre mis piernas, alterando todo mi ser. A la expectativa de un próximo movimiento de su parte, sus brazos rodearon mi cintura y se estrechó contra mí, dejándome sentir su torso desnudo contra mí.

─Siento el frío en mis huesos...

Esta vez no pude evitar que las palabras salieran.

─No podés ser así. ¿Qué ibas a hacer si yo no bajaba? Podría haberme quedado dormida y ya. ¿No podíamos hablar mañana? ¿Cuál era la urgencia? No sos inmortal, así que no te podés quedar por ahí a media noche..., a merced de la nieve... ─Suspiré tratando de detener la cascada de palabras que resbalaba de mi lengua al exterior.

─A tu merced, en realidad.

─¿Ah?

Nuevamente evitándome, hundió su rostro en mi cuello y mi estómago se revolvió en respuesta.

─Mateo... ─inquirí nerviosa.

─Vamos a la cama.

Sabía qué no lo decía de la forma en la que había sonado, pero mis nervios se dispararon por mi cuerpo como si así hubiera sido.

─No te terminaste el chocolate ─dije y sentí su risa rebotar en mi cuello, generándome un cosquilleo extraño.

─No quiero más chocolate.

Sonreí un poco confundida por su comportamiento, el frío lo había vuelto un tanto mimado y la verdad ahora solo quería consentirlo hasta que se sintiera mejor.

─Okey...

No había terminado de decirlo cuando sus brazos tomaron mi muslos y ahogué un grito cuando me alzó para llevarme así hasta la habitación.

─Mateo ─lo reté pidiéndole que me bajara.

─Me gustó más cuando me dijiste Matu ─dijo, haciendo caso omiso a mi pedido.

Pronto me depositó en la cama y sin perder un segundo, se tumbó a mi lado. Nos cubrí a los dos con la manta y no lo dejé pronunciar ni una palabra.

Él no insistió demasiado, solo se abrazó a mí y con la cabeza en mi pecho el sueño lo empezó a vencer.

Me quedé mirando como se fundía en un profundo sueño aunque me cuestionara qué era lo que quería decirme con tal urgencia que se quedó dos horas esperando bajo la nieve por mí.





Holaaa!! Después de mil años aquí estoy. Pido mil disculpas, estuve de viaje y la última semana estuve muy enferma. Pero aquí estoy y empezaré a actualizar nuevamente<3

¿Cómo están? Les gustó el cap?

Snow ; TRUENOWhere stories live. Discover now