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—¡Buenas! —dijo Mateo entrando en la biblioteca.

Lo miré mal cuando vi que entró haciendo ruido.

—Lo siento —susurró esta vez, llegando a mi lado.

Solo ahí noté el niño pequeño a su lado. Sonreí mirándolo.

—No lo puedo creer, que lindo es —dije mirando lo cachetón y tierno que era.

—Este es Emilio, mi hermano. Sí, es re lindo a veces el enano, pero otras veces es insoportable, es obvio... por algo papá y yo lo queremos traer aquí —dijo ganándose una mala mirada de mi parte—. Es la verdad —levantó sus hombros.

—Hola, Emilio. Soy Amber —dije y él sonrió.

—Hola —respondió con timidez—. Podés decirme Emi.

Asentí con una sonrisa.

—¿Lo vas a registrar, entonces? —cuestioné mirando a Mateo.

—Pero claro, ¿a qué vine si no? —obvió.

Asentí rodando los ojos y le indiqué que me siguiera hasta mi escritorio, donde me senté y saqué unos papeles.

—Tenés que llenar esto —dije dándole una pluma de tinta negra—. ¿Vos vas a traerlo siempre? —pregunté y él asintió.

—Lo traigo y me voy a la nieve a disfrutar —dijo Mateo y el nene lo miró mal.

—No te preocupés, aquí la pasamos bien vos y yo —dije y él asintió sonriéndome a mí.

—Listo —dijo Mateo pasándome la hoja diligenciada.

La guardé en los registros.

—Ya te podés ir —dije levantándome con Emilio—. Vamos mi amor.

—Uh, ¿a mí no me decís mi amor? —Jugueteó Mateo caminando a nuestro lado con una sonrisa.

Yo me reí y negué con la cabeza. No entendía como podía ser tan confite.

—Sentate aquí, ya van a llegar los demás niños y vamos a pasarla muy piola —dije y él asintió contento—. Voy por unas cosas.

Tras mi aviso me di vuelta para ir por lo que necesitaba. Fui agarrando los libros infantiles y se los entregué a Mateo.

—Ayudame ahí —dije mientras buscaba las hojas para que colorearan.

—Uy sí, dale tranquila —habló con ironía pero le resté importancia—. ¿Sabés con quién hablé ayer?

Alcé ambas cejas sacando también las crayolas.

—¿Con Carolina? —pregunté y él asintió emocionado.

—Vamos a tener una cita mañana —dijo re contento.

—Genial —dije llevando las hojas a la mesa de los niños e indicándole a Mateo que dejara todo allí.

No es que me dieran celos, pero comenzaba a fastidiarme el tema.

—Va a ser aquí en la cafetería —dijo y asentí una vez más.

—Mañana me toca trabajar en la cafeterías así que creo que voy a estar presente —dije mirándolo.

—¿Nunca descansás? —interrogó y negué con la cabeza en respuesta.

—Ya están llegando los iños así que voy a ir donde ellos —dije y Mateo asintió.

Me di la vuelta para irme donde ellos pero Mateo me detuvo, sujetando mi muñeca.

Alcé una ceja y él me miró fijamente. ¿Ahora qué?

—Nos vemos en la noche —dijo y se fue.

¿Qué?








Gracias, gracias por leer❤️❤️

Se viene algo bueno?

Seguramente más tarde vuelva actualizar❤️ las amo<3

Snow ; TRUENOWhere stories live. Discover now