Adeline Weasley「Draco Malfoy」

🐍Lupin, Malfoy y Snape🐍

Los días siguientes evito a toda costa a sus hermanos, ni siquiera los miraba en los pasillos o en el comedor, pero el único que seguía insistiendo era Fred. El pelirrojo trato de hablarle por los menos tres veces de lo que iba de la semana, pero apenas lo veía acercarse se daba la vuelta. No quería tenerlo cerca porque cada vez que lo estaba ella quedaba mal, discutían o simplemente le recordaban todo lo que se había esforzado por olvidar. Las cosas eran más fáciles cuando sus hermanos pretendían que no existía.

Respecto al trio de plata se habían acercado aún más, no solo compartían su tiempo en clases o en el comedor, habían empezado acompañarse a todos lados pero sobre todo Blaise y Nott, respecto a Draco seguía siendo como siempre solo se unía a ellos cuando estudiaban, en la sala común o cuando estaban en el comedor y realmente no le molestaba estar junto con ellos, al contrario hacía que sus días en Hogwarts fueran más amenos con el sarcasmo y seriedad de Nott y la curiosa personalidad de Blaise que aún no lograba entender. Era intrigante cuando estaban los tres juntos, se desenvolvían con tanta naturalidad que pareciera que fueran hermanos, siempre discutiendo de cosas sin sentido o riendo a carcajadas.

Ahora mismo se encontraban en camino a la clase de defensa contra las artes oscuras que era sin duda la favorita de Adeline y no porque su profesor sea su padrino sino porque es su clase favorita desde que estaban en Drumstrang. Ingresaron al aula y ya están todos al perecer porque apenas entraron Remus comenzó a dar la clase.

—A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados —prosiguió el profesor Lupin—: los roperos, los huecos debajo de las camas, el armario de debajo del fregadero... En una ocasión vi a uno que se había metido en un reloj de pared. Se vino aquí ayer por la tarde, y le pregunté al director si se le podía dejar donde estaba, para utilizarlo hoy en una clase de prácticas. La primera pregunta que debemos contestar es: ¿qué es un boggart?

Hermione junto con Adeline levantaron la mano. Pero antes de que el profesor Lupin permitiera hablar alguna de las dos, Hermione ya había comenzado a hablar y eso fue molestó para Adeline. Le gustaba participar en clase, pero de preferencia cuando no era con los Gryffindor porque Granger era quien contestaba antes de que los profesores le cedieran la palabra.

—Es un ser que cambia de forma —dijo—. Puede tomar la forma de aquello que más miedo nos da.

—Yo no lo podría haber explicado mejor — admitió el profesor Lupin, y Hermione se puso radiante de felicidad— El boggart que está ahí dentro, sumido en la oscuridad, aún no ha adoptado una forma. Todavía no sabe qué es lo que más miedo le da a la persona del otro lado. Nadie sabe qué forma tiene un boggart cuando está solo, pero cuando lo dejemos salir, se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa —prosiguió el profesor Lupin, optando por no hacer caso de los balbuceos de terror de Neville— que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el boggart. ¿Sabes por qué, Adeline?

Era difícil responder a una pregunta con Hermione al lado, que no dejaba de ponerse de puntillas, con la mano levantada. Así que está ves el profesor Lupin le hizo la pregunta directamente a ella.

—Porque somos muchos y no sabe por qué forma decidirse. —dijo sin ni siquiera pensarlo tanto.

—Exacto —dijo el profesor Lupin. Y Hermione bajó la mano algo decepcionada

—Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. ¿En qué se debería convertir, en un cadáver decapitado o en una babosa carnívora? En cierta ocasión vi que un boggart cometía el error de querer asustar a dos personas a la vez y el muy imbécil se convirtió en media babosa. No daba ni gota de miedo. El hechizo para vencer a un boggart es sencillo, pero requiere fuerza mental. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tenéis que hacer es obligarle a que adopte una forma que vosotros encontréis cómica. Practicaremos el hechizo primero sin la varita. Repitan conmigo: ¡Riddíkulo!