Un mundo reinado por dioses, en donde la discordia y la codicia aparentan más fuerza que el amor y la justicia.
- Me he aburrido de aquello, los humanos son tan patéticos; viven para morir, y tratan de huir de los problemas como si pudieran escapar...
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"Quiero libertad"
- ¿Qué harás con ella? - Pregunta Kevin, el cual se encontraba expectante junto a la Diosa de la luna, estos se mantenían con las manos entrelazadas.
Por otro lado, Younghoon estaba sentado en una cama junto a Alma, quien seguía aún inconciente. El cielo estaba cubierto por el manto negro con piedras resplandecientes, sin duda era una noche muy fría, tanto así como el cuerpo de la Diosa de los muertos.
-¿No piensas responder? Yo saldré en busca de Sangyeon, tardaré algunos tres días, me espera un camino muy largo, y no estamos para arriesgar los planes - Kevin suelta la mano de la chica y empieza a hacer ademanes a medida que explicaba - Yeriseth está haciendo lo que puede, arriesgando su vida ¿Y tú protejes a ella? Es que es increíble, ¡Younghoon abre los ojos! Ella no te necesita, es prácticamente inmortal, si quieres protegerla necesitarías proteger prioritariamente a Juyeon, ¡lo cual es una pésima idea teniendo en cuenta que es nuestro enemigo!
Younghoon no culpaba a Kevin por reaccionar de tal manera, pues todos tenemos una historia, y en esta todo se simplifica a perspectiva. Kevin sentía culpa por no haber protegido el cristal, al igual que Hyunjae, es por eso que han de sentirse desesperados por encontrar una manera de recuperlas. No obstante... sabía que si mataba a Alma lo lamentaría toda su vida, y vaya que eso era una eternidad.
Younghoon se mantuvo en silencio ¿Qué podía decir para justificar? Estaba en tiempos de guerra, acá nadie podía confiar en nadie, y mucho menos en alguien que ha intentado acabar contigo más de una vez. Kevin suspira pesadamente y sale de la habitación.
- ¿Tú también piensas lo mismo? No sé que hacer, ella también tiene sus motivos, pero... no quiero que mi gente muera ¿eso es ser muy egoísta? - Pronuncia Younghoon con la mirada perdida en la Diosa de los muertos.
- Younghoon, mi Dios- Moon llama su atención, hablando de aquella manera que tanto la caracterizaba - Comprendo lo que siente, y yo no le pediré que haga algo que usted no quiera, pero debe ser precavido y tomar una medida que impida que la Diosa Alma entre en juego nuevamente, no hay que arriesgarnos. Con su permiso - La pelinegra hace una reverencia con su cabeza para luego salir de la habitación, dirigiéndose dónde Kevin.
- Estoy de acuerdo con ellos
El chico se sorprende al haber escuchado la voz de Alma, provocando que se levante de golpe por si está intenta hacer algo.
- Tranquilo, no me puedo mover.
- ¿Cómo que estás de acuerdo con ellos? - Younghoon relaja su cuerpo al ver que la fémina se encuentra indefensa.
- Debe haber algo que me deje inconciente para siempre, no puedo morir y eso me llena de ira y tristeza, no soy como ustedes, para matarme necesitan acabar con Juyeon, y no permitiré eso. Pero...
- ¿Acaso quieres morir? - Cuestiona Younghoon sentándose a su lado.
- Eso quiero - Afirma con seguridad para luego ver cómo sus ojos se cristalizan - Por favor, encuentra la manera de acabar conmigo sin hacerle daño a Juyeon.
