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Su ejército de lobos auténticos se puso alerta, gruñendo y mirando un punto fijo entre los árboles de cristal. Eso captó la atención de Kevin, quien desenvainó su espada al sentir un ruido. Relamiéndose los labios y aferrándose a su espada avanza varios pasos hasta encontrarse con un escenario repugnante: tres lobos descuartizados, sus restos se encontraban esparcidos por todo el lugar. La sangre roja resaltaba en la nieve blanca. El joven apartó la vista para pensar con claridad, engañando a su mente al ocultar a sus ojos la verdad. No podía creer lo que había pasado.

« ¿Quién pudo ser responsable de tal atrocidad?» Pensó mientras volvía su espada a la vaina.

Extendió su mano hacia la escena y congeló todo nuevamente, ocultando los tristes cadáveres dentro del hielo sin dejar rastro alguno.

Uno de sus fieles lobos continuó gruñendo, esta vez a un grupo de cristales. El pelinegro se acercó con curiosidad, poniéndose en cuclillas, su miraba se posó en un pedazo de tela verde esmeralda que se ocultaba en raíces de los árboles.

(...)


- ¡¿Pero qué dices?! - Exclama ChangMin, el Dios del viento - Pensé que no sería algo tan grave, es decir, nunca había pasado algo tan trágico. Han robado cosas importantes, pero esto no es gracioso.

Kevin lo había ido a visitar, ChangMin era el más apropiado para hacerle saber a los demás la situación en la que se encontraban.

- Por eso pido de tu ayuda, necesito que les informes a todos, en especial a HyunJae - responde Kevin con los latidos de su corazón a mil, y aumentaban más cuando veía el rostro serio de su amigo, de seguro el de los demás sería peor.

- Yo me encargo - dijo el Dios del viento levantándose de la mesa que se encontraba en su fortaleza.

Al regresar al norte se dedicó a estudiar el lugar, buscaba más pistas, o un indicio, todo esto sin éxito alguno.

Harol, Yung y Rain, esos eran los nombres de aquellos lobos. Le habían servido bien, eran obedientes y leales, sin mencionar lo juguetones que llegaban a ser con él.
Ahora ya no estaban.

- Mi Diosa ¿qué debería hacer? - musitó Kevin mirando hacia el cielo. Sentía ansiedad.

En medio de la soledad que sentía en aquel lugar, le hablaba con frecuencia a la Diosa de la luna. Esta bajaba y se sentaba a escuchar todos los sentimientos que Kevin ya no podía guardar. Lo que más solía decir es que estaba cansado de estar solo. El norte era un lugar muy grande, incluso para un Dios, y aunque permanecía solo por la seguridad de la humanidad, eso ahora no tenía caso. Había fracasado, y eso le costó tres de sus más fuertes bestias y probablemente la humanidad completa.

«Los Dioses no lloran» pensó con los ojos cristalizados.

El norte ahora era más frío, por cada lágrima que era derramada por Dios del hielo, la temperatura bajaba de dos en dos.

- Los Dioses no lloran - volvió a pensar, pero esta vez en voz alta. A este punto ya tenía en sus mejillas rastros de llanto.

- Lo hacen, lo hacen todo el tiempo, tú lo estás haciendo ahora- La diosa de la luna había bajado -pero para eso estoy aquí, para consolarte.

Kevin, quien se encontraba en cuclillas con la corona de cristal en sus manos, levantó la mirada encontrándose con los profundos ojos de su hermosa Diosa, esta última se inclinó hacia él para poder limpiar las lágrimas que se desplazaban por las mejillas del contrario.

- No llore, mi señor, el frio nubla la visión -volvió a hablar la luna, quien le dio un abrazo reconfortante - Me enteré de lo que pasó, no te sientas mal por eso, el mal nunca triunfa, eso lo sé muy bien- añadió.

La luna era una caja fuerte de secretos e historias, muchos le hablaban por las noches de experiencias amorosas, fracasos y deseos. Ella, junto a la Diosa del amor, eran las encargadas de los sentimientos afectuosos, no solo de los humanos, también de sus amigos dioses.

Kevin correspondió a su abrazo. Sus lágrimas ya se habían detenido. Así se quedaron unos minutos más.

Ante los ojos de Kevin, ella era la única mujer, y el hecho de que no frecuentaba con ni una más, lo hacía obvio, y a ella le gustaba, le fascinaba la idea de poder estar bajo la protección de aquel ser tan hermoso, le encantaba escuchar su voz mientras permanecía bajo su mirada. Pero él era muy distraído para notar aquello, no medía sus palabras, solo las decía sin estar seguro de lo que sentía en realidad.

- Me tengo que ir, mi lord, todo estará bien- anuncia la dama de ojos brillantes.

- Bajaría la luna hasta acá para que no te alejes de mi - susurra él.

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Disculpen que el capítulo sea tan corto, pero son relatos muy necesarios para la trama, y cada cap se centra en uno de los chicos.

Dudo que de momento alguien esté leyendo esto, pero hoy subiré dos cap para recompensar el breve relato.

Tanto Kevin como el Dios del fuego fueron inspirados en GOT ⚔

THE GODz   ͟͟͞͞➳ The BoyzWhere stories live. Discover now