Entre rosas de Ira y Muerte [Editando]

||My demons - Starset||

Capítulo 3

|| Presente ||

Louis

—Creo que les gustaría un triple —me reí ante aquello sabiendo que solo nos podíamos escuchar entre nosotros, los gritos, los aullidos y los abucheos entre ambos espectadores de los equipos tapaban cualquier cosa que se pudiera decir a menos de que se gritara, como lo hacía el entrenador. Por un segundo miré a las gradas donde había personas con camisetas del equipo, otras con la cara pintada y algunos niños aplaudiendo y gritando algunos nombres con tal alegría que parecía un sueño—, ¿no crees?

El sudor me bajaba por la frente hasta llegar a mis cejas, sentía los mechones de pelo pegados a mi frente y, por raro que pareciera, me gustaba aquella sensación. Eso demostraba que yo estaba dando todo de mi en este partido. Era muy gratificante, demasiado.

Me limpié un poco de este con la camiseta y volví a mirar el partido que se estaba disputando y del cual yo era partícipe. Si lo ganábamos mañana estaríamos compitiendo contra los Tigres Negros. Era un equipo bestial y de gran magnitud, eran los que lideraban las listas y nosotros éramos los terceros. Sus jugadores eran brutales y demasiado buenos, era increíble la gran trayectoria de carrera que cargaban a sus espaldas. Muy en fondo me gustaba aquel equipo, pero mi misión no era estar con ellos en un estadio, más bien había un miembro que me llamaba mucho la atención y deseaba con toda mi alma poder verlo una vez más en la cancha. Esta vez Asher Roward no se escaparía.

Me concentré en la pista y, como si solo hubiera pasado un segundo desde el inicio escuché el pitido que daba final al juego. Tragué saliva con fuerza sin creerme que el tiempo hubiera pasado tan rápido sin yo darme cuenta.

Estaba estático en mi sitio, sin poder procesar todo lo que se hallaba a mi alrededor. No entendía lo que había sucedido, fue como un lapsus de tiempo en donde yo me había quedado atrapado sin poder salir hasta que el árbitro dio por finalizado.

Mi cuerpo temblaba, mis musculosos estaban tensos.

Miré al marcador, estábamos líderes: habíamos ganado en el último momento... Giré mi rostro al sentir como alguien se subía a mi espalda y comenzaba a celebrar con un entusiasmo contagioso. Me estaba gritando algún cántico de victoria cuando otro se unió tirándonos al suelo a los dos para, al final, acabar todos unos encima de otros celebrando que habíamos llegado a las finales. Era asqueroso sentir los cuerpos de mis compañeros sudados contra mi piel, pero no era momento de quejarme.

Entro todo los gritos y felicidad miré la pantalla grande donde siempre ponían al público celebrando entusiasmo que su equipo hubiera ganado, aunque terminaran con aparecer arreglados y fingiendo que eran calmados solo para salir bien allí.

Tragué saliva al mismo tiempo que mis ojos se agrandaron al verle aparecer, en las gradas, ahí. Era él, era Asher con su pequeño lunar debajo del labio, era Asher con su sonrisa juguetona, era Asher con su pelo revuelto...