🥀 Capitulo 8.

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- Hoy veremos el sexo del bebé, Mew. ¿Quisieras un niño o una niña?

- Es lo de menos, con tal que esté sano.

- Estoy seguro de que lo está...

- Pero quisiera una niña.

Gulf recordó con una sonrisa tímida y dirigió su mirada hacia abajo. Sus ojos dorados cayeron en sus dedos entrelazados con los de Mew que enviaban cosquillas a su pechito. Se da cuenta que ahora es diferente a aquella vez que salió solo, sin compañía del alto e intimidante castaño

Las personas en la calle ya no lo miraban con desagrado, lujuria o pena, a su lado el mayor se encargaba de que no fuera así. Con su postura elegante y fuerte, sus ligeros músculos resaltando de la camisa negra que lleva puesto, su caminar decidido, y por último pero menos importante, su mirada fría y asesina. Nadie se atrevería a lanzar una mirada fuera de lugar hacia el más bajito, al menos no con ese fuerte árbol con piernas a su lado.

Sinceramente, Gulf se siente protegido a su lado, le gusta sentirse así, sentir que alguien lo cuidaría, que podrían cuidarse mutuamente. Inconscientemente apretó el contacto de sus manos, Mew no lo miró, más bien le devolvió la acción.

Cuando llegaron a la parada del autobús se sentaron en esa banca vieja de siempre, esperando. Mew observaba la pista hacia dónde, se supone, llegaría el bus, con Gulf aferrado a su brazo por el frío. El menor observó su perfil con sus ojitos curiosos y su rostro pintado de un rojo suave.

Su mandíbula marcada, el casi invisible rubor en sus mejillas gracias al invierno, su nariz graciosa pero sumamente linda, sus labios rosados, y sus pestañas ligeramente curveadas hacia arriba.

Mew era un hombre atractivo.

Muy atractivo.

Finalmente sus miradas se toparon cuando Mew volteó a verlo. Su rostro se sonrojó aún más al saber que el castaño lo había encontrado mirándolo. Mew no dijo nada y Gulf tampoco lo hizo. Nadie se movió por unos momentos, pero después, al mismo tiempo desviaron la mirada y volvieron a su antigua posición.

Estaban rodeados de personas pero sentían sólo la presencia del otro. Sólo escuchaban el corazón del otro.

El autobús dió aparición y subieron junto algunas personas más que lo esperaban como ellos. El menor tomó asiento junto a Mew y poco tiempo después de algunas paradas más llegaron a la suya. Bajaron aún con las manos entrelazadas, caminando hasta el hospital en dónde entraron y esperaron en su lugar respectivo hasta que los llamaran.

Unos minutos aburridos pasaron hasta que los llamaron y se acercaron a la señorita, entrando al consultorio del Doctor.

Pasen, pasen, tomen asiento.

Mew hizo caso mientras Gulf le regalaba una gran y radiante sonrisa al doctor detrás del escritorio de metal.

- Gulfi, ¿Cómo has estado en éste último mes?

Mew arqueó una ceja ante el apodo
hacia el menor y se cruzo de brazos.

¿De donde sacó tanta confianza?

Sabía que Gulf veía al mismo Doctor cada que sus citas para controlar su embarazo eran requeridas, pero enserio esperaba que aquel hombre respete sus límites como doctor-paciente. De ninguna forma podría aceptar ver a Gulf siendo molestado o irritado por alguna persona de malas intenciones.

Él protege a Gulf.

Él cuida de Gulf.

No es amor, Mew no cree que sea eso, siente que es un tipo de instinto por protegerlo, un sentimiento de preocupación aunque no lo muestre a conciencia o diga en voz alta, porque después de todo le tiene un cariño. Han estado conviviendo durante casi cuatro meses, era obvio que un cariño y respeto se cree entre ellos.

Porque no es amor, es respeto... ¿Verdad?

- Mew, él es el doctor Nattapol. — Gulf dirigió sus ojitos hacia el hombre y le sonrió. - Maxi, él es Mew.

Maxi.

Mew bufó con recelo y se avergonzó al instante por no poder controlar sus acciones frente al Doctor.

Un gusto, Mew - Dijo el doctor, con una suave y amable sonrisa que podría enamorar a cualquiera. - Dígame Max.

- Igualmente, es un placer. - Contesto cortante.

El doctor extendió su mano hacia el castaño, que correspondió decidido. Él siempre es un hombre educado, pero ahora simplemente estrechar sus manos con ese Maxi parece molestarlo en sobremanera.

–Usted es muy afortunado, Gulf es un chico genial.

- No digas eso... - Gulf río suavemente sintiendo sus mejillas arder.

- Es la verdad. - Le regaló una sonrisa amable al menor.

Esto enserio no es nada profesional, pensó Mew con molestia. Gulf sólo sonrió nervioso.

Maxi asintió con una sonrisa en los labios. –Procedamos con la ecografía.

El oji dorado asintió. Caminó hasta la camilla donde se recostó con cuidado y con la ayuda de Mew, quien se sentó a su lado. Minutos después todo estaba listo para la ecografía.

"Quisiera una niña..."

Escuchó la voz de Mew en su cabeza.

"Con tal que esté sano"

Gulf le extendió su pequeña mano a Mew quien sin pensarlo la tomó con cuidado. Max se acercó con los guantes y levantó la camiseta de Gulf dejando su abultado vientre descubierto. El peli castaño observó la piel descubierta y luego a su bonito rostro, dándose cuenta de lo dulce que se veía con esa pancita abultada. Es la casita del bebé que tendrían y pensar en eso lo hizo sentir algo en su pecho, algo que lo confundió.

- Esto se sentirá frío, no te muevas mucho Gulf, ¿Si? - El menor mordió su labio inferior y asintió.

El gel cayó en su piel y erizó los bellos de todo su cuerpo, apretando el agarre de Mew en su mano izquierda.

- E-esto no molesta al bebé, ¿Verdad–Pregunto Gulf tímido. - Porque está muy frío...–Mew  miró al menor que mordía su labio inferior.

Tierno, pensó alzando ligeramente una comisura de sus labios.

Max rió nasalmente, negando con la cabeza.- Descuida, no es así.

El hombre esparció la sustancia en su vientre para minutos después acercar aquel aparato al mismo lugar y moverlo de forma extraña para el de ojos dorados.

- Miren aquí, por favor. - Apuntó la pantalla en blanco y negro a un lado suyo.

Gulf dirigió sus ojos dorados hasta donde se le indicó, al igual que Mew. Su dorada mirada escaneó la pantalla donde la abstracta imagen poco a poco cobraba sentido. Sintió sus ojos lagrimear al ver con detalle la imagen que se formaba. Esas dos manchitas en la pantalla estaban provocando diferentes emociones dentro suyo.

Mew por su parte sonrió como pocas veces hace. Una sonrisa ligera y sincera, ese sentimiento de calidez en su cuerpo crecer y apretó la mano de Gulf. El menor rápidamente miró al peli-castaño con los ojos llorosos y la nariz rojita, viendo la tranquila sonrisa en sus labios haciéndole sonreír a él de la misma forma. La felicidad cruzando por sus venas y marchándose en gran parte tan rápido como llegó ante las palabras del doctor.

-Felicidades, tienen mellizas.

Se sentía tan bien. Se sentía como si fueran una familia. Pero aunque Mew estuviera sonriendo, la preocupación llenó su cuerpo de repente.

Porque no todo es perfecto y Gulf lo supo cuando vio la preocupación y molestia en los ojos del mayor, más no dijo nada.

La alegría, angustia y molestia llenaron el corazón de Mew.

Gulf sólo sonrió aún más y acarició el dorso de la mano de Mew con cariño. Se miraron y una vez más se sonrieron levemente. Gulf también sentía miedo.

Desire of Love🥀MewgulfTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon