🥀 Capitulo 5.

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Hace mucho frío. El autobús es simplemente frío. Salieron muy tarde de la casa de la mamá de Suppasit.

Gulf envuelve su vientre con la chaqueta que Mew le ofreció. No olía a nada característico, algo leve que Gulf logra relacionar con el. Y tiene sentido, pues ellos no pueden comprar alguna fragancia o colonia, y la que sus padres les regalaron hace un tiempo ya se habían acabado.

Mew está sentado a su lado, con un brazo por sus pequeños hombros, atrayéndolo hacia él para brindarle calor. Mew era atento con él. Lamentablemente Gulf adora que lo cuide de esas pequeñas formas. Un remolino en su corazón rodeado de algodones por las emociones nuevas.

Observa por la ventana, escaneando las calles alumbradas por los postes de luz con sus bonitos ojos dorados. Faltaba poco para llegar a su pequeño hogar, en un barrio humilde de edificios escasamente decentes.

- Ya vamos a llegar, Suppasit. - Gulf avisa, alejándose del ligero abrazo que sólo incluye a sus pequeños hombros.

Mew sin mirarlo asiente, levantándose del asiento siendo seguido por Gulf.

Prontamente llegan a su paradero y bajan del, ahora, vacío autobús. Aun faltan varios metros para adentrarse en las calles y llegar a su edificio. Caminan por la acera, en un silencio incómodo. Sus ojos no quieren encontrarse, y sus cuerpos no piensan en tocarse.

Gulf traga con esfuerzo viendo las calles oscuras del barrio donde vive. Entonces un brazo parece envolver sus menudos hombros y sabe que es Mew, otra vez. De repente la inseguridad desaparece, solo siente el calor de Mew otra vez en contacto con él. Giran la esquina, desde donde están puede ver su edificio sin mucho esfuerzo. Suspira aún con el brazo del hombre en sus hombros.

- Ya puedes soltarme... - Menciona apenado.

Suppasit lo suelta, pero tan pronto como lo hace entrelaza sus manos. Gulf sabía que él trataba de decirle algo con esa acción. Pero Mew es tan difícil de entender con lo poco que muestra, que no sabe que quiere decir. Avanzan unos pasos más.

- Lloraste. –Gulf no lo vio y Mew arrugó ligeramente el entrecejo. —¿Porqué lloraste? - Su tono es tan protector como siempre.

Sus bonitos ojos dorados se humedecen y su vista se hace un poco borrosa, su garganta duele y muerde su labio inferior nervioso.

"Todos se dieron cuenta" dijo en su cabeza "Debería haberme aguantado hasta llegar a casa".

Mew se da cuenta de su semblante e insiste con calma.- ¿Porqué lloraste, Gulf?

— Lloré, si. — Dijo, limpiando una triste lágrima que se escapó de la prisión que eran sus opacos luceros.– Lloré P-porque... Me sentía mal.

–¿Fue por algo que hice? - La calma en su voz sólo hizo doler más su corazón.

No.- Mintió, las lágrimas al fin alejándose.

Gulf no lloraba frente a nadie. Gulf aguanta y se guarda sus tristes pensamientos o sus melancólicos recuerdos hasta que no puede más y se encierra en el baño a llorar por horas, porque aun no sabe como lidiar con el dolor.

Su corazón rodeado de algodones no sabe cómo lidiar con ello.

- ¿Mamá te dijo algo malo? Si es así puedo hablar con ella.

- Ella no haría eso. -Respondió.–Solo me tomó desprevenido, preguntó por nosotros... y por el bebé.

Gulf sintió como Mew se tensaba ligeramente con sólo la mención de ese bebé.

- Pregunto por tu trabajo. Y no supe que decirle porque...

- Gulf... - La voz de Mew sonó a advertencia. - Ya hablamos sobre eso, ese tema ya fue discutido.

El menor bufó.- No lo hicimos.- Observó su abultadito vientre.– Solo evitaste hablar del porqué, en realidad no resolvimos nada y...

–Basta, Gulf. Ese asunto ya fue discutido, deja de atormentarte.

Gulf separó sus manos, ya no quería esa sensación fría en sus dedos entrelazados. Frío pero ardiente. No quería ese contacto tan íntimo y protector que Mew solía tener hacia su persona.

Llegaron a su edificio, abrieron la puerta y subieron por las escaleras. Pronto estaban frente a su puerta, y por alguna razón Gulf al sacar las llaves se detuvo observándolas.

"¿Los dejarías?"

"Nunca sería como mi padre, de todas formas"

-Lo escuché...

Gulf introdujo la llave en la cerradura con cuidado. Mew volteó a verlo, con una expresión de ligero asombro. Sus ojos al fin se encontraron cuando Gulf giró lo cuerpo. - Yo también extraño mi antigua vida, Suppasit. Nunca pensé que esto me fuera a pasar a mí, y que las cosas fueran tan difíciles.

No dijeron nada más, se observaron por largos segundos, sus miradas ardían aunque los sentimientos por una de las partes fuera frío.

Otra vez ese incómodo silencio. Otra vez esa molestia en su pecho.

-Pero... no me dejes, ¿sí?– Una pequeña sonrisa triste surcó sus labios. — Saldremos de esto juntos.

Suppasit quiso cerrar los ojos y no ver sus dolidos ojos dorados. Sintió un remolino de púas en su pecho, ¿Qué era eso? ¿Culpa? Tanto él como Gulf eran nuevos en esto. Un corazón duro y frío al tacto, que hizo a un lado las emociones y se sumergió en él y sus estudios. Un corazón rodeado de algodones, que nunca conoció el verdadero dolor pero cree que puede contra él.

"Quieres dejarlos, no quieres ser como tu padre... Pero haces lo mismo que él, ¿te das cuenta siquiera?"

Suppasit apartó la mirada y su expresión seria volvió a él. Empujó la puerta con miedo de volver a enfrentar esa mirada dulce y cálida, salpicada de dolor y dudas. No quiere esos remolinos en sus venas, que conducen a todo su cuerpo y su congelado corazón.

Antes de responder a esa pregunta debe de analizar que pone en juego con un Sí, nunca te dejaré o un No, lo siento pero tengo miedo.

Se adentró a la habitación. En unos segundos estaba dentro de la fría cama, dándole la espalda a la habitación. Esperó por Gulf, pero no lo oyó entrar a la habitación, cerró sus ojos y trató de dormir.

Mientras esos tiernos ojos dorados derramaban lágrimas, esas pequeñas manos tapaban su boca, evitando emitir sonido alguno. Cerraba los ojos con fuerza. Su respiración era irregular.

¿Porqué? ¿Porqué dolía tanto?

"En algún momento ese chico saldrá herido y se irá..."




Desire of Love🥀MewgulfWhere stories live. Discover now