Capítulo 59

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Recordé lo que había pasado la última vez que me metí al mar y por poco me rindo. Miré hacia atrás. La orilla estaba ya a unos metros y vi a Steve separando a Bryan y Drake.

Volví a lo que tenía que hacer y solo llegué a dar un paso cuando escuché un gritó.

-¡Maggie, no!- ya tenía al rubio a mi lado agarrándome del brazo. Tiró de él para que lo mirara- Ya sabes lo que pasó la otra vez, no hagas esto.

-¡Tu no hagas esto! ¡Sácalo!- me zafé de su agarre con un movimiento brusco- ¡Dios mio! ¡Confíe en ti!...

-Drake...- escuché a Jackson con una voz que casi temblaba, pero lo ignoré y, al parecer, él también.

-¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡Él es mi amigo!

-Drake...- otra vez.

-¡Tu amigo se la buscó!- respondió. No lo podía creer en serio.

-¡Drake!- ahora fue Patrick el que gritó.

-¡¿Qué?!- al fin respondió de la misma manera voltenádose a mirarlos.

-¡Hay un tiburón en el agua!- señaló el chico.

Todos dimos vuelta la cabeza, y si, un se veía una aleta de tiburón en el agua acercándose al bote de Miles.

Mi amigo miró con pánico e hizo todo lo posible para desatarse. No pudo.

-Mierda- murmuró Drake mirando para todos lados.

¿Eso tiene para decir? ¿La broma se le está yendo de las manos por segunda vez y solo eso hace?

Antes de que yo pudiera hacer algo, vi a Bryan metiéndose en el agua y yendo directo hacia mi amigo.

Llegó antes que el tiburón y logró desatarlo. Lo ayudó a salir y corrieron juntos hasta la orilla.

Viendo que Miles ya estaba a salvo, caminé a paso rápido hasta la costa.

Lo abracé al llegar con fuerza y él me lo devolvió algo confundido.

-¿Estás bien?- le susurré al oído.

-Si, tranquila- contestó de la misma manera con un hilo de voz. Lo sentía temblar contra mi cuerpo y su corazón acelerado, claramente aún estaba tratando de recuperarse.

Rompí el abrazo y le di una media sonrisa.

-Vamos, quédate en mi casa hoy- Bryan le dio una palmada en el hombro tras decir aquello.

Los seis empezamos a caminar en dirección a la universidad otra vez. Pero, unos metros después, volví sobre mis pasos y miré a los tres reyes de la nada.

Cada uno con la mirada perdida. Respiraban con dificultad, podía notarlo.

Me acerqué a Drake otra vez.

-Nunca más vuelvas si quiera a mirarme- le advertí con un tono lo más amenazante que pude. Sus ojos encontraron los míos, esos ojos que antes tenía pánico de mirar- Arruinaste todo- sentía las lágrimas por lo que estaba a punto de decir- Para tu información, me metí en la cama contigo sabiendo lo que había pasado. Veo, que estaba muy equivocada al creer que estabas arrepentido y fue un accidente- No, eso no, Maggie, no lo di...- Te odio.

No lo pensé. Salió. Pero era cierto, muy ciento. Odiaba a Drake Marxwell.

Y con eso me fui corriendo hasta alcanzar a mis amigos, los amigos en los que debí confiar.

-Esperen- dije ya estando en la salida de la playa. Todos se detuvieron y se dieron la vuelta para mirarme- ¿Qué... Por qué...?- no podía formular nada. Tenía el cuerpo incendiado de ira- ¡¿Cómo terminamos en esto?! ¡¿Cómo Miles terminó ahí dentro?! ¡¿Cómo YO terminé en esa casa de las Barbies agresivas?! ¡No lo entiendo!- estaba frustrada, tan frustrada y tan confundida.

Bryan suspiró y miró a Steve. Él le hizo una mirada cómplice mientras asentía.

¿Había una respuesta? ¿Por fin había una repuesta para algo?

-Si hay razones, Max- empezó- El ensayo que hicieron para entrar aquí.

-Una vez que la directora los certifica en la universidad, el ensayo se pasa de casa en casa y el jefe de casa elige si quiere aceptarlo o no- siguió Steve.

-Si lo rechaza, pasa el ensayo. Si lo acepta, se lo queda- aclaró Bryan.

-Pero, lo que puse en mi ensayo no tiene nada que ver con lo que pasa en esa casa- pensó Miles- ¿Por qué me querrían a mí?

-Los Delta Gamma buscan debilidad extrema o fortaleza y confianza extrema- le contestó él. Bryan me miró a mí- Es casi como las Kappa. Lo siento, chicos.

-¿O sea que nosotros dos somos un chiste?- sonó como una afirmación, más que como una pregunta- Nos quieren para burlarse y transformarnos en ellos si pueden.

Mis dos amigos se encogieron de hombros.

-A mi igual- soltó Wanda en un tono bajo- Tampoco tengo nada en común con mi casa- Steve la abrazó por el hombro y la atrajo hacia sí.

¿Cómo no lo vimos antes? La persona que escribió la carta no quiere ayudarnos, quiere reírse de nosotras.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora