Capítulo 21

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1:35 y Carmen estaba despierta, no me sorprendía, siempre lo estaba. Pero, en las circunstancias en las que me encontraba, me desesperaba.

-Voy a salir- intenté decir lo más tranquila posible.

-¿Qué?- preguntó sacándose los auriculares de los oídos.

-Que voy a salir- repetí.

-¿A dónde?- estaba increíblemente sorprendida por lo que le decía. Y no la culpaba. Ya, creo, que me conoce lo suficiente para entender que, uno: no rompo las reglas y, dos: que no tengo nada interesante que hacer.

-Voy a ver a Miles, el chico de mi clase de matemáticas- ni yo misma podía creer lo rápido que inventé esa excusa y lo creíble que sonó.

-Uh...- hizo ese sonido cursi mientras se levantaba de la cama- ¿Vas a ir a su habitación? ¿La cosa es seria entonces? ¿Quieres tener sexo? ¿Vas a hacer eso ahora? ¿Estás...

-Dios, no, por favor, para- la interrupí. Juraba que estaba más emocionada que lo que yo lo estaría si fuera cierto- Solo voy a hablar con él, no te adelantes a nada.

-Está bien...- contestó y fui hasta la puerta- Cuídate. Hay condones en el baño.

Me di vuelta a mirarla otra vez.

-No será necesario- aseguré- Adiós.

Salí de la habitación finalmente e intenté hacer el menor ruido posible mientras miraba que nadie me estuviera viendo.

En serio me sorprendía lo buen mentirosa que, al parecer, era. Sonó realmente como una verdad y me preguntaba si alguna vez quisiera que lo fuese.

Besar a Miles estaba bien, se sentía bien, no como creí que se sentiría, pero era lindo. Él era lindo, amable, no se burlaba de mí, no me desafiaba con una sonrisa tentadora, tenía mi edad, no estaba con cien chicas a la vez, no me provocaba con solo mirarme.

Llegué al piso de abajo y fui hasta la puerta de salida. La abrí y dejé la casa atrás.

Dudé muchísimo hacer esto. Aceptar la invitación de alguien que no tengo la menor idea de quien es, es lo primero que te enseñan tus padres que no tienes que hacer. Pero, a ver, tiene que ser alguien de la universidad, dudo que alguien quiera realmente matarme.

Y, bueno, la curiosidad era más fuerte que yo como ya lo he demostrado.

Me acerqué a la casa Delta y paré en seco, quise dar media vuelta y volver, quise correr, quise golpearme a mi misma.

-Hola- saludó al darse cuenta que estaba ahí parada.

Tarde para irte. Me di vuelta al darme cuenta que la voz venía de detrás de mi. Atractivo como siempre y un cigarrillo en los labios.

-Hola- respondí ocultando todas mis emociones.

-No creí que vinieras- dijo sacando el cigarrillo de su boca y lanzando el humo.

¿Qué? ¿Fue él?

Se acercó más a mi. Odio que se acerque.

-No después de lo de ayer- agregó. Me ofreció el cigarrillo extendiéndolo hacia mi y negué con la cabeza. Volvió a metérselo en la boca y dió una calada bastante larga antes de sacar el humo.

-Si, es intimidante que interrumpas un beso- respondí sarcástica.

-Oh... No- contestó soltando una risa- Hablo de cuando me espiabas en esos arbustos de allá mientras hablaba con mis amigos- No es cierto- Fue hace unas horas, pero sigue siendo ayer.

Me quedé callada, no sabía que decir.

-Si me vas a espiar, puedes espiarme haciendo otras cosas- otra vez esa voz grave y sexy que hacía que mi cuerpo se estremeciera. Tiró el cigarrillo al piso y lo pisó. Se acercó hasta estar a muy pocos centímetros y me miró serio- No me interesa si escuchaste o no lo que dije, porque cada palabra fue cierta. No confíes en él.

-¿Por qué tengo que confiar en ti, Drake Marxwell?- le pregunté intentando sonar segura- Solo eres alguien que cree que tiene poder sobre las personas. Pues, no lo tienes sobre mi.

-Mi mejor cualidad es la honestidad, Maggie- como me derretía cuando decía mi nombre. Prefería que me dijera "Andrómeda" para solo pensar que era una ridiculez y no ablandarme ahora- Solo he dicho una sola gran mentira y solo fue para proteger a alguien- agregó- Haz lo que quieras, de todas formas- se alejó un poco y sonrió- ¿Qué haces rompiendo las reglas, chica mala? Es hora de estar adentro.

La cantidad de verbos que pasaron por mi cabeza al escuchar "chica mala" fueron suficientes para mandarme al infierno.

-No saberlo todo te fastidia, ¿no es así?- dije mientras volvía caminando hasta mi casa.

No contestó o, al menos, no lo escuché. Pero no iba a ir a Kappa.

Tenía a alguien que encontrar.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerWhere stories live. Discover now