Capítulo 33

14 2 0
                                    

La última clase del viernes había terminado. Estaba agotada. La verdad, no he estado durmiendo bien y ¿quién puede culparme? Siento que vivo cuatro vidas al mismo tiempo, no sabia cuanto tiempo resistiría.

Carmen tarareaba una canción a mi lado cantándola bajito. Pero la escuchaba, la he estado escuchando desde hacía tres días, otra de las razones por las que no puedo dormir. Ella iba a presentarse en la Fogata del Mar al otro día y estaba ensayando cada vez que no hablaba.

Me sorprendí a mi misma al no dudar de ir. Quería ir. La playa es divertida y siento que puedo estar con mis amigos y distraerme de todo lo que me carcome noche y día.

-Voy a la habitación de Félix de mi clase de expresión corporal el chico que fue a la nuestra el otro día- soltó mi amiga ya afuera del edificio principal pintándose los labios de rosa.

-Está bien- contesté- Te veo después.

Asintió y se alejó de mí para dirigirse a la casa del chico.

Yo fui hasta la mía sola, sumiéndome en mi misma sobre todo lo que sucedía.

Escuché mi celular sonar en mi bolsillo del pantalón y lo agarré respondiendo.

-Hola, mamá.

-Hola, Maggie- la imaginé sonriendo, pensando que todo estaba más que perfecto- ¿Cómo estás?

-Bien- contesté- ¿Tu y papá?

-Te extrañamos mucho, pero bien- dijo y suspiré- Estoy rezando por ti todos los días.

-Gracias- nunca sabía que responder ante eso.

Llegué a mi casa abriendo la puerta y me metí en el ascensor apretando mi piso.

-Nunca me cuentas de tus amigas- soltó.

"Amigas", por supuesto. El masculino no existe, porque, obviamente, la amistad entre el hombre y la mujer es imposible.

El ascensor se abrió y empecé a caminar hacia mi habitación.

-Mi compañera de cuarto y yo nos hicimos muy amigas- dije- Estudia artes.

Puse la llave en la cerradura y esta no giró, lo que significaba que estaba abierta. Me quedé ahí parada confundida sabiendo y recordando perfectamente que esa mañana yo fui la última que salió y que cerré todo.

No todo es un plan maléfico de Shelby. Nadie va a venir a robarte algo justamente a ti. Nadie tiene una copia de esta llave, excepto por la directora supongo. Seguramente, Carmen vino en algún momento y olvidó cerrar con llave.

Abrí la puerta un poco más tranquila teniendo todo eso en mente.

Que equivocada que estaba.

Oía que mi mamá hablaba, decía algo, pero no podía interpretar bien las palabras, solo parecían un zumbido o un lejano susurro.

Nada en mi cuerpo respondía. Bueno, algo si, pero no voy a entrar en detalle sobre esa parte.

Drake sacó mi libro de su vista y me miró de arriba abajo, así, muy tranquilo acostado en mi cama.

-¡¿Maggie?!- logré escuchar ese grito del otro lado del teléfono y casi me sobresalté.

-Te... Te... llamo después- me costaba formular las palabras, pero logré hacerlo, saqué mi celular del bolsillo. Toqué la pantalla para colgar con bastante impotencia y tiré el teléfono y la mochila sobre el escritorio.

Drake se incorporó y se sentó en la cama cruzándose de piernas y sin dejar el libro.

Cerré la puerta sin dejar de mirarlo con un portazo y suspiré.

Sentí su aroma impregnado en la habitación y supe que mi cama también lo tendría y que ese no se iría por bastante tiempo. Dios, no.

-¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Cómo entraste?!- exclamé molesta.

¡Dios! Estaba en mi habitación, en mi espacio, en... mi cama, en MI MUNDO.

-Quería hablarte de algo- respondió tranquilo- Y...- sacó de un bolsillo de su pantalón una llave- ser el hijo del dueño tiene estos privilegios. El único, de hecho.

-¿O sea que viniste hasta aquí para hablarme, irrumpiste en mi habitación y ahora pretendes que te escuche?- pregunté increíblemente incómoda, enojada y confundida.

-Toqué y no había nadie- se encogió de hombros- Entré para no esperar afuera.

-¡No importa!- girté- No puedes entrar sin el permiso de Carmen o mío- aseguré.

Se quedó callado unos segundos, dejó el libro en su lugar y se paró de la cama.

-Le pones mucho peso a ese cartel, ¿no?- señaló el "Maggie's World" en la pared mientras se acercaba a mi.

-Es algo que estaba en mi habitación.

-No estás respondiendo la pregunta- dijo sonriendo. Esa sonrisa victoriosa que, al parecer, nunca desaparecía.

-No, es algo que estaba en mi habitación- repetí- Drake...- empecé- Creí haber sido clara el otro día.

-Y yo creo que no me diste tiempo a decirte si estaba o no de acuerdo.

-¿No era que yo te aterraba?

-Los miedo hay que enfrentarlos- acercó su cuerpo lo más posible al mío. Los juntó, de hecho. Me agarró de la nuca con una mano y mordió mi labio inferior- Estoy dispuesto, Maggie- susurró casi dentro de mi boca.

Ante todo esto yo solo estaba estática y con un cosquilleo demasiado intenso como para ponerle un adjetivo en todo mi cuerpo.

Abrí más mis labios para besarlo. Mi cuerpo me lo pedía a gritos.

Pero él se alejó de mí un poco y sentí que todo se aflojaba.

-Espero verte mañana- dijo- En serio, espero verte mañana- volvió a mirarme de arriba abajo dándome a entender que era lo que quería ver y con su tono sexy que tampoco se iba.

Salió de mi habitación y, como siempre, sentí que podía respirar.

Fui a mi escritorio para ordenar las cosas que había tirado, cuando ví, que la llamada con mi mamá, jamás se cortó.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerWhere stories live. Discover now